Isabel Muñoz en una imagen de archivo
Isabel Muñoz en una imagen de archivo - Ernesto Agudo
ARTE

Isabel Muñoz: «La fotografía es un acto que no concibo en solitario»

El arte está en la capacidad de emocionar al otro. También con imágenes. Así lo cree Isabel Muñoz, último Premio Nacional de Fotografía, que en esta entrevista desgrana las claves de su trabajo

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

A través de la fotografía podemos expresar sentimientos vividos o creados a través de una imagen, podemos recordar aquellos tiempos que nuestra memoria perdió y queremos volver a sentir y disfrutar, solos o en compañía. Pero, sobre todo, lo que puede hacer la fotografía, además de ser testigo de lo efímero –como la definía Cartier-Bresson–, es crear la capacidad de sentir y emocionarse ante una imagen. Esto lo consigue Isabel Muñoz (Barcelona, 1951) a través de sus imágenes. Es un claro ejemplo de diluir en una sola toma la narración de lo que está ocurriendo con la estética más sutil, elegante y sensual, combinando a la perfección una fotografía documental y una fotografía artística que transmite una fuerza y una emoción clara que ataca a lo más íntimo de cada uno.

La emoción, el dolor, la sexualidad, el hombre, las miradas, el compromiso social, están en sus imágenes como piezas sueltas de un todo.

Hace unos meses ha sido galardonada con el Premio Nacional de Fotografía 2016, en donde el jurado ha destacado «su trayectoria profesional, en la que combina el compromiso social con la búsqueda de la belleza, ahondando en temas como el cuerpo, el rito o la diversidad cultural». Con la singularidad de su utilización de una técnica tradicional aplicada a un lenguaje contemporáneo, conocedora de su oficio, «sus obras son reflejo de una mirada en permanente búsqueda».

¿Qué supone para usted haber recibido el Premio Nacional de Fotografía?

Lo primero que piensas es en todas las personas que te han ayudado a lo largo de estos años y que siguen ahí, poniendo su granito de arena. Sin mi equipo nunca lo podría haber conseguido. Este premio es como un regalo. Un regalo que me permite tanto disipar dudas como realizar un pequeño empujón que me dice «sigue; sigue con lo que estás haciendo». En definitiva, es un premio muy bonito y muy emocionante, que se comparte.

¿En qué momento de su vida decidió que quería dedicarse a la fotografía?

Desde los trece años –incluso antes–, siempre me ha gustado mucho mirar y observar, pasar desapercibida y así poder contemplar los sentimientos y las relaciones entre las personas. Aunque no tuviese cámara, siempre buscaba aquello que fuera más interesante. Observaba mucho a la gente. Y a los 27 años me planteé dedicarme a la foto profesionalmente, ya que mis circunstancias personales empezaron a permitirlo. Así que pude estudiar y formarme. Mi vida realmente ha ido siempre ligada a la fotografía.

¿Qué significa para usted la fotografía?

«Poder ser testigo, expresarte y poder dar voz al otro es una forma de vida de evolución para mí»

Es un medio para compartir y contar historias a todos los niveles. Para mí, ha sido una suerte poder encontrarme con una cámara y poder contar y compartir esas historias que considero interesantes. La fotografía es un acto que no concibo en solitario, ya que, cuando consigues una imagen y la revelas, ya no te pertenece, es del otro. Poder ser testigo, expresarte y poder dar voz al otro es una forma de vida y de evolución para mí.

¿Y cómo ha evolucionado usted a lo largo de sus años como fotógrafa?

En paralelo a mi vida. La vida te enseña y te hace evolucionar. He podido crecer y evolucionar como ser humano, ya que me considero una privilegiada al poder desarrollar esta profesión. En estos años viví un momento y una transición muy importante.

El ser humano es el eje principal en su obra. Cuerpos en tensión, rostros, miradas... ¿Qué busca en ellos? ¿Qué reacción busca provocar con sus imágenes?

El cuerpo es un pretexto para llegar al ser humano, al que voy buscando a través de cómo amamos, de dónde venimos y adónde vamos. Te das cuenta de que siempre ha estado el ser humano presente, a través de los sueños, los sentimientos y unas realidades de las que no tenemos conocimiento y que cuestionamos. Dependiendo del tema que realizo busco una reacción u otra. Pero sobre todo lo que busco es que lo que hago sirva para algo.

¿Qué papel juegan los sentimientos en la fotografía?

El ser humano no puede vivir sin sentimientos, sin amor. Se tiene que poder amar. A través de la cámara consigo contar muchas cosas. La cámara habla de sentimientos. Las imágenes tienen un gran poder de transmisión de reacciones. Tener tiempo de mirar imágenes es esencial para mí. Me encanta mirar fotografías, ya sean antiguas o actuales, y ver las reacciones que hay en ellas, ver qué me están contando. Estaría horas mirando fotos porque realmente te metes en las vidas de los retratados, es algo mágico. Es como jugar con el tiempo.

¿Dónde podemos encontrar la belleza en la fotografía?

La búsqueda de la belleza es una forma de vivir. Con mis imágenes me gustaría contar nuestros momentos más oscuros. Puedes hablar de dolor a través de la belleza. Es una forma de hablar de nuestra ética. A medida que encuentras temas duros tienes que buscar una forma estética de contarlo.

¿Qué ha sido aquello que le ha marcado en su carrera y que destacaría?

Es difícil elegir. ¡He pasado tantas cosas! En 1996, en Camboya, iba buscando la belleza, la arquitectura, la danza. Pero me encontré con Gervasio Sánchez, que me contó la historia de un niño que iba a sufrir una amputación y vi cómo ese niño sin anestesia sonreía. Desde ese momento se me abrió otro mundo. Terminé el trabajo que estaba realizando y volví a España. Y percibí que hay que hablar no solo del cielo, de la belleza, de la estética, sino también del infierno.

«Para ser un buen fotógrafo debes ser honesto en lo que hagas, tratarlo con amor y, sobre todo, que te emocione»

La Naturaleza también es parte importante, ya que todos lo somos. Cuando realicé el viaje a Nueva Guinea Papúa y descubrí los grandes simios, me di cuenta de que el origen está ahí. La vida te enseña muchísimas cosas. El dolor, el placer, la impunidad, todo eso, gracias a la fotografía y a la vida, lo puedo contar.

¿Qué le empuja a visitar ciertos países? ¿Cómo valora dónde puede estar la foto o la historia más interesante?

Los busco por algo que me interese o porque me he enterado de algo que me despierta la curiosidad; o cuando estoy allí surge algo diferente que me seduce. Por ejemplo, en el Congo perseguía los orígenes, y dar voz a esas realidades que no vemos y así hacerlas visibles y cambiar las cosas. Partes de una idea de que lo inmediato es lo primero a la hora de elegir un tema determinado.

¿Por qué predomina en su obra el blanco y negro?

Hasta hace poco, «veía» en blanco y negro. Con él, tienes misterio, distancia de la realidad. Tienes también la intemporalidad del momento. El blanco y negro te ofrece la posibilidad de soñar, mientras que el color lo hace menos. Aunque ahora estoy investigando –gracias a R. Holder– una técnica con la que puedes elegir un color para el revelado. El platino a color. Por lo que investigo sobre el lenguaje de ese color para crear monocromías y buscar un nuevo lenguaje.

Otros fotógrafos acuden a colaboradores para revelar su trabajo. Usted revela sus propias fotografías a través de la técnica de la platinotipia.

Me llevó la búsqueda de la sensualidad del papel. Existe una búsqueda de la perfección constante hoy, por lo que yo persigo la imperfección, que es la que me ofrece la platinotipia, de que dos copias no sean iguales. Además, todo el proceso de revelado me aporta muchas más cosas. Es un momento que paso a solas, por lo que se convierte en algo íntimo entre mi yo como fotógrafo y la foto. Se produce pues un último diálogo con la imagen que he tomado y que en el momento de su «nacimiento» sobre el papel pasará a pertenecer al otro. Es la última pincelada.

¿Cómo es para usted ese momento en el que aprieta el disparador de su cámara?

Éxtasis. Se puede definir así. Cada uno podemos tener una percepción diferente del éxtasis. Para mí es algo mágico. Cuando se está metido en ese proceso, se convierte en un momento de generosidad que, sin el otro, no podría existir. Lo que te da el otro es muy especial en ese preciso instante en que se aprieta el disparador de la cámara.

Cuando realiza la fotografía, además de la cercanía física, ¿debe existir una emocional entre fotógrafo y retratado?

Sí. En mi caso, desde luego. Necesito amar lo que estoy haciendo. ¡Es tan maravilloso cuando la otra persona se entrega! Aunque a veces cuesta. Pero cuando se da esa cercanía, es algo muy enriquecedor, porque, además, siempre pido permiso cuando voy a realizar una foto. No fotografío sin el consentimiento de a quién le voy a hacer la foto.

¿Qué requisitos considera necesarios para ser un buen fotógrafo? ¿Qué cualidad valora más?

«La cámara habla de sentimientos. Las imágenes tienen un gran poder de transmisión de reacciones».

Amor por lo que haces. No sólo en tu trabajo, sino también en todo aquello que hagas en la vida. El amor es imprescindible. Cada cual tiene que ser honesto con lo que cuenta y, por lo tanto, mostrar un respeto por aquello que muestra. A través del respeto al otro podremos llegar a él, y transmitir así de forma clara y con rigor lo que puedas contar del otro mientras consegues una buena foto que emocione. Por lo tanto, para ser un buen fotógrafo debes ser honesto con lo que hagas, tratarlo con amor y, sobre todo, que emocione, porque, si no hay emoción detrás, no tenemos nada.

Las hojas de contacto son imprescindibles en el trabajo de un fotógrafo, ya que estas son el grueso de su obra. El fotógrafo Fernando Scianna comentó que si las muestras «corres el riesgo de exponer los recovecos de tu subconsciente a un psicoanalista incapaz». ¿Lo cree así?

Un fotógrafo se expone como lo hace un escritor. Por lo que, mostrar tu trabajo no debe ser síntoma de tener miedo, ya que hablas de ti a través del otro mediante las imágenes que captas. Las hojas de contacto te permiten ver todas esas fotos que has realizado y que rechazas para elegir una buena. Creo que el fotógrafo no tiene que tener miedo a que se le psicoanalice; todo lo contrario: Si tienes miedo ,no hagas fotos.

¿Cuál es el límite ético de la publicación de una imagen?

Debería haber límites empezando por el propio profesional. Hay muchos límites, por eso es importante que el fotógrafo se autorregule. Hay cosas que no se deben realizar por respeto al otro. Cada uno debe tener sus propias reglas.

¿Qué ha supuesto para usted y su trabajo toda la revolución tecnológica? ¿Ha cambiado la forma de trabajar?

«El dolor, el placer, la impunidad...Todo eso, gracias a la fotografía y a la vida, lo puedo contar»

Hay cosas que dejan de existir y, por lo tanto, no hay que tener miedo a esas desapariciones. Yo estoy fascinada con las nuevas tecnologías, aunque no pueda abarcarlas todas. Me gusta probarlas y estudiarlas, ya que abren un abanico nuevo de posibilidades que podemos aplicar y sacar así un mayor rendimiento a todo lo que hacemos. Ayudan a crear imágenes más fuertes a la hora de contar. Es algo apasionante ir descubriendo nuevas cosas que me ayudan a seguir creciendo. Siento la pasión de aquellos nuevos descubridores.

Para terminar, ¿la fotografía es un arte?

En todo aquello que se hace con amor y con respeto al otro y que sobre todo emocione, está el arte. Nosotros no somos quién para decir si la fotografía debe emocionar o no. Es quien se expone ante una imagen el que decide por sí solo si ocurre, y el arte está en la capacidad de emocionar a ese otro.

Ver los comentarios