Boualem Sansal, ayer en Barcelona
Boualem Sansal, ayer en Barcelona - INÉS BAUCELLS

Boualem Sansal: «Los intelectuales políticamente correctos hacen el juego al islamismo»

El escritor argelino equipara el islam a la distopía orwelliana en «2084. El fin del mundo»

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La pesadilla estalinista que George Orwell fabuló en «1984» le sirve a Boualem Sansal para describir en «2084. El fin del mundo» la infiltración islamista en las sociedades del siglo XXI. Represaliado en su Argelia natal cuando fue despedido de su puesto de funcionario por sus críticas al gobierno, Sansal ha denunciado la lacra islamofascista en novelas como «La aldea del alemán» (2008) y «Rue Darwin» (2011).

«2084. El fin del mundo» (Seix Barral) transcurre en Abistán un régimen teocrático en el que no se tolera el librepensamiento con una población dopada por el totalitarismo. Solo en el gueto de los renegados, el protagonista podrá escuchar un mensaje alternativo al dogma religioso.

La novela ha visto la luz en una Europa atemorizada por el terrorismo yihadista y la ofensiva de Daesh.

En el siglo XX, apunta Sansal, «el mundo musulmán volvió a reintroducirse en Europa a través de la emigración y luego llegaron los imanes para reislamizar a esa emigración». En esa islamización subterránea que comenzó en los países árabes y que ahora prosigue en Occidente, el miedo se ha impuesto en la opinión pública: «En la ciudad universitaria donde vivo hemos pasado de tener una pequeña mezquita que se caía de vieja a quince mezquitas bien equipadas que no dan abasto para atender a los fieles», añade.

El escritor recuerda que a la presentación del libro en París asistió medio millar de personas: «Una cifra considerable… pero al final nadie levantó la mano para preguntar porque el acto se retransmitía en internet… Mi intención con esta novela es contribuir a liberar la palabra». Además de la amenaza del enemigo invisible, luchar contra el islamismo es muy pesado, reconoce Sansal: «Existen más de ciento cincuenta asociaciones islámicas que te pueden demandar por cualquier cosa o acusarte de racismo. Los intelectuales políticamente correctos les hacen el juego».

El islamismo «moderado» que participa en el juego democrático no es más que una estrategia más en la conquista de una sociedad occidental que ya no cree en sí misma: «Daesh perderá en el campo de batalla pero ya domina las mentes de millones de personas. Es ahí donde los valores de la Ilustración han fracasado».

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