Obra sin título creada por Espaliú en 1989
Obra sin título creada por Espaliú en 1989
ARTE

Pepe Espaliú sigue trabajando

El 1 de diciembre se celebra el día mundial del sida. El IVAM ha elegido esta fecha para inaugurar su retrospectiva sobre Pepe Espaliú. El cordobés, fallecido prematuramente por la enfermedad, fue mucho más que el autor de «Carrying»

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El 25 de abril de 1974, justo un año después de la Revolución de los Claveles en Portugal y con Franco todavía vivito y coceando en España, Pepe Espaliú (Córdoba, 1955-1993) se echaba a las calles de Barcelona con 19 años para acompañar a la artista Montse Cosidó en su acción urbana « Les mains sales». Acarreaban un gran cesto de claveles rojos que iban ofreciendo a la gente. Algunos no se atrevían a cogerlos, otros se los llevaban puño en alto, orgullosos o escondidos bajo el abrigo. Se oyeron aplausos e insultos, y quedan las fotos de muchas flores pisoteadas por las aceras.

Dieciocho años después y meses antes de su muerte, Espaliú volvía a echarse a la calle en San Sebastián para otra acción urbana (y escultura humana).

Pero en su « Carrying» no la pisaba: la recorría en volandas y descalzo, acarreado ahora él mismo y sostenido por parejas de voluntarios y amigos. Se relevaban para mantenerlo en alto, hacer visible su condición de enfermo de sida y plantar firmemente en la acera pública lo que había sido invisible y escondido en el mejor de los casos; insultado y pisoteado, en el peor.

El poder de los medios

Repitió la acción meses después en Madrid, pero eso ya lo sabe todo el mundo: había cámaras de todas las televisiones y aceras llenas a su paso, y actores famosos, y políticos, y hasta toda una primera dama entre los que se remangaron para llevarlo a la sillita de la reina en un recorrido que unía elocuentemente el Congreso, el Ministerio de Sanidad y el Reina Sofía. También cerraba el círculo iniciado en Barcelona al suturar mediante el arte lo personal y lo político, lo público y lo íntimo.

Precisamente esta antológica se arma a partir del círculo como figura y símbolo recurrente de la obra de Espaliú, y muestra su trabajo más volcado hacia la experiencia íntima que precede y sucede a la política. La acción de Madrid sacó a la calle y exigió firmeza con un problema político de salud pública que se estaba tratando como una maldición bíblica, y en eso tuvo tanto éxito que 25 años después corre el riesgo de reducir la compleja figura de Espaliú a esa obra y amarrarlo a ese contexto histórico hasta convertirlo en algo deprimente: un artista «de época».

Pero su trabajo fue mucho más fecundo, mucho más personal y universal a un tiempo, y sus intuiciones merecen revisarse una y otra vez en cada generación. Espaliú no cumplió los 40 y produjo relativamente poco: pero las lecturas y perspectivas posibles son casi infinitas, y esa es la piedra de toque de los clásicos contemporáneos.

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