Literatura

Juan Carlos Cazalla, el «Jueves» como memoria fotográfica

El periodista gráfico ha editado un libro con imágenes de una caja de negativos hallada en el mercadillo sevillano

Juan Carlos Cazalla Manuel Gómez

Marta Carrasco

Juan Carlos Cazalla tiene ese ojo privilegiado que consigue esa foto que luego asombra. Fotógrafo de prensa con una dilatadísima carrera, fue de los privilegiados testigos de la Transición en los años 80 desde diversos medios de prensa.

El libro que ahora ha publicado se llama «P» con imágenes sorprendentes. Todo ocurre por un curso en la Universidad que Juan Carlos Cazalla realizó hace un tiempo, «era un curso sobre archivo fotográfico y ún compañero comentaba cómo compraba fotos en el Jueves. Yo ya me había pasado pero sin ninguna convicción, pero seguí yendo al Jueves, y en el año 2000 encontré una caja con 150 negativos de los años 60 y 70. Algo rarísimo, porque cuando una familia desparece los negativos van a mercadillos o a la basura».

El fotógrafo vió que eran fotos de Moscú, Roma, París , «y me interesó, eran fotos que estaban bien, el fotógrafo tenía ojo. Compré el archivo por 20 euros y me puse a ojearlo».

Al hacerlo entresacó las fotos que más le gustaban y para establecer una relación con cada foto buscó el detalle de la imagen, «ese universo que también se puede fotografiar, así que seleccioné los detalles que me gustaban. Y en este caso me basé en Roland Barthes y sus teorías sobre la imagen y el «puntum» que yo llamo punto, es decir, aquella parte de la imagen que más te llama la atención y que te evoca algo». Seleccionada en cada foto ese «punto», también eligió una palabra para cada imagen que empezara por «P», y para completar la coincidencia, la editorial de su libro se llama «Parole, Parole».

La sorpresa vino cuando subió a Internet un vídeo sobre el libro, «y me llamó un señor de Carmona diciendo que había visto a una tía suya en una de las imágenes. Al final, creo que los fotógrafos eran dos hermanos de Carmona. Voy a seguir indagando para mandarles el libro».

Pretende con este trabajo que, «cuando veamos una imagen no la consumamos sin más, hay que fijarse y me gustaría que hubiera una reflexión. La fotografía está totalmente deshumanizada. La vemos masivamente, pero sin dedicarle la más mínima atención. En este tiempo es cuando más imágenes hay y sin embargo cuando se les presta menos atención».

Y en cuanto a las fotos con móviles, «eso ya es horroroso. Todo el mundo hace fotos del café que se está tomando y de todo . Eso crea un ruido en el sentido de que la fotografía pasa a ser algo que está en nuestra vida, pero que no tenemos en cuenta». Poseedor de un gran archivo fotográfico desde el año 1983, «si hubiera alguna institución que valorara que es el testimonio de una época..., me gustaría que pasara a algún centro, porque son historia de este país. Pero un archivo así necesita unos cuidados y eso cuesta dinero». Recuerda en cuanto a archivos fotográficos el del desaparecido Diario16 donde trabajó, se perdieron los positivos, «aunque cada fotógrafo tenemos nuestros negativos».

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