LIBROS

«Los casos del comisario Croce», palabras mayores

El comisario Croce y sus historias sobreviven al gran Ricardo Piglia en este libro póstumo

El escritor argentino Ricardo Piglia

MARINA SANMARTÍN

Al comisario Croce, todos los casos le dejan una moraleja. Es así, convencido de que detrás de cada delito, más allá de la solución del enigma criminal, le esperan otro tipo de certezas, como uno de los personajes más carismáticos de Ricardo Piglia (1941-2017), que se incorporó a su imaginario con la publicación de la novela «Blanco nocturno», regresa a las librerías y afronta las doce investigaciones que componen este libro póstumo, titulado con su nombre: «Los casos del comisario Croce»; una joya que transgrede el género y constituye, desde su sencillez, una extraordinaria lectura marcada por un ritmo inconfundible: el del habla argentina, que también se escribe.

Fiel a sus señas de identidad, las mismas que, por encima de cualquier etiqueta, lo convirtieron en una de las voces imprescindibles de la literatura latinoamericana más reciente, Piglia consigue que este texto le «suene» al lector con una cadencia melancólica, que le «suene», como el tango , «a media luz», para describir con ese tono propio de quien ya está de vuelta de todo el mundo de penumbra y nostalgia, inmerso en los últimos años del peronismo, por el que Croce deambula a la deriva, sobreviviendo al día a día y sin ningún plan , con una falta de premeditación en su actividad que encaja a la perfección con la brevedad e independencia de estos cuentos.

Anécdotas y recuerdos

«La cuestión no es lo que el mundo hace con cada uno, sino como uno es capaz de enfrentar el horror , el horror y el horror del mundo, sin capitular», reflexiona Croce en el desenlace del relato «La película», inspirado, igual que el resto, en anécdotas y recuerdos que Piglia rescató de sus conversaciones en familia.

No hay que rendirse hasta el final y, como el comisario, Piglia no lo hizo. Cuando decidió resucitar a Croce, el autor de «Plata quemada», que a causa del avanzadísimo estado de la enfermedad degenerativa que acabó con su vida ya no podía teclear con normalidad, se valió de Tobii, un sistema de «hardware» que permite escribir con la mirada. Piglia -lo confiesa en la nota que cierra la recopilación- temía que esta forma diferente de plasmar la historia afectara a su estilo. Nada más lejos de la realidad. Las suyas siguen siendo palabras mayores. Quien se acerque a estas páginas se reencontrará con Piglia en cuanto devore las primeras líneas de «La música», que abre el compendio; y lo hará a través de Croce, que le ha sobrevivido.

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