Fotografía anónima de acróbatas de la colección de Alexis W
Fotografía anónima de acróbatas de la colección de Alexis W
ARTE

¿Cómo se desnuda un hombre?

Con el desnudo masculino como hilo conductor, Alexis W gestiona tres de las más interesantes propuestas artísticas de los actos del Orgullo Gay en Madrid de este año. Pero no son las únicas

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Cuenta con unas 150 instantáneas, de las que solo una pequeña parte se muestra en la galería Mad is Mad. Por descontado, no están a la venta, pero representan la sensibilidad de su propietario –el artista Alexis W– por el desnudo masculino, y su deseo, como explica en sus propias palabras, de abarcarlo de la forma «más democrática» posible. Porque su colección de fotografías, en buena parte de artistas anónimos o de creadores que no han pasado a la Historia oficial de la disciplina pese a la calidad de las mismas, abarca la concepción que se tiene de este subgénero artístico desde una perspectiva muy abierta y con la mirada lo más limpia posible.

Significa eso que estas obras que el artista, también coleccionista, comenzó a atesorar hará un año y medio a raíz de un álbum sobre la cuestión que encontró por casualidad en Tenerife, no se ocupan una vez más de esa mirada homoerótica al cuerpo masculino en la que abunda la pose, la hormona y el músculo y se echa en falta la imperfección, la vulnerabilidad, el sentimiento.

El conjunto completo, y de algún modo también esta porción que por primera vez se muestra en Madrid, recorre todo el siglo XIX y se detiene en los años ochenta, justo la época en la que el canario comenzó a realizar sus primeros desnudos como creador (y justo por eso un autorretrato se convierte en el epílogo de la misma).

Perversión en la mirada

«Me interesan esos territorios en los que el cuerpo es protagonista –explica su dueño– y cómo se ha representado el ideal de belleza masculina con el paso del tiempo». Por eso, en la selección se incluyen también postales de esculturas clásicas, las que marcaron el canon durante siglos, pero también fotografías de lucha o danza, donde las formas son decisivas. Reconoce Alexis W cierta «perversión» en su propia mirada (los morbos son libres y personales) y por eso abundan los soldados. Y los que atesora de la Primera Guerra Mundial son una delicia, sobre todo porque son imágenes que, aunque probablemente surgieron del hastío y la espera en los tiempos muertos, se realizaron sus propios protagonistas a modo de divertimento, cuestionando, quizás sin saberlo, su propia masculinidad.

Dice el artista metido ahora a coleccionista que el que muchas sean anónimas es un plus para él. Aún así, el conjunto cuenta con estudios anatómicos tan propios del siglo XIX y los inicios de la fotografía como los de Jean Baptiste Igout, o los collages fotográficos de Émile Bayard, muy del gusto modernista. Conseguidas en mercadillos de Italia, Bélgica, Francia o Alemania («en Madrid, es casi imposible», sentencia), en ellas encuentran acomodo escenas más amateurs con otras de auténticos profesionales; «boutades» como los «Cuatro hombres defecando» (¡y creíamos que el «selfie» se había descubierto antes de ayer!), hasta visiones exóticas del otro o traspasadas por la polarización de los setenta (de las pocas en las que irrumpe el color).

Uno de los «Condenados» de Germán Gómez
Uno de los «Condenados» de Germán Gómez

Estas fotografías se complementan en la galería con algunos trabajos del propio Alexis W (estos sí a la venta) de series pretéritas en las que el cuerpo se inserta en la Naturaleza. En conjunto conforman la muestra «Desnudos y desenlaces». Y lo que es más importante: son la imagen supletoria de un interesante proyecto editorial, «Textos-Terona», en el que la representación de la desnudez se articula «a través de la palabra». Un total de 128 páginas en formato periódico en el que el creador canario ha invitado a participar a autores –hombres y mujeres– de diferentes ámbitos (escritores, músicos, periodistas, comisarios, coleccionistas, otros artistas...), para que desde una total libertad reflexionen sobre el cuerpo masculino desde concepciones estéticas, políticas y sociológicas. Se esboza así una mirada coral de 66 voces (de Lawrence Schimel a Luisgé Martín; de Fernando Gómez de la Cuesta a Adonay Bermúdez o Nerea Ubieto; de Teresa Arozena a Antonia San Juan; de Roberto Villalón a Carlos Rivero). Su precio es de 10 euros.

No son estos los únicos proyectos que Alexis W desarrolla estos días. De hecho, es su «Ventana Indiscreta», que alcanza ya su décimo cuarta edición, uno de los eventos asociados ya a los actos culturales de la Semana del Orgullo Gay en Madrid, en el que se inserta «Desnudos y desenlaces». Precisamente, para la convocatoria de este año, el fotógrafo tira de su propio archivo para fragmentar el cuerpo masculino, que, virado a rojo, protagoniza las 14 instantáneas que ya lucen en los balcones de la calle Pelayo.

Más indiscreta que nunca

Suele recordar su promotor que «La Ventana Indiscreta» es un proyecto de barrio porque muchas veces sus vecinos han sido sus protagonistas y porque sin ellos sería posible desarrollarlo, teniendo además en cuenta que se lleva a cabo de forma altruista y sin ayudas. Con respecto a otros años, esta ventana se muestra más indiscreta que nunca, ya que sus imágenes sacan a la calle escenas que tuvieron lugar de puertas adentro en el ámbito de lo íntimo, lo que trastoca las nociones de público y privado: «Nuestra cultura visual contemporánea nos da códigos y claves que nos permiten hacer conjeturas y reconocer una atmósfera con connotaciones eróticas y pornográficas en las escenas propuestas, pero será finalmente el espectador, desde la ambigüedad de lo que cree que ve en las imágenes de La Ventana, el que acabe dando significado a lo que la imagen no muestra», expone el canario.

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