Detalle de Los siete «saptarsi» (sabios), ilustración del «Rgveda», uno de los textos que estudia Calasso
Detalle de Los siete «saptarsi» (sabios), ilustración del «Rgveda», uno de los textos que estudia Calasso
LIBROS

Calasso y el saber de Oriente

El ensayista italiano Roberto Calasso vuelve en «El ardor» a su gran pasión, la literatura védica. Parece que esté hablando de hace tres mil años, pero de lo que habla es de nuestra época

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La civilización védica se desarrolló hace más de tres mil años al norte del Indostán. Nada conservamos de ella salvo un conglomerado de versos y fórmulas rituales transmitidos oralmente: los «Vedas». «Veda», en sánscrito, significa «conocimiento». La primacía que estos textos atribuyen a la mente sobre cualquier cosa real explica sin duda el desinterés de sus autores por construir nada estable. «Que una cosa suceda es un hecho fútil; que suceda y una mirada la acoja en sí -reza un himno- es todo».

Roberto Calasso (Florencia, 1941) sintió pronto atracción por los escritos védicos. La idea de que el universo es un hecho secundario respecto de la mente y que gracias a ella lo real no cae en la inanidad o la inercia ha inspirado su pensamiento desde joven.

Convencido de que el destino de la verdad es convertirse en una forma de somnolencia, ha visto siempre en la tradición mítica un antídoto con el que contrarrestar la hegemonía del pensamiento tecno-científico. Famoso mundialmente por un libro dedicado a la mitología griega, «Las bodas de Cadmo y Harmonía», se vanagloria de ser antes que nada un mitógrafo, un narrador que obra «sobre un tejido previo al que va añadiendo hilos nuevos que a la larga pueden cambiar todo». La procedencia de ese tejido -mítico, artístico, literario- es lo de menos.

Ir más lejos

Calasso niega el progreso del pensamiento. Pensar es despertar, pero no del sueño, sino de la vigilia. Que haya habido momentos históricos de mayor concentración o condensación no quiere decir que exista una línea evolutiva. Su propia obra corrobora esta idea. Basta con ver de qué forma retorna a los Vedas. En 1983 escribe «La ruina de Kasch»; en 1996, «Ka», título del que se dijo en su día que superaba todo lo publicado sobre el asunto hasta entonces, y catorce años más tarde, en 2010, «El ardor», obra recién editada en nuestra lengua coincidiendo con la entrega al ensayista italiano del premio Formentor.

¿Qué ha pretendido Calasso con este nuevo libro? El proyecto inicial -confiesa en el último capítulo- era comentar un tratado de ritos védicos del siglo VIII a. C. titulado «Shatápatha Bráhmana». Tras estudiarlo exhaustivamente y descubrir que contenía pensamientos capaces de remover la confianza del hombre actual en las ideas que dominan su existencia, prefirió, sin embargo, ir más lejos. La incompatibilidad entre una civilización como la nuestra, que no reconoce nada fuera de lo que tiene a la vista, y otra como la védica, para la que nada de lo que ocurre posee significado si no es remitido al plano de lo invisible, no puede ser más radical y profunda. Hoy lo visible ya no comunica con lo invisible, sólo existe… lo visible.

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