Estatua de Tito Brandsma en el campus de la Universidad de Nimega
Estatua de Tito Brandsma en el campus de la Universidad de Nimega
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Un carmelita en el infierno nacionalsocialista

Tito Brandsma murió en el campo de concentración de Dachau en 1942. Pagaba así su lucha contra los nazis

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El escritor turco Enis Batur comentaba en su más que recomendable obra bibliófila « Las bibliotecas de Dédalo» (Errata Naturae): mostradme vuestra biblioteca y os diré cómo sois. He recordado esta frase al recorrer esta pequeña biografía sobre el carmelita holandés Tito Brandsma. El actual Prior General de la Orden del Carmen, el español Fernando Millán, nos acerca una figura injustamente desconocida en nuestro país. Evidentemente es una aproximación breve forjada en el cariño y la empatía hacia el personaje. Sin embargo, no cae en ningún momento ni en el peligro de la levedad ni en la tentación de la banalidad.

Brandsma murió en el campo de concentración de Dachau en el verano de 1942 y es un ejemplo vital contra la oscura noche nacionalsocialista.

Nacido en una familiar frisia de honda tradición católica, soñó con ser misionero desde niño. Sin embargo, su frágil salud le llevó a optar por una vida en el Carmelo tras una larga conversación con un familiar que pertenecía a la orden.

Resistencia activa

Era un joven inquieto que no se detuvo ni un instante. Poco a poco fue descubriendo su vocación como periodista y escritor. Llegó a dirigir varias publicaciones, lo que le permitió reflexionar con hondura sobre la labor periodística. Con el paso de los años, también se convirtió en un reconocido profesor de la Universidad católica de Nimega, donde fue nombrado rector.

El avance nacionalsocialista por el continente se hacía cada día más patente y, desde primera hora, el carmelita denunció los pilares inhumanos en los que se sostenía el odioso imperio hitleriano. Las consecuencias eran tan evidentes como funestas. A un osado Brandsma no le tembló el pulso desde sus múltiples responsabilidades institucionales a la hora de enfrentarse a los jerarcas nazis y lo pagó caro.

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