LIBROS

«El funeral de Lolita», una historia de fantasmas

Luna Miguel -poeta, traductora, editora- se adentra en el género narrativo dando una vuelta al mito literario de «Lolita»

La escritora Luna Miguel

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Uno de los versos más conocidos del poema «Miedo» de Raymond Carver es el que dice «miedo al teléfono que suena en la mitad de la noche». Hoy podemos poner el teléfono en silencio o en modo avión, pero lo inesperado sigue llegando y lo hace en forma, por ejemplo, de la pantalla del móvil que se ilumina y muestra una caja de WhatsApp. En ella se lee que Roberto ha muerto. Y Helena deja el mensaje donde está. Tarda en abrirlo como quien no habla de algo para que así, al no mencionarlo, deje de existir.

Helena es la protagonista de «El funeral de Lolita», la primera novela de Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990). Poeta, traductora y editora, con siete libros en su haber, Luna es una de las v oces más auténticas y comprometidas de su generación. Llena de imágenes potentes, humor y de agudas reflexiones que hacen pensar en la obra poética de Luna Miguel, «El funeral de Lolita» cuenta una historia de amor -o quizás deberíamos buscar otro nombre- y de desolación, la de Helena y su profesor de literatura del colegio, Roberto, un hombre mucho mayor del que estuvo enamorada de adolescente.

Huérfana dos veces

Ahora Roberto ha muerto Y Helena coge un tren que la lleva a un tanatorio de las afueras de Madrid. Ahí, se pregunta, con toda razón: «Si los humanos éramos capaces de pasarnos horas buscando "airbnb" bonitos. Por qué dejábamos a nuestros muertos en mitad de lugares desoladores que son tanatorios». Y ese tren la lleva también a las afueras de su vida actual en la que ejerce de periodista, como reputada y crítica gastronómica en Barcelona. De vuelta a su Alcalá de Henares natal regresa a la adolescente que era, a esa niña huérfana dos veces, llena de rabia por la pérdida de una madre y un padre, que encuentra en las palabras la manera de salir a flote, la manera de expresarse. Esas palabras, la poesía, que son también el nexo de unión -la soga según como se mire- con Roberto.

Helena, convertida en Lolita, en nínfula, sólo existe mediante la obsesión que destruye a Roberto , el «álter ego» del Humbert de Vladimir Nabokov . Esa relación destructiva e inconclusa permanece en la Helena que va creciendo, que se va marchando de un lugar a otro con el recuerdo y la muerte a cuestas. Porque la idea de Roberto contiene la semilla de la muerte y la destrucción. Cada cual mata lo que ama , dice Luna/Helena, aunque solo sea su fantasma.

«El funeral de Lolita» es mucho más que una versión de la eterna Lolita . En realidad, esta novela recuerda continuamente a una frase falsamente atribuida a D.F Wallace, esa que dice que toda historia de amor es una historia de fantasmas.

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