El grafitero que pasó de trenes y fábricas a dirigir un taller en la universidad

El artista urbano regresa a su natal Santander, donde pasaba las horas pintando «en sitios extraños» como un centro de salud, una fábrica abandonada o las vías ferroviarias

El artista urbano Okuda EFE/ Pedro Puente Hoyos

Pablo G.Hermida (EFE)

El artista urbano Okuda San Miguel , que reconoce sentir más inspiración por el surrealismo que por el arte urbano, ha pasado de pintar a escondidas en vías de tren o fábricas abandonadas a impartir durante esta semana un taller sobre su visión artística en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

Okuda regresa así a su Santander natal, donde dejó la impronta de sus primeros grafitis, para mostrar a 25 alumnos de muy diverso perfil cómo entiende él la pintura y qué ha hecho en los 22 años que lleva con el bote de spray en la mano.

Se trata de una de sus pocas estancias en Cantabria, pues según cuenta a la agencia Efe su representante, Óscar Sanz , el artista pasa fuera de España una media de 260 días al año .

En la inauguración del taller, muy corta porque como él reconoce lo suyo no es hablar con las palabras , Okuda revive cómo fueron sus inicios en el arte urbano, en los que nunca pensó que sería tildado de «profesor» –en este caso de la UIMP–, un título del que prefiere rehuir también en la actualidad.

Mientras otros iban de discoteca en discoteca durante su adolescencia, quien hoy es un artista internacional pasaba las horas «en sitios extraños» pintando , tales como un centro de salud, una fábrica abandonada o las vías ferroviarias, teniendo que agacharse cada vez que pasaba un tren para que no le pillaran in fraganti.

Esos primeros dibujos eran las letras de su mote, Okuda, que pronto pasaron a geometrizarse y a incluir caras, una de las señas de identidad de su pintura actual.

Según Okuda, en esa época sus musas eran sus amigos y su hermana «casi siempre», aunque ahora se fija más en elementos clásicos , por ejemplo del Renacimiento.

Defensor de que los estudios universitarios no son tan importantes como «la carrera personal», Okuda recuerda que cuando él empezaba a pintar no había referencias de arte urbano en Santander , lo que le hacía estar «alejado» de la idea de grafiti más extendida en otros lugares.

El cántabro empieza el taller organizando una actividad para que los alumnos se presenten y puedan acordarse de los nombres de sus compañeros.

Así, les muestra una obra suya en la que conjuga el mote de Okuda con sus típicas formas geométricas y les pide a los alumnos que hagan lo mismo con sus nombres para enseñárselo a los demás, al tiempo que el propio artista diseña su boceto con el nombre de cada asistente, que son de muy variado perfil y edad.

Desde mayores a jóvenes estudiantes que todavía no han elegido qué carrera estudiar se dan cita en este curso, con muy distintos intereses y objetivos y de varias nacionalidades como México o Francia , aunque la mayoría son españoles.

Algunos ni siquiera conocen la obra de Okuda, los hay que son seguidores del artista o que quieren acercarse a su obra y otros pretenden que esta semana les ayude en sus distintos quehaceres pictóricos, ya sean profesionales o aficionados.

Incluso uno de los alumnos, fascinado con su trabajo en las fallas de Valencia del año pasado, no ha dudado en trasladarse a Santander a presenciar este curso.

Okuda repasará estos días desde sus musas y referencias a la hora de desarrollar su universo creativo, a la importancia que, a día de hoy, tiene la obra del artista en los diferentes entornos en los que va dejando su huella.

También hará un recorrido en primera persona en el que descubrirá sus diferentes soportes y estilos artísticos, así como las geometrías y estampados multicolores que se integran con cuerpos grises y formas orgánicas en piezas artísticas.

Se abordará la relación del arte urbano con la política, la influencia del 3D en sus trabajos y junto a los alumnos se desplazará a diferentes zonas de Cantabria como el municipio de Valderredible o el colegio Vital Alsar de Santander , que Okuda llenó de color en 2018 gracias a una iniciativa de financiación popular con «crowfunding».

Sus trabajos a menudo plantean contradicciones sobre el existencialismo, el universo, el infinito, el sentido de la vida, la falsa libertad y el conflicto entre la modernidad y las raíces, y ahora se pueden ver en todo el mundo porque Okuda está ya en calles y galerías la India, Mali, Mozambique, Estados Unidos, Japón, Chile, Brasil, Perú, Sudáfrica, México y todo el continente europeo.

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