LIBROS

«Siete pasos más tarde», Menchu Gutiérrez mide el tiempo

Pese a que su formato es el de una narración, este trabajo de Menchu Gutiérrez divaga -en el mejor sentido de la palabra- entre la poesía y el ensayo. Entraña una delicada lectura

La escritora Menchu Gutiérrez
José María Pozuelo Yvancos

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Hay un lugar de la escritura que necesita ir más allá de los géneros literarios . Este es un libro de poesía, pero esta escrito en prosa, es una narración en la que ocurren muchas y pocas cosas al mismo tiempo, es filosofía pero la racionalidad está evadida tantas veces como convocada, es crítica literaria porque se anudan comentarios a otros escritores de muchas lenguas y literaturas, pero huye de las convenciones críticas. Lo dicho hasta ahora es una manera de formular que es un libro que satisfará a los lectores de muy distintas maneras . Eso sí, precisa lectores pacientes en los que no haya afán de consumir sucesos y sepan apreciar el silencio necesario para oír a una de las voces más interesantes de la literatura española.

Cultura digital

La obra comienza con el sonido de las campanas que fue durante mucho tiempo en pueblos una forma de saber del tiempo. Ahora que vivimos una época en que los sonidos del tiempo pueden hurtarse (los móviles en los que la gente mira la hora no marcan ya el tic tac de los relojes, que la cultura digital ha silenciado) quedan, en cambio, los colores del otoño o la primavera, las nieves y los ríos, la luna y sus sombras, los eclipses y mil medios distintos en los que anida el sentido del tiempo. Este de Menchu Gutiérrez es un libro que gira en torno a este tema: la manera como las culturas, civilizaciones, lenguajes, religiones, poetas, filósofos, han ido midiendo el tiempo.

Precisa de lectores pacientes, en los que no haya afán de consumir sucesos

Dos elementos llaman la atención: su universalidad , que abraza Oriente y Occidente, cultura clásica y contemporánea, y también la gran cantidad de símbolos, objetos, palabras, asociaciones que pautan la idea de intervalo, de pulso, de secuencias. Va desde lo astronómico que vieron igual los mayas que los japoneses, hasta los detalles menos esperables que los distintos escritores han ido añadiendo a la sinfonía. Después de todo, el verso es una repetición que implica temporalidad, igual que ritmo. Esa condición de los poetas y filósofos (que muchas veces se unen, por ser ambas cosas) la recorre Menchu Gutiérrez igual en Arnaut Daniel, poeta provenzal, que en la poeta rusa Marina Tsvietáieva . Paul Celan convive con Liu Xe, Myriam Moscona con Lucrecio, Pessoa, el Corán o Emily Dickinson. En el texto se van recogiendo citas reflexivas, versos , o bien pequeños cuentos tengan o no forma de mito. Pese a que la bibliografía de fuentes ocupa seis páginas (en lo que habría que corregir la traducción de Proust ) y la gran variedad de nombres poco conocidos para casi todos, no es culturalista , no gravita en el texto un afán de despliegue de lecturas, sino que las citas se traen ordenadas según la secuencia que la estructura elegida ha pedido.

Osiris

El libro ha sectorializado su suceder por la vía de los diferentes sentidos (sonidos del tiempo, colores) animales (el gallo, el grillo), signos icónicos (las fechas inscritas en las piedras, diferentes formatos que las culturas han dado a los calendarios), o bien cuentos y mitos que han venido saludando las fechas clave de los solsticios. Percibes que un mito egipcio, como el enamoramiento de Nut de su hermano gemelo Geb, nació para explicar los cinco días epagómenos (que sobran de los trescientos sesenta) y que coinciden con el día de nacimiento de las deidades Osiris, Orus Set, Isis y Neftis. Pero ves que ese mismo problema astronómico de medición del tiempo ha dado en el calendario azteca con el bosque de las horas llamado Nemonteni.

Conforme avanza el libro el lector percibe que todo parece tener una íntima unidad . Necesita tan solo a alguien que la sepa mirar y la haya sabido leer en tantos otros poetas, narradores y filósofos que miraron antes. Considero que esta obra debe leerse con tiempo, sin prisas, y volver sobre sus pasos para releerse, porque resulta un regalo al pensamiento y los sentidos .

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