ARTE

Frieze «se inspira» en la programación a los museos

Los galeristas de Frieze este año se aseguran las ventas llenando sus estands de los grandes nombres de los artistas que exponen o han expuesto en los museos más carismáticos

Unos visitantes pasan delante de «Periodista muerto», obra de Josh Kline expuesta en Frieze Reuters

Marisol Salanova

Para el que no la conoce, Frieze London se lleva a cabo en dos recintos separados en el Regent’s Park de Londres . El primero de ellos albergará hasta el domingo un programa general más ecléctico, que es al que nos tiene acostumbrados desde sus comienzos. El segundo es una selección de propuestas especializadas en perfiles de artistas consagrados llamada «Frieze Masters» , que lleva funcionando unos años.

Su primera opción es la más visitada por el público no perteneciente al sector, mientras que «Frieze Masters» se nutre de coleccionistas que viajan con la expresa intención de localizar una obra concreta. Este año suma que las propuestas más exitosas han tenido vinculación con exposiciones relacionadas en distintos museos del mundo. Es decir, que aprovechando el clamor de la retrospectiva de un artista en un centro de arte, dentro o fuera de Reino Unido, ha habido galerías que lo postulaban como protagonista de su estand teniendo así una atención asegurada y ciertas ventas apalabradas .

Una estrategia compartida

David Wojnarowicz , cuya gran retrospectiva en el Whitney de Nueva York acaba de finalizar, llama la atención en el estand de Olsoff, que para Frieze ha escogido dos fotografías suyas muy representativas mostradas en en su parte central, prácticamente a modo de homenaje. En el espacio de la galería Thomas Dane, las piezas de Anthea Hamilton , que actualmente expone en el Tate Britain , captan toda la atención. Por su parte, entre las firmas españolas que participan este año, se ha seguido la misma estrategia: espaivisor expone un «solo project» de Hamish Fulton, coincidiendo con su exposición en Bombas Gens en Valencia.

Alicia Framis, en Juana de Aizpuru, invita a interaccionar con su obra.Tal vez debido a la cortesía anglosajona, apenas unos pocos atrevidos lo hacen

Todas las apuestas vinculadas a programación museística internacional, de hecho, parecen establecer un diálogo con lo exhibido en cada institución, ya que incluso hallamos piezas coincidentes o que parten de las mismas series. De ahí que se considere una hábil estrategia de mercado y que efectivamente haya causado el impacto deseado en cuanto a expectación y repercusión en ventas.

Visitantes de la feria replican con sus móviles una de las obras presentadas en esta edición Reuters

Juana de Aizpuru se desmarca con más escultura que en anteriores ediciones, como la pieza en bronce de Fernando Sánchez Castillo producida este mismo año «Burundi V», o la espectacular instalación de Alicia Framis «Cartas al cielo», esfera de acero con ranura a modo de buzón junto a postales que el visitante puede rellenar e introducir en la pieza. No obstante, tal vez debido a la cortesía anglosajona, apenas unos pocos atrevidos interactúan con la obra, habiendo quedado las postales mayoritariamente impolutas., siendo ínfima la cantidad de deseos expresados sobre papel que residirán en el interior de la instalación, con más de un metro de altura y atrayente exterior espejado.

La galería Elvira González desplaza la atención hacia Donald Judd, con un despliegue de figuras geométricas en madera que no tiene parangón. Mientras que Travesía Cuatro , cuyo estand goza de una excelente ubicación en el recinto ferial, integra esculturas de José Dávila (ahora en su galería y no hace mucho en el Botánico) y Teresa Solar Abboud, con sinuosas formas, junto a pinturas de Charlie Billinham y un llamativo mural de John Isaacs , así como la pieza de pared tridimensional de Gonzalo Lebrija en los mismos tonos dorados de la escalera que Isaacs utiliza para su instalación.

También hay sobriedad

Maisterravalbuena guarda coherencia con la programación de su espacio español en Doctor Fourquet y trae a Londres una extensión de su colectiva allí (que a su vez lo es de una propuesta de la Bienal de Sao Paulo), diálogo entre los trabajos de Benjamin Palencia y Antonio Ballester Moreno . Sobriedad que comparte con los estands colindantes de Ingleby y Podnar.

«En la retina de cualquier visitante quedarán grabadas los más de cinco metros de pared cubierta de espinas reales de rosas arrancadas por el artista Giuseppe Penone»

En el extremo contrario del recinto quedan las propuestas jóvenes que compiten en ligas diferentes a las de Gagosian , Lelong o cuyos estilos resultan aquí ya un tanto monótonos sin desmerecer la alta calidad de sus propuestas, por supuesto. Pero lo fresco, lo radical, trae aires canadienses de la mano de Union Pacific , pues la artista Zadie Xa , original de Vancouver, residente en Londres, pone sobre la palestra cuestiones de género, críticas al racismo y al concepto de identidad como compartimento estanco a través de «performance», vídeo e instalación, compaginando procesos textiles y pictóricos para hablarnos del eurocentrismo y la diáspora asiática sin tapujos.Desde una narrativa fantástica, cercana a la ciencia ficción, incrementa la cotización de su obra a partir de este momento. La asociación de coleccionistas de Frieze ha adquirido la totalidad de sus piezas expuestas, lo que posiciona a la galería londinense con un éxito rotundo. Xa, de ascendencia coreana, fue representada en España anteriormente por LaFreshGallery .

Detalle de los pasillos de Frieze 2018 Reuters

En la retina de cualquier visitante quedarán grabadas, pese a lo inabarcable de una feria, para la cual cuatro días de programación se quedan cortos, los más de cinco metros de pared cubierta de espinas reales de rosas arrancadas por el artista Giuseppe Penone en el estand de la neoyorquina Marian Goodman, y la fuerte presencia asiática desde Shangai y Seúl.

Si bien uno de los stands más visitados es el de la Shanghart Gallery , la mayor galería de Seúl, Hyundai, impacta con la jaula de Nam June Paik y su tributo a John Cage, con 225 horas de videoarte en él inspirados y mostrado mediante una arbolada de pantallas de televisor «vintage» unidas por cuerdas de piano. Su sonido es arrullador. Culminar el trayecto en los jardines del parque exterior y disfrutar de un refrigerio al aire libre digiriendo lo experimentado eclipsa la vieja moda de aislamiento de coleccionistas en la sala VIP y demuestra el talante de una feria capaz de satisfacer a una variedad de perfiles muy loable sin que sus diferentes partes pierdan cohesión.

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