Obras de Miquel Barceló
Obras de Miquel Barceló - IGNACIO GIL
ARCO Madrid 2017

Optimismo en las primeras horas de feria

Los galeristas de la XXXVI edición de ARCOmadrid que ayer abrió sus puertas coinciden en su diagnóstico positivo de cara al incremento de las ventas

MADRID Actualizado: Guardar
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En los pabellones de Ifema se respira optimismo. La impresión que impera en el ánimo de los galeristas de cara a la XXXVI edición de la feria es positiva: creen que el prestigio que ARCO se ha ganado a lo largo de los años desde su creación en 1981 servirá como gancho para atraer a una amplia nómina de coleccionistas nacionales e internacionales. Aunque en ediciones pasadas el principal objetivo de muchos galeristas era nutrir sus agendas de contactos, este año esperan que las ventas despeguen por fin y que cicatricen las heridas provocadas por la crisis, que también dejaron maltrecho al mercado del arte.

«Flota en el aire una muy buena energía, mejor que el año pasado», declara Marlon de Azambuja, un artista brasileño que expone su obra en las instalaciones de la galería Max Estrella.

Comparten este parecer también algunos de los galeristas que pisan por primera vez los salones de Ifema, como Leopol Mones Cazón, responsable de Isla Flotante, una de las firmas argentinas invitadas.

Impulso comercial

«Generalmente se dice que en ARCO se vende poco y lo principal es hacer contactos, pero creo que para nosotros va a ser diferente: va a ser un gran estímulo comercial», manifiesta el argentino. Una de las razones de su optimismo es la enorme movilización de importantes coleccionistas: se espera cerca de un centenar solo del país andino.

Galerías como Marlborough, una de las firmas más veteranas de la feria, ya cerró varias ventas antes de que ARCO abriese sus puertas. «Los compradores las han visto por foto y quisieron asegurarse su adquisición», explican fuentes de la galería. Marlborough cuenta con una de las instalaciones más espaciosas. En su pared destaca una nueva versión de la famosa pintura La danza de Matisse, firmada por Manolo Valdés y valorada en 500.000 euros. Es una de las obras más caras del stand y la más apreciada por sus responsables. En el otro extremo, más asequible al bolsillo de los comunes, también se vende un trabajo del joven artista Pablo Armesto por 4.000 euros.

«ARCO ya es una cita ineludible en el calendario de todos los estamentos del mundo del arte»
Juana de Aizpuru

Apenas a unos pocos metros de distancia, se puede encontrar el montaje de la galería Guillermo de Osma. ARCO es una de las dos únicas ocasiones, junto con la parisiense FIAC, en las que el director saca sus obras de la galería. La joya de la corona que De Osma pone a disposición de los coleccionistas está valorada en 1.750.000 euros. Se trata de una pintura que el artista uruguayo Joaquín Torres García, impulsor del universalismo constructivo, produjo en el año 1932. El director de este espacio se enorgullece de llevar en su catálogo un gran número de artistas argentinos, que en su opinión «tienen mucho que aportar al arte español». Además, «vienen muchos coleccionistas de toda América Latina, esto es buenísimo tanto para ARCO como para los artistas españoles».

El hecho de que sea Argentina, un país latinoamericano, el invitado en esta edición, ha generado buenas expectativas entre los galeristas de otros países del nuevo continente. Giancarlo Scaglia, director del espacio peruano Revolver, tras más de diez años acudiendo a la cita, bromea sobre la posibilidad de que Perú sea el próximo país convidado de honor a la Feria con más renombre de la Península. Scaglia representa a un total de once artistas, nueve sudamericanos y dos europeos, cuyas obras oscilan entre los 7.000 y los 50.000 euros.

Una de las voces más autorizadas y que mejor conoce la trayectoria de ARCO, la de su creadora Juana de Aizpuru, destaca la «enorme evolución» de la feria y su «gran capacidad» para adaptarse a los cambios que ha sufrido la sociedad, y que ha logrado consolidar «su sitio» como cita ineludible en el calendario de «todos los estamentos del mundo del arte». Al igual que hacen desde la galería Marlborough, atribuye a la gestión de Carlos Urroz, actual director de la feria, el creciente éxito que ARCO ha alcanzado: «Está bien organizada, se vende bien y hay un rico programa de actividades culturales paralelas». Aizpuru recorre cada año hasta ocho ferias a lo largo y ancho del mundo, y para la madrileña ha hecho una selección de obras «muy especial» con un rango de precios entre los 1.200 y los 150.000 euros. La veterana galerista destaca el trabajo de Sandra Gamarra, reseñada por ABC como una de las imprescindibles de ARCO2017, que recupera obras clásicas e imprime sobre ellas textos de otros artistas como el ruso Kandinsky.

Nuevos «diálogos»

En contraste con la veteranía de Aizpuru, nuevos proyectos. Las comisarias María y Lorena de Corral y Catalina Lozano han seleccionado once galerías, muchas de ellas primerizas en ARCO, para darle forma a la iniciativa Diálogos, que debuta este año como continuación de lo que en la pasada edición fue Imaginando otros futuros. Cada una de las galerías presenta a dos artistas cuyas obras han de establecer alguna clase de diálogo. Eurídice Arratia, de Arratia Beer, explica que sus dos propuestas tienden puentes entre el modernismo y la abstracción alemana. Además, cada una de ellas hace uso de materiales muy distintos como son los textiles de Kerman, región iraní, y el cristal. El abanico de precios de esta firma abarca desde los 3.000 hasta los 26.000 euros.

Diálogos acoge también a la galería neoyorquina Alexander and Bonin, que confronta a dos generaciones de artistas latinoamericanos, un cubano y un argentino. «Son piezas de museo», explican fuentes de la galería, «la máscara de Víctor Gripo alcanza los 250.000 euros». Además de sus obras, esta firma añade a su oferta un documental sobre la vida del artista argentino al que le han puesto un precio de 1.000 euros.

Son numerosas las obras que de un modo u otro hacen referencia a los grandes problemas que aquejan a la humanidad. El drama de los refugiados está muy presente en muchos de los proyectos que cuelgan de las paredes de Ifema. La barcelonesa ADN expone Rescue Passport, de Eugenio Merino, un collage en el que imita los pasaportes de los países que más inmigración generan con las mantas térmicas con las que se cubre a los migrantes al llegar a su destino. Una muestra más de que el arte es indisociable del contexto en el que surge, y ARCO, a pesar de su marcado carácter comercial, no es un espacio ajeno a lo que sucede en el mundo.

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