Viñeta de «Cortázar», de Jesús Marchamalo y Marc Torices (Nórdica)
Viñeta de «Cortázar», de Jesús Marchamalo y Marc Torices (Nórdica)
LIBROS

Dibujar al escritor

Las biografías de Julio Cortázar y Juan Rulfo publicadas en los últimos meses demuestran que los cómics son un buen territorio para indagar y descubrir las trayectorias de aquellos autores que se ocultan tras las páginas de los grandes libros

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Las biografías –incluidas las de escritores– tienen una larga historia en el mundo del cómic. Larga, pero no siempre gloriosa. Mientras que la autobiografía ha sido durante mucho tiempo una de las patas del cómic de vanguardia, las biografías de otros (y especialmente las de celebridades) suelen dejar menos espacio para que el autor dé rienda suelta a la creatividad; por ello, muchas veces han quedado relegadas al terreno de las adaptaciones didácticas, hechas en serie y sin originalidad ni encanto.

Sin embargo, cada vez más autores de renombre han ido produciendo muy buenas biografías: Robert Crumb realizó la de Kafka, Harvey Pekar la de los poetas de la generación «beat», Muñoz y Sampayo han indagado en las vidas de Billie Holiday y Carlos Gardel... También es muy digno de mención «La vida» (Astiberri), recientemente publicado, en el que Tyto Alba describe la amistad de Carles Casagemas y Pablo Picasso. Todos ellos se han liberado de las limitaciones de los cómics biográficos «escolares» mediante una labor gráfica imaginativa y una visión profunda y personal de la vida de los biografiados.

Un veterano

En el panorama hispano, por lo que respecta a los cómics sobre escritores, ha habido también grandes trabajos e importantes novedades editoriales en los últimos meses. Entre todas ellas destacan dos: el «Cortázar» de Jesús Marchamalo y Marc Torices (Nórdica) y «Rulfo. Una vida gráfica», de Óscar Pantoja y Felipe Camargo (Rey Naranjo).

Marchamalo es un veterano en lo que se refiere a las biografías de escritores. Ha publicado –también en Nórdica– «El bolso de Blixen», «Kafka con sombrero», «Retrato de Baroja con abrigo» y «Pessoa, gafas y pajarita», todos ellos ilustrados por Antonio Santos. Esta biografía de Julio Cortázar tiene un toque muy distinto gracias a los dibujos de Marc Torices; Marchamalo, como siempre, hace un buen trabajo escogiendo y «contando» pinceladas de la vida de Cortázar que resumen su personalidad, pero Torices lleva este cómic a otro nivel con una labor gráfica imaginativa y variada.

Autores hispanos han biografiado a literatos extranjeros: Zapico ganó el Premio Nacional con un cómic sobre Joyce

El resultado es un mundo peculiar, en el que la realidad –sin dejar de serlo– se vuelve desconcertante, llena de colores cambiantes, ángulos inesperados y puntos de vista diferentes. El relato del instante en el que a Cortázar se le «aparecieron» por primera vez los cronopios –«esos objetos verdes y húmedos»– es particularmente brillante, con sombras verdes flotando en el aire de un teatro parisino vacío. Seguramente a Cortázar (que plasmó su apreciación por el cómic en «Fantomas frente a los vampiros multinacionales») le hubiera gustado.

También el colombiano Óscar Pantoja, autor de la biografía del mexicano Juan Rulfo, tenía experiencia en este terreno, ya que en 2013 publicó «Gabo. Memorias de una vida mágica» (coeditado en España por Rey Naranjo y Sins Entido), un cómic sobre García Márquez en el que el dibujo corrió a cargo de sus compatriotas Miguel Bustos, Felipe Camargo, Tatiana Córdoba y Julián Naranjo. Uno de ellos, Camargo, es el elegido para acompañarle en su inmersión en la vida de Rulfo con unos dibujos en blanco y negro que resultan muy apropiados para retratar una vida dura y difícil, como fue la del autor de «Pedro Páramo». Los dos autores se unen para narrar una biografía marcada por el asesinato de su padre cuando Rulfo sólo tenía 6 años. Las escenas crudas y realistas se mezclan con inmersiones en la imaginación del escritor mexicano y en el mundo de sus novelas, recogidas a veces en impresionantes ilustraciones a toda página.

Lorca y Cervantes

Mucho éxito tuvo en su momento «La huella de Lorca», de Carlos Hernández y El Torres (Norma, 2011). El granadino Hernández recogió datos de muchas biografías y testimonios de personas que conocieron a García Lorca para acercarse al poeta a través de los ojos de otros. El Torres ayudó en la indagación con un dibujo en tonos sepia: buscaba un impacto visual menor que el que consigue en los cómics de terror con los que ha triunfado en Estados Unidos.

No podía faltar Miguel de Cervantes, a pesar de que cualquier biografía suya se ve complicada por la escasez de datos sobre su vida. Para ello Gol (seudónimo de Miguel Gómez Andrea) decidió mezclar historia e invención literaria en «Cervantes. La ensoñación del genio» (Dibbuks, 2016). El guión toma la forma de una representación teatral en un corral de comedias del siglo XVII.

Marc Torices ilustra la vida del autor de «Rayuela» de forma muy imaginativa y variada

También hay autores de cómic hispanos que han biografiado a escritores de otras esferas literarias. El ejemplo más destacado es Alfonso Zapico, que en 2012 ganó el Premio Nacional de Cómic por «Dublinés» (Astiberri), una narración de la vida de James Joyce. Como es habitual en la obra de Zapico, destaca la cercanía y el aprecio con el que trata a sus personajes, los humaniza. Laura Pérez Vernetti, que cuenta entre su obra con varias adaptaciones literarias al cómic, publicó en 2016 «Yo, Rilke» (Luces de Gálibo), una breve biografía del poeta alemán. Anteriormente –y en la misma editorial– ya había publicado «Pessoa & Cía.» (2011).

Hay quien se fija en autores extranjeros para situarlos luego en escenarios muy característicos de su propio país. El mexicano Bef se asoma en «Uncle Bill» (Bang, 2017) al complicado paso de William S. Burroughs por México, que terminó con la muerte (asesinato accidental) de su mujer. El escritor –muy borracho– quisó imitar a Guillermo Tell.

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