Un joven camina entre los estands de la Feria
Un joven camina entre los estands de la Feria - ABC
ARCO 2017

El colapso de la cultura en la periferia española

ARCOmadrid es hoy uno de los «órganos» más sanos de un débil cuerpo artístico institucional en España en el que casi todo sigue gestándose en la capital

Madrid Actualizado: Guardar
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En 2009 Murcia presentaba un pabellón nacional en la Bienal de Venecia. Un par de años antes el MUSAC se presentaba con estand en Frieze y Art Basel. Valencia hacía su bienal y, casi al tiempo, Sevilla la suya, la célebre BIACS. ¿Qué queda de todo eso? Nada. El MUSAC se reinventa lejos de los presupuestos millonarios, nadie nombra la bienal del Turia y en 2012 un juez declaraba insolvente la BIACS, anunciando un calvario que ha llevado a 10 de sus directivos ante los tribunales. Murcia renace vinculando cultura e industria, racionalizando las inversiones y cerrando, uno por uno, todos los proyectos millonarios de la etapa anterior. Todo se perdió como lágrimas en la lluvia.

Cito estas pero podría llevar el tema a casi todas las Comunidades de España.

El colapso de las estructuras y estrategias en la periferia es la mayor crisis cultural conocida en España en décadas, pero el largo plazo en el que las yedras han ido cubriendo el mármol de antaño ha facilitado que no lo notemos. Cada mes cerraba una galería, reducía el presupuesto un museo, se cancelaba una bienal y así hasta pasar al campo de la edición de libros, la danza, el teatro, el cine y la ópera. Allí ni hablemos. Antes quizá demasiado, ahora demasiado poco. Salvo en Málaga, claro.

Un modelo erróneo

La recurrente crisis parece ser la explicación en todos los frentes, pero nos engañaríamos si creyésemos eso, porque en base a esa línea de pensamiento no podríamos justificar que ARTIUM, después de 15 años, se reinvente, aumente las visitas y se constituya en uno de los más sólidos pilares del sistema museístico español desde Vitoria, una ciudad periférica con 242.000 habitantes, unos 30.000 menos que Carabanchel. La crisis es una razón pero también una excusa. La realidad es que en el periodo 2000-2010 se impuso un modelo de cultura espectacularizada basada en el evento, en la temporalidad y en los fuegos artificiales; no hará falta que cite alguno, dejo al lector la lista por provincias.

Los consejeros y concejales buscaron modelos híbridos y con un fin de gran impacto, y eso llevó al nacimiento de ferias de arte contemporáneo en Salamanca, Cáceres, Sevilla, Jaén y hasta en Irún,

No se intentó crear una red, potenciar el sistema, buscar estructuras colaborativas

que se unían a históricas como Santander o Valencia. La inversión era pequeña y se cortaba la cinta igual. Hoy, con cierta perspectiva, esto nos parece muy llamativo. Es comprensible el apoyo viendo la repercusión, pero que un ayuntamiento como Salamanca plantease su estrategia en arte contemporáneo sobre el hecho mercantil más puro del sistema del arte es una paradoja. Se buscaba impacto mediático y potenciar el turismo cultural con miras cortoplacistas. No se intentó crear una red, potenciar el sistema, buscar estructuras colaborativas… El brillo de los cardados de Consuelo Císcar parecían anularlo todo. Brillos apegados a una temporalidad que no se planteaba de ninguna manera la posibilidad de que ese modelo cultural perdurase. Solo se quería cortar la cinta.

Hoy el desplome es muy grave. Hace días conocíamos la situación de La Laboral, que recortará su programa expositivo, nos olvidamos de museos que sobreviven en la precariedad y nos permitimos descabezar propuestas tan sensatas e interesantes como la de MARCO en Vigo. La salida de Iñaki Martínez Antelo es un síntoma de que las nuevas estructuras culturales en la periferia no han aprendido el error de los años pasados. Cambiar todo para que no cambie nada.

A contracorriente

No pretendo justificar el sistema centralista español, nada más lejos. La cultura en toda España siempre es decorativa y nunca estructural. Tenemos un problema real de debilidad de cara a la sociedad y la institución pese a representar más de un 3,5 del PIB. Tal vez tenga una lógica que supera la voluntad y la importancia simbólica del arte y es que hay sectores que ayudan a entender un país y otros no. Por ejemplo, el agropecuario, la industria, el turismo y otros tantos. Reflejan en sus configuraciones y estructuras la realidad de dónde se ubican por los hábitos, gustos y rutinas de los que los componen. Nosotros no. El nuestro es un mundo con reglas y estructuras muy particulares, tanto que con frecuencia la opinión o gusto mayoritario en el arte suele ser el opuesto al que caracteriza a la mayoría de la

La cultura en toda España siempre es decorativa y nunca estructural

población. Asumámoslo, no reflejamos la realidad de este país en casi nada. De hecho estos años de esplendor se alargaron cuando la crisis ya golpeaba a los más débiles, lo cual hizo crecer la incomprensión por parte de la sociedad. No es difícil creer que hoy muchos políticos entienden el recorte en cultura como una medida aplaudida por una sociedad ante la que no hemos sabido explicar que el valor simbólico de la misma en España es incalculable.

En este sentido todos parecemos estar de acuerdo con la desaparición de las cajas de ahorros sin pararnos a pensar que el mercado bancario se contraerá generando un monopolio que manejará los precios contra nuestros intereses; así lo dice la historia del mercado, pero en la cultura periférica estas cajas eran fundamentales. Fuera de Madrid, gran parte del tejido artístico se mantenía con la aportación de estas instituciones que, como fundaciones, debían revertir lo ganado en la sociedad. La lista de concursos, exposiciones, colecciones y, sobre todo, becas que han desaparecido es alarmante y lleva al sector a un raquitismo extremo.

La situación hoy es clara: resistencia. Algunas galerías, centros, museos e instituciones de todo tipo luchamos contra viento y marea manteniendo una escena que, contra todo pronóstico, fuera de Madrid, es vibrante, tal y como muestra el ABC Cultural semana tras semana. La debilidad de las estructuras no refleja la vivacidad, la potencia creadora de la periferia en todos los ámbitos. Los ejemplos serían infinitos, pero nos vale el análisis histórico del Pabellón Español en la Bienal de Venecia a lo largo de toda su historia por ciudades y regiones. A lo mejor nos sorprende.

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