Stephen King vuelve con su novela «Revival» y más galones

Existe un largo debate sobre la calidad de la literatura fantástica y de terror, debate que no debería tener lugar en una sociedad en la que un cuadro en blanco se considera arte y luce colgado en las paredes del MoMA de Nueva York. Si un lienzo que muestra la superposición de todos los colores es arte, la narrativa de King se merece un puesto de honor dentro de la literatura solo por haber conseguido que un elemento que se supone amable, inocente, divertido e infantil genere un automático rechazo teñido de pavor en todos aquellos que disfrutamos con la lectura de una novela como «It».

Más de cincuenta novelas

Por suerte, la Administración Obama no opina así, ya que Stephen King recibió este jueves la Medalla Nacional de las Artes

de manos del presidente estadounidense, un reconocimiento muy merecido al autor, quien con más de cincuenta novelas en su haber, puede ser considerado uno de los creadores más prolíficos del siglo XX y principios del XXI. Sin mencionar las escritas bajo el pseudónimo de Richard Bachman, entre ellas la genial «La larga marcha».

King ha publicado muchas obras; algunas, muchas, infumables; otras, bastantes, impecables. Estas últimas rezuman una prosa directa, descriptiva e impactante, arañando la capa de inocencia de esos inquietantes miedos que todos portamos desde nuestra infancia; disfrazando la cotidianidad de una tienda de pueblo en una inquietante narración en la que el elemento diabólico es mucho menos desasosegante que la miserable humanidad de los habitantes del aparentemente bucólico municipio en el que se desarrolla la acción; haciendo que miremos con respeto y aprensión a la apacible y cariñosa mascota que se tiende cada día a nuestros pies; convirtiendo en monstruosos asesinos a nuestros vecinos, amigos, amantes e hijos.

La bestia

Abriéndonos los ojos y poniendo de relieve que la verdadera bestia a temer es la que portamos todos y cada uno de nosotros en nuestro interior y que no necesita más que un pequeño empujón para tomar el control de nuestras acciones.

Esta semana se publica en España la última novela de Stephen King, «Revival», en la que de nuevo nos sitúa en un pequeño pueblecito de Nueva Inglaterra. La historia comienza en 1962 cuando el niño Jamie Morton conoce al nuevo pastor metodista local Charles Jacob, con quien establece un estrecho vínculo basado en la fascinación que ambos sienten por algo tan prosaico como la experimentación con la electricidad. Los dos personajes se reencontrarán años después, Jaime convertido en un talentoso guitarrista con adicción a la heroína que se dedica a tocar en bares de mala muerte; y Charles Jacob, siendo el protagonista de un espectáculo de sanaciones milagrosas basado en sus truquitos eléctricos.

Esperaba que esta nueva novela de Stephen King supusiese alguna forma de regreso a sus orígenes, un retorno al King de «El misterio de Salem´s Lot», «El resplandor», «It» o «Cementerio de animales». Toca esperar a su próxima obra, lo cual no quiere decir en absoluto que «Revival» sea una mala historia. El peor King posible –no es el caso– siempre es un disfrute de lectura, porque si algo ha logrado el autor de Maine es tener una voz inconfundible, merecedora de atención y de estudio. Su inefable estudio de caracteres y su cocción a fuego lento del american way of life está en su apogeo, aunque no golpee tan fuerte como en otras ocasiones lo hace de manera sutil, necesaria.