LIBROS

El mundo ibérico se articula con fuerza en el orden global

La Sociedad civil y varias insituciones construyen una estrategia de Paniberismo que requiere ya una mayor atención oficial

Álvaro Durántez, autor de «Iberofonía y Paniberismo»
Jesús García Calero

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Acostumbrados a dibujar el mundo según lecciones de la geopolítica del siglo XX y la lógica de bloques, no es fácil percibir realidades emergentes que hunden sus raíces en nuestra historia compartida . Al trabajo y la trayectoria, tanto académica como institucional, de Frigdiano Álvaro Durántez Prados debemos una de las más interesantes novedades en este campo: el nacimiento, o la carta de naturaleza, del Paniberismo, una comunidad multinacional que aglutina a 800 millones de personas y que se ha estado configurando de manera imperceptible con la potencialidad de establecerse como un relevante actor geopolítico .

El libro Iberofonía y Paniberismo es un estudio meticuloso de este fenómeno, cuya tesis además se vincula a poderosas afinidades entre los países hablantes de las lenguas ibéricas, que han tomado consistencia institucional en los últimos años. Desde la suma de Brasil y Portugal a las Cumbres Iberoamericanas, pasando por la decidida participación de Andorra en el ámbito iberófono o, más recientemente, una relevante aportación de los países africanos de ascendencia lusófona que quieren sumarse activamente en la construcción de este espacio panibérico.

El autor describe cómo fraguan las potencialidades de un cambio de paradigma de consecuencias económicas, políticas y culturales . Durántez se ha convertido en pionero de la nueva articulación del mundo ibérico, perfilando fortalezas que no habíamos visto sumadas antes . De Andorra a Angola, de Argentina a México, de Puerto Rico a Estados Unidos o Canadá -donde hay crecientes comunidades iberófonas-, de Timor Oriental a Portugal o de España a Filipinas, la suma de países no es el único argumento.

La iberofonía suma el español, segunda lengua materna en el mundo con más de 570 millones de hablantes, con el portugués, segunda lengua ibérica y latina, con más de 230 millones. Espacio multinacional rico en diversidad cultural y lingüística, añade valores incuestionables en el mundo globalizado.

Porque español y portugués tienen una base lingüística común, derivada de la afinidad sustantiva entre ambos. Algo así no se repite en otros espacios geopolíticos, ya que los hablantes iberófonos se entienden. Más precisamente, en la Península Ibérica y también en los países de América y África, el panibérico es un espacio dentro del cual convive una hirviente diversidad de lenguas y culturas. Literaturas y comunidades artísticas de gran importancia constituyen una palanca esencial.

Lo más importante es que todo esto se fragua en la sociedad civil. Academias, asociaciones, cumbres y declaraciones oficiales que nacieron desde Hispanoamérica ya habían transitado hacia un dominio iberoamericano, pero ahora están reconfigurándose con la suma de actores de latitudes africanas y asiáticas .

Así, desde la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura, como la correspondiente dedicada a la Seguridad Social, o desde la plataforma de Universidades de Lenguas Española y Portuguesa, o el Organismo Internacional de la Juventud y algunas conferencias de ministros de países iberoamericanos, se hace ya realidad su proyección panibérica . La Corona de España es clave de este pujante edificio multinacional de creciente peso en el concierto de las naciones. No por casualidad el asunto ha sido abordado por Don Felipe en algunos discursos fundamentales dedicados a la historia común y la cooperación internacional.

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