La esencia de Dalí, en frasco pequeño

El pintor regresa a Dallas con una muestra en el Meadows Museum centrada en sus íntimas obras de gabinete

«Las acomodaciones del deseo» (1929), de Dalí METROPOLITAN MUSEUM

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En 1952 Salvador Dalí viajó a Dallas , invitado por la Universidad Metodista del Sur, para dar una conferencia sobre misticismo en un templo judío de la ciudad texana. Todo un acto surrealista . En una entrevista con el principal periódico local confesó que le encantaba la luz de Texas, que había tenido sueños en tecnicolor en Houston y en Dallas. Sesenta y seis años después, regresa con una exposición en el Meadows Museum , que pertenece a esta misma universidad.

En 2014 la pinacoteca adquirió «El hombre pez» (1930), un óleo de pequeño formato que ha dado origen a esta muestra. Bajo el título «Dalí: poética de lo pequeño, 1929-1936» , reúne una veintena de obras del artista –la mayoría sobre tabla–, cuyo nexo común es que todas son del periodo surrealista y de pequeño formato : la menor mide 9 por 7 centímetros, la mayor no pasa de los 40. ¿Quién dijo que el tamaño no importa? Por vez primera se analiza y se reúne su pintura de gabinete, íntima y personal y quizás la más desconocida. Invita a mirarla muy de cerca. No hay lupas, pero sí una gran pantalla con imágenes en altísima resolución de los cuadros donde poder apreciar cada detalle.

Ocho años fructíferos

En su fértil periodo surrealista Dalí llegó a firmar más de dos centenares de obras. Cerca de la mitad, a pequeña escala. Era el mejor laboratorio para su experimentación pictórica. Las que se exhiben en el Meadows Museum (del 9 de septiembre al 9 de diciembre) se centran en ocho fructíferos años: de 1929 a 1936, cuando desarrolla su original vocabulario. Ahí ya están todas las obsesiones que conformarían el universo daliniano : su pasión por la refinada pintura holandesa del XVII (especialmente, la de Vermeer), su veneración por «El Angelus» de Millet, los relojes blandos, las langostas, Gala, las hormigas, las referencias sexuales, los paisajes áridos y fantasmagóricos...

A nueve de las obras expuestas (seis préstamos del Museo Dalí de St. Petersburg de Florida, dos de colecciones privadas y «El hombre pez» del Meadows) se les ha realizado en el Kimbell Museum de Fort Worth un exhaustivo estudio técnico , el primero de su producción (radiografías, reflectografías infrarrojas y análisis de pigmentos) para comprender mejor la técnica de Dalí y su proceso de trabajo. A ellas se suman los estudios de otras tres obras que han llevado a cabo sus respectivos museos: «La persistencia de la memoria», del MoMA (esta obra maestra no ha viajado a Dallas porque ya estaba comprometida para otra exposición); «Solitude», del Wadsworth Atheneum Museum de Hartford; y «Phantom Cart», de la Fundación Gala-Dalí de Figueras, único préstamo español de la exposición. Han viajado obras desde Nueva York, Escocia, Australia, Francia...

Mark Roglán , director del Meadows Museum de Dallas y uno de los comisarios de la muestra junto con Shelley DeMaria, explica que en algunos trabajos se ha descubierto un dibujo subyacente exhaustivo, pero en otros el artista hizo cambios en la composición. En su libro «Cincuenta secretos mágicos para pintar», de 1948, Dalí desvelaba su técnica y los pigmentos que usaba, daba recomendaciones; pero, siempre tan contradictorio, se tomaba licencias y no seguía sus propios consejos. «Amaba la fotografía –comenta Roglán–. Estas pequeñas obras semejan fotografías del subconsciente, son como polaroids que salen de la propia cabeza de Dalí». La muestra se complementa con unas litografías que Dalí creó en 1968, bajo el título «Aliyah», para conmemorar el XX aniversario de la fundación del Estado de Israel.

Dalí no es ni mucho menos un desconocido en Estados Unidos. De hecho, es uno de los artistas españoles más célebres junto con Picasso, Miró, El Greco y Goya. En 1931 ya participó en la primera exposición surrealista en Estados Unidos, que tuvo lugar en Hartford (Connecticut), y en el 36 en la muestra «Fantastic Art, Dada, Surrealism» en el MoMA. De 1940 a 1948 Gala y él vivieron en Norteamérica. Llegó a tener un estudio en el hotel St. Regis de Nueva York. Fue amigo de Warhol (y un dios para el pop art). Coqueteó con Hollywood . Conoció a los hermanos Marx , trabajó con Hitchcock en «Recuerda» (dejó su sello más onírico) y fue fichado por Walt Disney para un proyecto: «Destino».

Los coleccionistas en Estados Unidos enloquecían con él. Sus mayores fans, A. Reynolds y Eleanor Morse, un matrimonio de Ohio que llegó a atesorar un centenar de sus lienzos. En 1982 se inauguró con esta colección el Museo Dalí de St. Petersburg (Florida). En 2011 estrenó nueva sede.

Otros muchos artistas también abordaron el pequeño formato: Van Eyck, Watteau, Fortuny, Goya... Pero pocos experimentaron tanto como Dalí. En 1928 publicó en «L’Amic de les Arts» el «Poema de las cosas pequeñas». Su esencia surrealista se halla, como los buenos perfumes, en frasco pequeño. Dalí gana en la distancia corta.

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