ARCO´19

Alejandro Botubol: «La sociedad actual no tiene cultura para entender este arte»

Para trabajar, este joven pintor andaluz, presente en ARCO con la galería Ponce+Robles, utiliza un espejo y un proyector que reflejan la luz en el lienzo. Su trabajo puede aún verse condensado en el Centro de Arte de Alcobendas

Alejandro Botubol con unas cintas, elemento principal de su exposición en Alcobendas y ARCO Manuel Camacho

Manuel Camacho

Alejandro Botubol, artista gaditano, lleva una vida dedicada al arte, de Nueva York a Madrid pasando por Sevilla. Ha hecho de su estudio un lugar de inspiración, utilizando cintas y aparatos rudimentarios para proyectar la luz y que esto sea su principal distintivo en la actualidad.

¿Cómo fueron sus orígenes como pintor?

Empecé dibujando caricaturas en la mesa del colegio y la limpiadora no las borraba. Me estimulaba que le gustase a los demás, el reconocimiento de que funcionaba me daba buen rollo. Después ya desarrollé mi labor haciendo cómic, manga...

¿Va dirigido a un público elitista?

Siempre fue así, pero el arte en general. De hecho, mucha gente me ha comprado arte con un sueldo medio. Entiendo que el ciudadano de a pie tiene otro tipo de prioridades, que si tiene problemas para llegar a fin de mes no vayan a comprar arte. El arte contemporáneo está dirigido a gente que le gusta este tipo de plástica; después está aquel que puede comprar.

Pero el mensaje de lo que hace, ¿le llega también al ciudadano de a pie?

Este verano hice una exposición en Cádiz llamada «Todas las tardes del mundo» . La hice en mi tierra y más didáctica imposible. En cuanto al arte contemporáneo, la gente suele estar más reacia. Cuando hablo de pintura quiero que el espectador la entienda de la manera más popular y cercana posible: yo hablo de la luz, del sol, de formas, de espacios, de paisajes... Creo que mi deber es hacer llegar el mensaje a todo el mundo, hacer que el color emocione.

¿Piensa que se está priorizando el mensaje dejando de lado la estética?

Sí, se está priorizando porque hay personas que piensan que un contenido, un mensaje o un concepto van por delante de la pintura. Pero cuando uno va a contar cosas bellas o feas no necesita dar un concepto porque ya está hablando de estética, no está hablando de superficie y artificio. Y la estética en sí es un concepto.

Obras como un carrito lleno de tierra por el precio de 18.000 dólares. ¿Es arte o negocio?

Es arte siempre que lo haga un artista. Si lo hace un fontanero no es arte; a lo mejor tiene sensibilidad artística, pero nadie lo concibe como eso. Pienso que, desde principios del siglo XX con Marcel Duchamp, se pasaron esas barreras del artista o no artista en el sentido de que, como él decía, el arte es lo que el artista dice que es arte. A partir de eso aparece su urinario, el descontextualizar algo para convertirlo en un nuevo objeto. Otra cosa es que la sociedad actual no esté preparada ni tenga cultura como para entender que eso es arte. La acción, al igual que hizo Manzoni con la lata de mierda, en los años 50 y 60 provocó y sembró el debate de que la gran masa no entiende el arte, y eso no quiere decir que la elite lo entienda. Me refiero a la gente que no consume museos, que no visita galerías o que no estudia arte, pues a lo mejor no puede entenderlo.

¿Cree que hay rechazo hacia el arte contemporáneo por parte de la sociedad?

La gente se cohíbe, les cuesta pagar once euros por una entrada al Museo del Prado para ver una exposición. Creo que la gran masa sí prefiere las cosas tradicionales porque es lo que entiende, y lo que entiendes no da miedo.

¿Cómo representa conceptos abstractos como la ausencia el tiempo?

En mis obras puede haber vacío, ausencias, jugar con el color... El tiempo está en los procesos del trabajo: en la primera capa hay un tono sepia; en la segunda, uno violeta; luego otra diluida, otra más expresiva... El tiempo, en mi obra, como concepto, está en los procesos, en las capas, se va viendo desde la primera capa hasta la última.

¿Cuál es su método entonces?

Ahora tengo nueve cuadros aquí. Me gusta rodearme de material de trabajo. Llevo todas las obras a la vez; no hay ninguna acabada. Van en capas. Mi técnica al óleo sobre lienzo tarda más tiempo en secar porque lleva aceite y eso me permite trabajar con muchas pinturas a la par y perderme en muchos cuadros. Cuando completas una serie ves que todos tienen relación entre ellos, que han crecido a la vez, con personalidad.

¿Cree que es un error que un artista no esté en una galería?

Actualmente sí. Hay artistas que atraen a las galerías, tienen una fuerza tan grande que seducen a las galerías potentes, que se fijan en ellos. Los artistas de carrera media que estamos ahí tenemos que luchar por estar en el mercado, sobrevivir y hacer un buen equipo con galerías; crecer juntos con espacios de nuestro nivel hasta que lleguen otros mejores. Además porque son ellas quienes te ponen precio.

¿Cómo juega con la luz para contar historias?

Improviso con el sol. Con la serie «Macropintura» tuve la oportunidad de plasmar piezas que reflejaban las cosas que ocurrían en el estudio con la luz y con el sol. Lo que hice fue una escenografía con un espejo y un proyector: reflejé la luz sobre el espejo, que a su vez reflejaba esa fotografía en un lienzo de dos metros y medio. A partir de ese esquema realicé toda una exposición, que era un recorrido sobre los diferentes momentos del día, la noche, la tarde, el amanecer, instantes de luz, nostalgia, la memoria, mis raíces. Fue un homenaje a dos años de investigación. Por eso fue tan ecléctica.

¿En qué proyectos ha trabajado últimamente?

En diciembre participé en la feria Pinta Miami con la galería Ponce Robles, con una serie de cuatro obras que se llama «Eclipses». Después, también en Miami, entré en la Star Individuality Foundation con artistas de diferentes disciplinas, como músicos o diseñadores. El ganador de este evento recibe un premio económico , una ayuda a creadores para financiar sus proyectos. El 16 de enero inauguré en el Centro de Arte de Alcobendas , «Tapes» , que coincide con ARCO y está dentro del programa de visitas VIP. Es un homenaje a la figura del bodegón con paisajes. Al igual que Morandi con botellas esperaba a que la luz de la tarde bañara esos bodegones para hacer variaciones, yo lo hago con cintas de todo tipo, de carrocero, aislante, americana o asfáltica, y, a partir de ahí, voy haciendo composiciones de color y de forma. Al descontextualizar esas cintas, estas se convierten en grandes esculturas como si fueran barrocas.

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