El Museo Picasso de París se rinde al «Guernica»

El artista lo pintó hace 81 años en la capital francesa, que ahora le consagra una gran exposición

Interior del Museo Picasso de París J. P. QUIÑONERO
Juan Pedro Quiñonero

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El Museo Picasso presenta, del 27 de marzo al 29 de julio, una majestuosa exposición consagrada al «Guernica» de Pablo Picasso , reconstruyendo sus fuentes, su puesto en la historia de la pintura, la historia de Europa y la historia de España, una encrucijada mayor donde se cruzan el arte del pasado, el arte de su tiempo y el arte que vendría. Especialista emérita en la obra de Picasso, Émile Bouvard ha realizado un trabajo excepcional , referencia indispensable sobre una de las grandes obras del siglo XX. Se presenta de forma muy pedagógica , útil para los especialistas, indispensable para el gran público que desee descubrir un icono artístico español, europeo, universal.

«Crucifixión», de Picasso, presente en la exposición J. P. QUIÑONERO

Recordando y actualizando la vasta bibliografía sobre las fuentes del «Guernica», Émile Bouvard reconstruye una página mayor de la Historia del Arte, subrayando cómo en esa obra se confunden los «Desastres de la guerra», de Goya (descubiertos por Picasso durante el verano de 1934, durante su último viaje a España), el «Apocalipsis de San Severo» (en el Camino de Santiago), numerosas masacres de inocentes (Rubens, Poussin), la «Crucifixión» picassiana de 1934 (fruto de un diálogo íntimo con otras crucifixiones), las tauromaquias (goyescas y picassianas), las fantasmagorías surrealistas de muy diversa procedencia, el tema clásico y barroco de la «Pietà» , sin olvidar, claro está, la síntesis de todos las indagaciones picassianas, sucesivos periodos y sucesivas rupturas, que culminan en la tragedia histórica por venir, con la Guerra civil.

Obras relacionadas con el «Guernica» cuelgan en la muestra J. P. QUIIÑONERO

Reconstruyendo las metamorfosis del proyecto original, con sus primeros bocetos, para culminar con el encargo del Pabellón español en la Exposición internacional de artes y técnicas de la vida moderna de París, el «Guernica» terminaría siendo lo que fue y fotografió Dora Maar , la figura femenina central de la época. En escorzo, las figuras de Max Aub , agregado cultural de la embajada de España en París; Juan Larrea , responsable de información de la embajada, y los arquitectos Josep Lluís Sert y Luis Lacasa , recuperan su propio puesto, como responsables del diálogo directo con Picasso, en los días, semanas y meses cruciales del fin de la obra.

Si la mitología reciamente española (tauromaquias, guerra civil) se confunde con la mitología universal (el tema de la «Pietà» y las madres que lloran a sus hijos), los cataclismos estéticos que transformaron la Historia del Arte dialogan, a través de Picasso, con la apocalíptica cristiana medieval . Síntesis excepcional, quizá indisociable de la fortuna universal del «Guernica», cuya influencia directa ha sido igualmente muy mayor en las metamorfosis del arte de nuestra civilización, del expresionismo abstracto a todos los artistas políticos que hicieron suya una máxima del Picasso de los años 30: «No, la pintura no está hecha para decorar las habitaciones . Es un instrumento de guerra ofensivo y defensivo contra el enemigo».

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