Entrada de Venir a Cuento
Entrada de Venir a Cuento - Maya Balanya
Libros

Venir a cuento, libros tentadores

En la serie que ABC Cultural dedica a las librerías, le toca ahora el turno a Venir a cuento, especializada en literatura infantil y juvenil y libros ilustrados, para pequeños y mayores, de la que es responsable Enrique García Ballesteros

Madrid Actualizado: Guardar
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En la puerta de Venir a cuento hay un cartel que reza: «Cuidado con los libros, son muy tentadores». Y, sin duda, lo son todos los que alberga esta pequeña pero acogedora y coqueta librería, ubicada en el número 29 de la calle Embajadores de Madrid, con la que ABC Cultural, tras ocuparse de La Fugitiva y Rafael Alberti, continúa la serie consagrada a estos lugares únicos, privilegiados, auténticas islas de los tesoros, donde, frente a las prisas y el ajetreo, reina la calma y se enseñorea la imaginación. Y quizás en ninguna mejor que en Venir a cuento, presidida por un sugerente y gran mural que recrea el comienzo de «Alicia en el país de las maravillas».

Si la niña creada por Lewis Carroll se introduce en el árbol, sigue al Conejo Blanco y descubre un mundo repleto de fantasía, nosotros podemos sumergirnos en él a través de la amplia oferta de esta librería, especializada en libros ilustrados. Sobre todo de literatura infantil y juvenil, pero también para adultos, con su apuesta por la novela gráfica, un género en alza que tiene cada vez más seguidores.

Esta librería se asienta en el espacio que hace tiempo llenaba el Cine San Cayetano -hoy se siguen celebrando las fiestas de San Cayetano, que, junto a las de San Lorenzo y la Paloma, forman la tríada de los festejos más populares y castizos de Madrid-, y ha contribuido a cambiar la fisonomía del barrio de Lavapiés. Una zona muy presente en nuestra literatura, de la que dieron amable cuenta autores como Mesonero Romanos, Pedro de Répide, o Don Ramón de la Cruz y, después, menos risueña y más dura, Benito Pérez Galdós, Pío Baroja y Arturo Barea. Curiosamente, de ser cuna de la «manolería» -con ese tipo de los «manolos», que inmortalizó en sus sainetes Don Ramón de la Cruz-, ha pasado a convertirse en el barrio multicultural por excelencia de la capital de España, con una numerosa población de inmigrantes de diversos países. Situación que, por ejemplo, abordan escritores como Lorenzo Silva, David Torres, Benjamín Prado, Pilar Adón, o Paula Izquierdo, entre otros, en la colección de microrrelatos « Lavapiés. Literatura Mestizaje» (Opera Prima/ Edición personal).

En plena crisis

Muchos en Lavapiés, como Enrique García Ballesteros, responsable de Venir a cuento, intentan que se vea como un núcleo de difusión y agitación cultural. En este sentido, recientemente se han puesto en marcha iniciativas como « Lavapiés. Barrio de Teatros», impulsada por Juan Diego Botto, Alberto San Juan y José Sanchis Sinisterra, a quien acaba de concedérsele, en reconocimiento a su labor, el I Premio Red de Teatros de Lavapiés. No obstante, a juicio de García Ballesteros, todavía hay que seguir trabajando con ahínco para que se contemple de esa forma: «Vivo en el barrio desde hace más de diez años y me gusta mucho. En el momento en el que me planteé montar una librería, decidí hacerlo aquí. Ya había otras librerías, y me parece bien que, un poco con la mentalidad de los chinos, se concentren en un área los comercios de lo mismo. Algunas han cerrado, o, tras concebirse como librería-café, se han convertido solo en lo segundo, aunque se han abierto otras, hay bastante movimiento en este aspecto. Lo ideal sería que se viera Lavapiés como el barrio de las librerías, y en general como ámbito de cultura, pero esto aún no sucede, no se contempla con sensación de unidad, pese a la proliferación de teatros, galerías de arte, librerías, colectivos que ofrecen talleres y actividades culturales… El barrio es muy conocido y aparece incluso en las guías turísticas, pero se considera más para salir de marcha, que como eje de vida cultural».

Enrique García Ballesteros, responsable de la librería
Enrique García Ballesteros, responsable de la librería - Maya Balanya

Pero ¿no será un poco romántico García Ballesteros? Si no fuera así, resulta difícil entender que, pese a que, como revela, la librería no genera beneficios -«Tienes que asumir que habrá pérdidas», indica-, ha comenzado otra aventura, bromeamos, «ruinosa»: poner en pie una editorial. Una editorial que precisamente este mes, el día 19, saca a la calle su primer título: « Las hogueras», de Concha Alós, novela ganadora en 1964 del Premio Planeta y hoy prácticamente imposible de adquirir. El segundo, que ya tienen en cartera, será «Hagiografía de Narcisa la bella», de la escritora cubana Mireya Robles.

«Noelia Adánez, mi socia, y yo -afirma García Ballesteros- hemos hecho cuentas y es seguro que no ganaremos nada, incluso aunque milagrosamente vendiéramos todos los libros que editásemos. Pero nos apetecía mucho la idea de lanzar una editorial que recupere libros escritos por mujeres que por razones inexplicables no se han editado en España, o nunca se han reeditado, pese a tener gran interés y una indudable calidad literaria. Posiblemente si los hubieran escrito hombres no habría pasado lo mismo. En el caso de Concha Alós es incomprensible que hoy no tenga ningún libro vivo en el mercado, y que su figura no se estudie. Hace poco se presentó en Francia una tesis sobre ella, pero en nuestro país prácticamente no hay nada. Y respecto a Mireya Robles, que tiene 90 años, aparece en la mayoría de las historias de la literatura hispanoamericana como una autora esencial. Los libros los distribuirá Librerantes, y el nombre de la editorial es Recalcitrantes».

Señala Enrique García Ballesteros, también articulista y escritor -ha publicado el libro de relatos «Vidas mías» (Lupercalia)- que «no se valora el trabajo relacionado con la cultura, apenas ni siquiera se respeta». Quizá por eso ha denominado a su editorial «Recalcitrantes». Toda una declaración de principios.

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