Rosa Aguilar, Enrique Valdivieso y Juan Espadas
Rosa Aguilar, Enrique Valdivieso y Juan Espadas - RAÚL DOBLADO
AÑO MURILLO

La Casa de Murillo acogerá las actividades dedicadas a los escolares

El edificio acogerá reproducciones de la obra del pintor, audiovisuales sobre su obra y su vida, así como charlas y conferencias

SEVILLA Actualizado: Guardar
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La Casa de Murillo, en el corazón del Barrio de Santa Cruz, acogerá las actividades dedicadas a los escolaresdel Año Murillo, que conmemora el cuarto centenario del pintor sevillano, y que comenzarán en otoño próximo para alargarse por todo el año 2018.

El catedrático Enrique Valdivieso, a propósito de este programa de actividades, ha destacado hoy que «los niños fueron fundamentales en la vida de Murillo», quien fue el menor de doce hermanos y tuvo al menos ocho hijos -la paternidad de otros dos aun se cuestiona- y llevó a sus lienzos un tema sin igual en la pintura europea del momento, el de los pequeños pícaros, niños callejeros.

Con motivo de la firma de un protocolo entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Sevilla para impulsar estas actividades, Valdivieso, en el patio de la Casa de Murillo -actual sede del Instituto Andaluz del Flamenco- ha valorado este tema pictórico de Murillo:

«Eran niños pícaros, no delincuentes sino astutos y habilidosos, que vivían a salto de mata y así se buscaban la vida, bordeando la ley pero procurando que los alguaciles no les pusieran la mano encima; siempre cantando y bailando y siempre con una sonrisa en los labios», ha descrito el profesor.

Valdivieso ha enlazado este tema de Murillo, de quien ha dicho que «interpretó a los niños como nadie», con el de la grandeza de ánimo para suplir las adversidades de la vida, y ha recordado que también el artista sevillano pintó al Niño Jesús, a San Juanito y a la Virgen Niña, hasta el punto de hacer de la infancia uno de sus temas centrales.

Ese vitalismo de Murillo serán los propios maestros los que se lo expliquen a los niños en las siete salas y el patio de la Casa de Murillo, donde también se proyectarán audiovisuales sobre la vida y la obra del artista.

El patio de la casa acogerá también charlas y conferencias y será el centro informativo para prensa del Año Murillo, y en sus cuatro paredes se colgarán reproducciones fotográficas de las principales obras del autor, a las que Valdivieso se ha referido como «las que nos robaron los franceses», en alusión al saqueo dirigido por el mariscal Soult durante la Guerra de la Independencia.

Sobre ese expolio ha añadido: «Nunca nos las devolverán; pero hay que tomar conciencia de esa brutalidad injusta y de que la cultura no puede basarse en esos atropellos», por lo que ha bromeado: «Ya ven ustedes que las autoridades francesas nunca me van a dar la medalla a las Bellas Artes».

El profesor también ha adelantado que en la escalera de la Casa de Murillo se colgará una reproducción de una Inmaculada, otro de los grandes temas de Murillo e imagen que hasta hace sólo unos años colgaba en buen número de casas sevillanas, como «centro de devoción espiritual» e imagen que «amparaba la vida doméstica».

Valdivieso también ha explicado que Murillo vivió buena parte del último periodo de su vida en esta casa sevillana, si bien murió en otro inmueble muy próximo, en la Plaza de Alfaro, y ha descartado que el fallecimiento se produjera en Cádiz porque estuviera pintando los grandes lienzos para los Capuchinos de Cádiz -en esa época no se pintaba en las iglesias y monasterios donde se destinaban las obras, sino en los talleres de los artistas y se trasladaban una vez acabadas-.

Tras la firma del acuerdo entre el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, y la consejera andaluza de Cultura, Rosa Aguilar, Valdivieso ha mostrado su convencimiento de que durante los meses de la celebración del Año Murillo en Sevilla se convertirá en «un hervidero» del mismo modo que sucedió con el Año del Greco en Toledo, ciudad que tiene menos capacidades que Sevilla.

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