Juan Echanove, en un ensayo de «Los hermanos Karamázov»
Juan Echanove, en un ensayo de «Los hermanos Karamázov» - SERGIO PARRA
TEATRO

Juan Echanove: «Los Karamázov son unos pirómanos de la bondad»

El actor encabeza el reparto de la versión de la novela de Dostoievski que se presenta en el teatro Valle-Inclán del 20 de noviembre al 10 de enero de 2016

La adaptación la firma José Luis Collado y dirige el espectáculo Gerardo Vera

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Sentados frente a frente en uno de los veladores del desaparecido Café Comercial de Madrid, Gerardo Vera y Juan Echanove sellaron lo que el actor llama «el pacto del Comercial». Un apretón de manos, una mirada cómplice y el proyecto de llevar al teatro «Los hermanos Karamázov», la monumental novela de Fiodor Dostoievski, empezó a tomar forma. «De pronto –ha escrito el director– vi aparecer en sus ojos el brillo de la inspiración y tuve el convencimiento de que este desafío común empezaba a apoderarse de él como ya se había apoderado de mí. No había vuelta atrás».

En el teatro Valle-Inclán se vive ya el nervioso ajetreo de los días previos al estreno. Hay una tensión especial en los ilusionados ojos de los actores.

«Ya los estoy echando de menos –dice con expresión seria Juan Echanove, que encarna al patriarca, Fiodor Karamázov–. Si me tocara el euromillón, me quedo la compañía entera y el teatro... Es muy difícil encontrar a unos actores y a la vez de tanta experiencia y categoría artística como los que forman el elenco de esta compañía. Tienen además un comportamiento humano de solidaridad, de preocupación por el proyecto en común, de entrega y de positividad, que al terminar el trabajo te entran ganas de abrazarlos a todos. A veces, salgo del ensayo con la sensación de que no tengo 54 años, sino que he vuelto a mis comienzos en el María Guerrero; siento la misma ilusión y me están enseñando muchísimo... Estoy enamorado de la compañía», concluye.

Compañía

Por alusiones. Se refiere Echanove a Óscar de la Fuente, Fernando Gil, Markos Marín, Antonio Medina, Antonia Paso, Marta Poveda, Lucía Quintana, Chema Ruiz, Ferrán Vilajosana, Eugenio Villota y Abel Vitón, los intérpretes de la producción que se estrena el próximo día 20 en el teatro Valle-Inclán. «Está siendo un viaje muy especial también para mí –apunta Marta Poveda, intérprete de Grushenka–; en primer lugar por el personaje, que me atrapa y es como si lo llevara dentro. Y también por el trabajo: transitar la oscuridad de la obra en busca de la luz al lado de este director y estos compañeros me mejora la vida y me hace crecer muchísimo; yo me sumo al enamoramiento hacia la compañía».

«Fiodor Karamázov es un adicto a la violencia, a la destrucción y a la contemplación del dolor provocado...»
Juan Echanove , actor

El viaje lo imaginó en primer lugar Gerardo Vera –autor de la versión junto a José Luis Collado–, al que una gripe le ha obligado a permanecer en reposo este día. «El traslado de la novela a la escena ha sido como la construcción de una catedral –dice Collado–. Gerardo tenía muy claro el punto de partida y cómo quería que fuera su puesta en escena, así que el texto se iba construyendo teniendo en cuenta esa idea».

La palabra clave es «esencialidad». Según Collado, «Gerardo quería un montaje sin artificios, muy esencial, destilar al máximo la novela de Dostoievski e ir a su núcleo para contar, sin adornos, esa historia humana tan bestia. Y ese fin guió la adaptación y ha guiado la puesta en escena de la obra», que el propio Vera ha definido como «una epopeya sobre el odio y los límites del hombre, empujado a la abyección o a su opuesto, acercándose a Dios».

«Un bufón»

La relación entre Fiodor Karamázov y sus hijos es la columna vertebral de esta función, donde ningún personaje es blanco o negro. Todos tienen muchos matices, un reverso, y ninguno, ni siquiera el más “santo” de los hermanos, está libre de pecado. La idea de la adaptación es, desde la libertad pero el respeto más absoluto a Dostoievski, contar la complejidad psicológica de todos los personajes».

Juan Echanove encarna a Fiodor Karamávoz; habla de él con ardorosa vehemencia:«Es un bufón, un bufón maldito y peligroso –dice escupiendo las palabras–. Su vida es un lodazal y le encanta chapotear en el lodo y pringar a todos los que tiene alrededor. Es un adicto a la violencia, a la destrucción y a la contemplación del dolor provocado... Tiene el corazón negro. Los impulsos volitivos, del corazón, violentos, necesarios en ocasiones para acometer la bondad, éste no los tiene. Los Karamázov, y especialmente mi personaje, son pirómanos de la bondad; allá donde detectan bondad tiran gasolina y una cerilla».

«Es verdad eso que se dice de que todo está en los rusos; en unas cuantas novelas está contado todo el universo humano»
José Luis Collado , adaptador

No es la primera adaptación teatral de la novela que Fiodor Dostoievski publicó en noviembre de 1880. El director polaco Krystian Lupa hizo una aplaudida versión hace dos décadas, y fantaseó en un montaje posterior con la idea de que Marilyn Monroe quisiera encarnar a Grushenka, la prostituta que incendia los deseos de Fiodor Karamazov y de su hijo Dimitri, Y el esloveno Tomaz Pandur se baso en su texto para poner en pie su montaje «Cien minutos», donde la incomunicación de los hermanos se llevaba al desmembramiento de la antigua Yugoslavia. «Es verdad eso que se dice de que todo está en los rusos –dice Collado–; en unas cuantas novelas está contado todo el universo humano. Y Dostoievski habla del alma humana, no tiene edad».

En el alma de los Karamázov, cree Echanove, no hay lugar para la bondad; es posible que Aliosha tenga un comportamiento más altruista, más espiritual, pero en muchos momentos su padre y sus hermanos le demuestran que él también es un Karamázov, y por tanto es codicioso, lujurioso y mala gente. Dostoievski simboliza en esta familia una sociedad que está peligrosamente prohibida y que derivará en una revolución imparable. Son arquetipos del mal».

Fragilidad

No todo es oscuridad. «Hay, sin embargo, un extraño cariño del padre por sus hijos;pero lo hace porque es una boa constrictor y quiere destruirlos. Fiodor tiene miedo a morir;y yo también. Ahí encuentro la fragilidad que comparto con el personaje».

¿Y qué hace un actor para evitar que un personaje tan negativo le arrastre? «El sentido del humor –se apresura a contestar Echanove. El antídoto para librarse de este ambiente pernicioso está, en primer lugar, en el director con el que trabajas, en tus compañeros... Y el vino; el vino lo calma todo, hace buenos a los hombres malos, y a los buenos mejores».

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