ENTREVISTA

Pedro García Cuartango: «No merecería la pena vivir si no pudiera seguir leyendo»

El ex director de «El Mundo» se estrenó hace poco como colaborador de ABC con un homenaje a Julio Camba. El próximo sábado empieza a escribir en ABC Cultural sobre sus libros

Pedro García Cuartango, en la biblioteca de su casa MATÍAS NIETO
Alfonso Armada

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Como un «lobo entre lobos», así se define Pedro García Cuartango, que podría pasar por un personaje de Baroja. Rodeado de libros en el quinto piso soleado (donde vive con su mujer y sus cuatro hijas) orientado al mediodía en un barrio aseado de Madrid, con el sol del otoño dorando los toldos, las hojas de los árboles, sus barbas y los lomos de los libros de una biblioteca que se quiere desbordar en la que dominan la historia, la filosofía y la novela, con un ramal volcado en la negra. Habla con voz suave y maneras de gran conversador, aunque advierte de su mal genio, sobre todo cuando pretenden llevarle donde no quiere. Hablamos en su reino, donde escribe, y lee en una chaise longue roja de psiquiatra de sí mismo. Nacido en Miranda de Ebro, Burgos, en 1955, se confiesa «lector compulsivo» y «periodista», que deberían ser sinó- nimos. Para él, «leer es vivir otras vidas». En la luminosa biblioteca, un monumento: su Hispano Olivetti Studio 46, que heredó de su padre. Tras ser destituido como director de El Mundo, y una etapa en secano, acaba de ser incorporado al elenco de colaboradores de ABC. Se estrenó celebrando a Julio Camba. En su mesilla de noche, dos guías: Spinoza y Pessoa.

He visto sobre su escritorio varios libros de Isaac Bashevis Singer...

Es un escritor que me apasiona. He vuelto a leer sus memorias, Amor y exilio, que me parecen maravillosas. Él narra muy bien el mundo del judaísmo en Polonia, en la aldea donde nació y luego en Varsovia, a principios del siglo XX, y cuando lo leo, a pesar de las grandes diferencias culturales e históricas que hay, me identifico con él, sobre todo en lo que es la búsqueda del sentido de la vida y el intento de encontrar una racionalidad al mundo. Creo que ha sido injustamente olvidado. Me parece uno de los cuatro o cinco grandes escritores europeos del siglo XX.

Tiene una relación enfermiza con los libros (iba a decir que «entre comillas», pero creo que no hacen falta las comillas) desde muy joven. ¿Qué ocurrió para que los libros se convirtieran en parte sustancial de su vida?

Tengo una relación enfermiza con los libros. Siempre he leído, desde que aprendí a leer.

Pero en su casa había libros.

Sí, mi padre era abogado y tenía libros. Tenía una buena biblioteca, y eso es esencial. La gente que hemos leído es porque teníamos libros en casa. Pero yo siempre he sido un lector voraz. Y cuando era un adolescente, me dijo: «Hijo, te vas a volver loco leyendo a Tolstói y a Dostoyevski». La literatura rusa, que siempre me ha fascinado. Yo he leído siempre de manera compulsiva porque para mí leer es sobre todo un placer, y todo lo demás me parece secundario.

¿No se imagina la vida sin libros?

No. Se lo digo a mis amigos. Siempre me dicen que estoy demasiado volcado en mis libros, aislado en mi casa. Pero no concibo la vida sin leer. No merecería la pena seguir viviendo si no pudiera seguir leyendo.

¿Y esto desembocó naturalmente en el periodismo?

Sí. Veo que ahora la juventud, mis hijas, no saben lo que van a estudiar. La mía fue una vocación prematura. A los 12 años ya quería ser periodista, estaba fascinado por los periódicos.

¿Y si volviera a nacer sería periodista?

Cuando dirigía El Mundo se sorprendían de que no librara, de que pasaba sábados y domingos en el diario. Debes tener un estrés tremendo, me decían. No, el estrés lo tengo cuando no estoy en la redacción. Yo nunca he tenido estrés. Iba a trabajar con un sentido de disfrute, de gozo.

Es de los que casi pagarían por hacer lo que hacen.

Pagaría, pagaría.

No se puede decir.

Es inconveniente, pero pagaría por escribir en ABC.

¿Por qué lo destituyeron como director de «El Mundo»?

No lo sé. Había importantes desacuerdos con la empresa. Siempre he sido un periodista independiente y he considerado que como director tenía que tomar las decisiones. Yo jamás abdiqué de mis principios.

¿Practicaba la funesta manía de pensar?

Sí. Esto está muy ligado a la lectura. Yo siempre he hecho un gran esfuerzo por entender e interpretar la realidad, ver las cosas con otra mirada. Es la esencia del periodismo.

¿Quién es Pedro García Cuartango?

No lo sé. Una persona que siempre ha buscado el sentido de la vida.

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