«Toilet Raphael», óleo de Alfonso Fernández
«Toilet Raphael», óleo de Alfonso Fernández - a. fernández
«Darán que hablar»

Alfonso Fernández: «Es arduo tener que justificar todo el rato la pertinencia de la enseñanza de las destrezas artísticas»

La gran pintura de Historia tiene su continuidad en Alfonso Fernández. Aunque sus protagonistas sean secundones o fetiches obsoletos. Este asturiano es de los que «Darán que hablar»

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Nombre completo: Alfonso Fernández Fernández. Lugar y fecha de nacimiento: Gijón, 1971.Residencia actual: Gijón. Estudios:: Licenciado en Bellas Artes (Universidad de Salamanca). Ocupación actual: Pintura y docencia.

Qué le interesa. Después de unos primeros años más centrado en la búsqueda de nuevos lenguajes abstractos, mi trabajo desembocó en una figuración de fuerte carga sociológica. Me interesan temáticas en las que se plantea la constante adaptación de mi generación –con muchos de sus referentes ya obsoletos– a este nuevo mundo «hipermoderno». Trato de interrogarme sobre ese estado que aúna la perplejidad y la iniciativa con la resistencia o la incertidumbre de los que hemos crecido al mismo ritmo que el actual periodo político. En definitiva, reflexionar sobre el paso del tiempo o en cómo este nos va moldeando, desgastando.

Jose Ángel Valente escribía : «El tiempo (…) nos da transparencia para que el mundo pueda verse a través de nosotros». Pues eso.

De dónde viene. En realidad no me he prodigado demasiado en exposiciones. Desde siempre he tenido claro que uno debe escoger los momentos en los que expone en función de la solidez de la obra y el discurso. No obstante, este último año ha sido prolijo en intervenciones. He participado en varios proyectos como en el Museo Barjola de Gijón en una interesante muestra llamada Tiempo de progreso, comisariada por Avelino Sala y Jose Luis Corazón. Y ferias como SUMMA o artMAd con mi galería ATM, además de una muestra individual de dibujos en el Museo Evaristo Valle, también en Gijón.

Supo que se dedicaría a esto desde el momento en el que... He dibujado y pintado desde niño, y en mi familia siempre ha habido curiosidad por la Historia, el arte y la cultura en general. Supongo que eso también ha ayudado. Pero no me lo propuse como opción vital hasta que reconocí que en el mundo de la contabilidad y el márketing no encajaba. Estaba matriculado en la Escuela de Empresariales. Una tarde tenía frente a mí los apuntes y, al lado, una caja de óleos. Fue un momento catártico. Elegí.

¿Qué es lo más extraño que ha tenido que hacer en el mundo del arte para «sobrevivir»? Nada exótico. Después de licenciarme, me dediqué por un tiempo al diseño gráfico y posteriormente a la enseñanza, actividad que sigo ejerciendo como profesor de dibujo en un instituto. No se si será raro, pero se vive un momento convulso en el que las enseñanzas artísticas se cuestionan constantemente desde el ámbito político. Es una tarea ardua el tener que justificar constantemente la pertinencia de esos aprendizajes.

Su «yo virtual». Me muevo entre la pereza y el pudor. Tengo una cuenta insulsa en Facebook en la que no he publicado casi nunca. Hace años me hice una web a la que subí algunos trabajos de diseño y obra artística. Murió en cuanto abandone el mundo del diseño. Soy muy huraño en ese aspecto; sin embargo, dedico bastante tiempo a estar al tanto de las exposiciones de las galerías y museos que me interesan en España, Europa, EEUU, Sudamérica...

Dónde está cuando no hace arte. Como he dicho antes, mantengo despierto el interés por todo lo que ocurre en el ámbito artístico. Lectura de revistas especializadas, visita a exposiciones... Nada fuera de lo normal.

Qué se trae ahora mismo entre manos. Estoy inmerso en la creación de un corpus de obra que sustancie y desarrolle mi discurso. Dibujos y lienzos, en muchos casos de gran formato, que formarán parte de algunos proyectos expositivos importantes para el próximo año. Además preparo trabajo para participar en próximas ferias aquí en España y en EEUU.

Le gustará si conoce a... He bebido de muchos. En un primer momento, la influencia que tuvo la pintura de los ochenta se extendió a la década siguiente cuando comencé a imbuirme en el mundo del arte contemporáneo. Los grandes formatos, la materia, el tratamiento pictórico de la Historia… Recuerdo la impresión de los cuadros de Kieffer, de Schnabel, de los italianos de la transvanguardia y los alemanes neoexpresionistas. Y de Broto, Sicilia o Campano aquí en España. Posteriormente, uno se va acercando a lo esencial, y es cuando volví a visitar el Museo del Prado con mucha mas frecuencia. Ahora no puedo negar mi pasión por Velazquez, Jordaens, Goya, Mengs o todos los grandes maestros de esos períodos.

«Tenía frente a mí los apuntes y una caja de óleos. Fue un momento catártico. Elegí»

Pero también encuentro referentes en otros lenguajes como el cine, la música o la poesía. En la geometría compositiva de Peter Greenaway o Kubrick; en la intensidad temática de Lars Von Trier; en Enrique Morente o Jeff Buckley, José Hierro, Luis Alberto de Cuenca… Serían infinitos.

En cuanto a mis colegas de generación, admiro el trabajo de algunos con los que también comparto proximidad geográfica, como Pablo Armesto o Avelino Sala, entre otros; pero, sobre todo, coincido en afinidades y perspectiva con Juan Fernández Álava o Jorge Nava, pintores purísimos además de amigos de los que no dejo de aprender.

¿Cuál es su obra favorita hasta el momento? Quizá Hen. Es un pequeño óleo que pinté en los descansos de otra obra de gran formato. Me servía para oxigenarme y no sentía ninguna presión Es una simple gallina deshilando un casete. Tiene algo de Laoconte o de Saturno devorando a sus hijos. Creo que la concibo como un autorretrato.

¿Por qué tenemos que confiar en él? En principio, la búsqueda obsesiva de la originalidad nunca la he sentido como una prioridad. Desconfío de los artistas «marca» y creo que los periodos más interesantes en la vida de un artista son los que surgen de la duda o la búsqueda, más que de las certezas. Hace poco vi un vídeo en el que se observaba el proceso de trabajo de Glenn Gould al piano, sus arrebatos e inseguridades. Era fantástico. Como la pintura de Bacon, llena de gruesas pinceladas escondidas detrás de otras transformando la reflexión en algo sólido.

Antonio Saura decía en su Note Book que la responsabilidad primera de un artista es la de crear una obra intensa. Esa es una de las consignas que más tengo presente cuando trabajo. Creo que es la dedicación y la insistencia lo que, en definitiva, da personalidad a la obra. Luego, lo que tenga que ser será.

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