Verdaderas falsificaciones de Rembrandt

El Museo Estatal de Berlín muestra en una nueva exposición las dificultades de discernir sobre la autenticidad de las obras asociadas al artista holandés. Al menos un tercio de las telas del pintor fueron realmente realizadas por sus alumnos

Un conservador observa el dibujo «The carrying of the cross», de Rembrandt EFE

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Ser o no ser… un Rembrandt , he ahí la cuestión. El maestro formó en su estudio a alumnos durante tres décadas según su propia técnica, y a los especialistas les sigue resultando muy difícil diferenciar al genio barroco holandés de sus pupilos. «Pero sí es posible», defiende el director del Museo Estatal de Berlín , que desde el pasado viernes muestra en una exposición las vicisitudes de discernir sobre la autenticidad de un Rembrandt .

Se trata incluso de una cuestión de Estado. El Gobierno de Holanda nombró y subvencionó una comisión a finales de los años 80 para analizar la obra del pintor. Se calcula, como fruto de los trabajos de aquella «comisión Rembrandt », que al menos un tercio de las telas del autor comprendidas entre 1635 y 1642 las pintaron sus alumnos. «Sin embargo, eso no significa que esos cuadros sean falsos, sino que debemos entenderlos como una extensión de Rembrandt que forma parte del conjunto en una perspectiva amplia y que no carece de valor», defiende Holm Bevers, director del Museo Estatal de Berlín, en el que se celebra la muestra que se podrá visitar en la capital alemana hasta el próximo 18 de noviembre.

La exhibición de Berlín reúne obras que llegaron a ser adjudicadas por error a Rembrandt (1606-1669), pero que realmente habían sido pintadas por algunos de sus alumnos, retando a los visitantes a encontrar las diferencias. Destacan piezas de pintores como Ferdinand Bol, Govert Flinck, Jan Victors o Willem Drost, que confrontadas con otras del maestro llevan a diferentes deducciones. «El público podrá percatarse de las similitudes y diferencias, en ocasiones sutiles, que existen en los trabajos del maestro y de los pupilos de su escuela», explica Bevers. Siguiendo el ejemplo de su maestro, los alumnos representaron escenas bíblicas en sus cuadros y, a continuación, pasaron a desarrollar su propio estilo. En muchos casos solo es posible discernir gracias a un sistema de autorradiografía por activación de neutrones elaborado en Estados Unidos y que, al parecer, resulta infalible incluso con los retoques del lienzo.

Verificación

La obra más temprana de Rembrandt está fechada en 1625. A partir de 1626, el artista pintó de forma regular. Es entre 1631 y 1634 cuando hallamos una tercera parte de la obra que puede atribuirse a los alumnos. Ello se debe, explican los expertos, a las características del trabajo en un taller. Coleccionistas como la Reina de Inglaterra o museos como la National Gallery de Londres, el Louvre o el Metropolitan de Nueva York, han hecho desfilar sus propiedades por el escáner para verificar su cotización. Hace algunos años, un Rembrandt de la colección Thyssen que debía ser vendido en Christie’s por 10 millones de dólares bajó a 800.000 tras el informe científico. Pero en España no hay temor a los implacables dictámenes de los neutrones, principalmente por su escasez. En nuestro país sólo existen tres cuadros firmados por Rembrandt, dos de ellos en el Museo del Prado y un tercero en la Casa de Alba .

La exposición de Berlín se centra, no en los óleos, sino en los dibujos y grabados. Nadie ha igualado su perfección en este área, con dibujos ejecutados a veces sin boceto previo.El artista estampaba todas las hojas sobre planchas de cobre dibujadas antes a punzón. Les daba su toque único de color y las entregaba al cliente. Entre 1625 y 1665 hizo 315 grabados, pero la mitad de las 18.000 copias guardadas en los museos del mundo no son suyas, aseguran los responsables de la muestra.

Muchas obras fueron, incluso, ejecutadas después de su muerte y con papeles y tinta más modernos. «Veámoslo por la parte positiva –dicen los responsables–, no pensemos en que las obras de sus discípulos perderán valor, sino en que los verdaderos aguafuertes pueden aumentar de inmediato su precio en el mercado del arte». En todo caso, las matrices de cobre de las copias espurias sí eran las creadas por el artista. De modo que, tal vez, pudiera hablarse de una especie de copia verdadera.

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