Mapas en blanco que llenaron los españoles

Belleza desoladora. Silencio atronador. Los oxímoron y las aves marinas son hoy los únicos habitantes de Puerto del Hambre , en la ribera norte del estrecho de Magallanes , cerca de Punta Arenas. En 1579, Pedro Sarmiento de Gamboa llegó a los canales patagónicos para ajustar cuentas con Francis Drake . No lo encontró, pero tuvo una idea: crear una serie de asentamientos para fortalecer la presencia española en aquellas tierras. Así fundó la Ciudad del Rey Felipe en 1584, donde dejó más de 300 colonos. Por desgracia, el proyecto se torció: en un viaje a España en busca de víveres para la colonia fue apresado por una flotilla de Walter Raleigh y conducido a Londres. Liberado por Isabel I de Inglaterra tras arduas negociaciones, su carruaje fue interceptado por hugonotes franceses, que lo hicieron prisionero. Felipe II pagó el rescate en 1590. Demasiado tarde. Durante este tiempo, el corsario Thomas Cavendish recaló en la Ciudad del Rey Felipe. No tuvo nada que robar. Sus habitantes habían muerto de frío e inanición. Rebautizó el lugar como Puerto del Hambre, y así ha quedado para los restos. Hace medio siglo las ruinas fueron declaradas Monumento Histórico de Chile. En un monolito de piedra figura la inscripción: «Aquí estuvo España» .

Esa frase podría servir de resumen a este magnífico y necesario Atlas de los exploradores españoles (GeoPlaneta), nueva edición revisada y actualizada que debemos a la Sociedad Geográfica Española y que recoge una historia de emprendimiento muchas veces olvidada, o directamente eclipsada por las hagiografías británicas sobre sus propios héroes. Porque Gabriel de Castilla exploró las aguas antárticas en 1603, ciento setenta años antes de que lo hiciera James Cook . Pedro Páez descubrió las fuentes del Nilo Azul en 1618, dos siglos y medio antes de que Speke alcanzara las del Nilo Blanco . A Francisco Vázquez de Coronado se debe el hallazgo del Gran Cañón, y a Hernando de Soto , del río Misisipi. Cosme de Churruca , del que se recuerda su heroica muerte en Trafalgar, fue un eminente cartógrafo y matemático, comandante de la expedición que realizó el Atlas de la América Septentrional . Y Sarmiento de Gamboa el primero en determinar la posición en el mar calculando la longitud, sirviéndose de la distancia angular del Sol a la Luna. En uno de sus viajes identificó y dibujó el majestuoso pico fueguino de 2.300 metros situado en la entrada occidental del estrecho de Magallanes que hoy se conoce como pico Sarmiento. La espectacular pirámide con dos cuernos suele hacerse de rogar. Dicen los lugareños que la montaña logra desembarazarse de las nubes apenas diez o doce días al año.

La lista de estos exploradores que contribuyeron al conocimiento geográfico y científico del mundo supera los doscientos y se nutre de nombres de la Edad de Oro por todos conocidos, como Cristóbal Colón, Francisco de Orellana, Hernán Cortés, Núñez de Balboa, Francisco Pizarro, Alejandro Malaspina, Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano -estamos en vísperas de celebrar los 500 años de la primera circunnavegación del planeta -, y otros que permanecen injustamente en el desván de la historia.

Con más de 140 mapas y 800 ilustraciones, este volumen de gran formato es de los que se quedan a vivir una larga temporada en la mesita del salón para ser abierto por cualquier página y descubrirnos con sus relatos de aventura y superación que, en efecto, allí estuvo España.