LIBROS

Kandinski en las checas barcelonesas

En «La verdad no termina nunca», Sergi Doria nos sumerge en la Ciudad Condal a caballo entre los años treinta y los cincuenta

El escritor y periodista Sergi Doria Inés Baucells
Carmen R. Santos

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Un título muy sugerente, con un punto de enigmático, «La verdad no termina nunca», alberga la última novela de Sergi Doria (Barcelona, 1960). Igualmente llamativo era el de su anterior obra, «No digas que me conoces» (Plaza & Janés), con la que el escritor, periodista cultural y profesor debutó en la narrativa en 2015. Anteriormente, había dado a la imprenta, entre otros ensayos, «Ignacio Agustí, el árbol y la ceniza» ; «Guía de la Barcelona de Carlos Ruiz Zafón»; »Imatges 1930: Barcelonins i moderns», y «Paseos por la Barcelona literaria», en colaboración con Sergio Vila-Sanjuán .

Doria es un gran conocedor, y amante, de su tierra natal, de su historia, de su pasado y presente, y de muchas figuras que transitaron por ella. No resulta extraño, pues, que sus novelas publicadas hasta ahora se desarrollen en una Barcelona de luces y sombras . Así fue en «No digas que me conoces», en la que recrea las peripecias de Antoni Llucià Bussé , un personaje real que adoptó numerosos nombres y rostros para perpetrar sus engaños y estafas en todo el mundo y sobre todo en la Barcelona de la década de los veinte del pasado siglo.

Buscar la identidad

A la Ciudad Condal regresa Sergi Doria en «La verdad no termina nunca», ahora desde los años treinta hasta finales de los cincuenta , etapa convulsa y trágica con el estallido en 1936 de la Guerra Civil. Como ya hizo en su novela anterior, puebla la época con personajes ficticios y reales , en una trama sabiamente orquestada, donde la abundante documentación de fondo, que contribuye a otorgarle una lograda verosimilitud, no entorpece la lectura que discurre ágil y absorbente a través de breves capítulos.

Su protagonista y voz narradora en varios de ellos es Alfredo Burman, un joven de los años cincuenta, que vive en precario junto a su madre, una humilde modista : «Con lo que ella cose, a duras penas llegamos a fin de mes y, aunque he empezado a trabajar, todavía no he cobrado mi primer sueldo». En efecto, Alfredo ha comenzado a colaborar en la elaboración de la «Gran Enciclopedia Popular» de la famosa editorial Montaner y Simón , para la que le han encargado las entradas sobre el pintor Vasili Kandinski y sobre Alexandre Promio , quien introdujo en España el cinematógrafo.

Trama muy bien orquestada, que proporciona una lectura ágil y absorbente

Sus investigaciones le llevan a descubrir a varios personajes de oscura catadura como Strauss y Perle , inventores de una ruleta trucada, llamada «straperlo», nombre formado por el de sus promotores y que pasará a denominar también el fenómeno del estraperlo en la España de las postguerra ,

Y a Alphonse Teufel, trasunto del real Alphonse Laurencic , «artista» de las torturas en las checas barcelonesas, poniendo las teorías de Kandinski al servicio del horror , así, por ejemplo, en la «celda de los colores» . Las averiguaciones arrastran también a Alfredo a un terreno muy personal y doloroso: conocer el motivo de la negativa de su madre a contarle quién fue su padre, supuesto miembro de las Brigadas Internacionales, figura con la que Alfredo está obsesionado. Por eso busca desesperadamente, como sucede en las novelas más características de Patrick Modiano, a sus ancestros y su identidad. Y encuentra algo que quizá no hubiera querido saber. ¿O sí? La verdad no termina nunca.

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