LIBROS

Un poco de luz sobre Leonardo Polo

Se publica la serie A de las «Obras completas» del filósofo madrileño. Alabado por muchos, pero también oscurecido por ser del Opus y por el carácter sectario de algunos de sus seguidores

Leonardo Polo (Madrid, 1926-Pamplona, 2013)

JOSÉ F. SERRANO OCEJA

No fueron una, ni dos, sino varias veces las que el filósofo Eugenio Trías se refirió al «único maestro que he tenido», a su maestro Leonardo Polo (1926-2013), catedrático de filosofía, primero, de la Universidad de Granada y después de la Universidad de Navarra, desde 1954 hasta 1997. En sus memorias, tituladas «El árbol de la vida», Trías deja muy claras las reglas del juego del contexto en el que Polo elaboró su sistema de pensamiento, difícilmente encasillable por lo que desprende de sensibilidad para la ontología y la teoría del conocimiento, para el lenguaje y el sentido. Escribió Trías que «con todas sus deficiencias, sobre todo en la escritura, es y ha sido un filósofo que sobresale con generosidad del clima general de aplanada mediocridad del gremio filosófico español, tanto de derechas como de izquierdas. Pero que en parte por ser del Opus Dei (un bocado muy duro de tragar para muchos), en parte por la congénita oscuridad de su escritura y en parte por el carácter puramente sectario de sus propios seguidores, no ha sido reconocido como tal».

Estamos, por tanto, ante una de las mayores empresas de pensamiento en la mitad del siglo XX hispano que provocó en sus alumnos, y en sus lectores, un deslumbramiento y una apertura singular de horizontes . Los planteamientos y hallazgos filosóficos de Leonardo Polo, desde la metafísica a la teoría del conocimiento, pasando por la historia de la Filosofía -sus presupuestos de antropología trascendental, la concepción de la persona y de sus manifestaciones culturales-, son elementos claves para comprender mejor el sentido y el alcance de la existencia humana. Mucho se podría escribir de la vida de Leonardo Polo que confirme el difícil ejercicio de encuadrarle en escuela alguna.

Escribió Eugenio Trías que Polo sobresalió en la mediocridad del gremio filosófico español

Acaba de concluirse la edición de la denominada serie A de las «Obras completas» de Leonardo Polo, empresa editorial de la Universidad de Navarra . Una serie compuesta de 27 volúmenes en lo que se recogen 45 libros y algunos otros escritos. Está en proceso una serie B, que ofrecerá textos inéditos conservados en el Archivo General de la Universidad de Navarra, junto con las transcripciones de algunas conferencias y charlas.

Dios y la Historia

Tres libros de Polo, «El hombre en la historia», «Ayudar a crecer» y «Antropología de la acción directiva» dan forma a este ejemplar. Un primer compás de fundamentación y dos más de aplicaciones prácticas, una en el ámbito de la educación y otra en el de la empresa. Los primeros textos que aparecen en «El hombre en la historia» forman parte de la columna vertebral desde la que Polo comienza su obra: su «Memoria de cátedra» y la «Antropología trascendental» de 1972. Partimos del meollo del pensamiento poliano en diálogo con Platón, Aristóteles, Tomás de Aquino, Hegel, Heidegger, Jaspers y Hans Blumenberg . De ahí que nos sorprenda que se aborde, en primer lugar, el estatuto epistemológico de la Historia para después plantearse las relaciones entre Historia y libertad, Historia y ética, y persona e Historia. Para concluir con un capítulo dedicado a Dios y la Historia, providencia y encarnación. Entenderá el lector ahora porque una filosofía que sigue teniendo como interlocutora a Dios y a la teología sigue poniendo nerviosos a no pocos.

El segundo de los trabajos publicados en este volumen «Ayudar a crecer: cuestiones de filosofía de la educación» procede del Programa de Maestría en Ciencias de la Educación impartido en la Universidad de Piura. Una propuesta que no plantea hacer esto o aquello en educación, sino pararse a pensar la educación desde el sentido de la educación, ayudar a crecer. Frente a la causa principal del malestar educativo actual, el tedio, el profesor Polo sugiere dos proyectos, educar en la verdad y tratar de hacer amigos. Decía Ortega que los vientos que soplan en la sociedad son los que mueven la escuela. La tarea de la educación es la de la necesidad que entusiasma. En este sentido, hay que destacar de este libro las páginas dedicadas a las razones por las que el hombre es susceptible de educación y a la diferencia entre enseñanza y formación.

Liderazgo

Y, por último, «Antropología de la acción directiva» nos coloca en la escena del filósofo impartiendo lecciones de responsabilidad ética y social a los empresarios a partir de la concepción sistémica del ser humano, su carácter abierto y sumativo, la influencia de la técnica y la realidad del lenguaje como vínculo de comunicación y diálogo. Prima en este tratado el carácter creativo e inventivo de la persona como solucionador de problemas. Un modelo que le permite trazar un perfil de gestión directiva y de virtudes que adornan el liderazgo.

Al fin y al cabo, este volumen resulta una razón añadida que confirma que, en el ámbito de la educación y en el de la dirección empresarial, «la verdad no admite sustituto válido».

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