Elcano contra Júpiter: historia de una restauración

El Museo Naval de Madrid repara el cuadro que Elías Salaverría hizo en 1919 para conmemorar la primera vuelta al mundo, que será una de las obras centrales de la exposición que la institución prepara para el quinto centenario de la gesta, en septiembre de 2019

Irene García Bustos, a la izquierda, y María Jofre restauran el lienzo con el que Elías Salaverría conmemoró la gesta de Elcano en 1919 Isabel Permuy
Bruno Pardo Porto

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Llegaron a Sevilla descalzos y derrotados, aunque su nave celebraba la «Victoria». Dejaron atrás quién sabe qué horrores y dos centenares de muertos. Tenían la tez bronceada por el sufrimiento y la vista perdida en alguna parte. Solo Elcano miraba al frente, con unos ojos que brillaban con la luz del último puerto, conscientes de la gesta, de seguro que también de la pérdida. Al menos así imaginó la escena el pintor Elías Salaverría mucho tiempo después, en 1919, cuando se celebraba el cuarto centenario de la primera vuelta al mundo y tenía que inmortalizar el momento. Pero ni él ni sus retratados se esperaban que el rayo de Júpiter se iba a cruzar en su camino.

De aquel encargo salieron dos cuadros idénticos y de nombre literal: «El regreso a Sevilla de Juan Sebastián de Elcano tras la primera circunnavegación del mundo». Uno de ellos terminó en el Museo Naval de Madrid , donado por la familia del artista, aunque nadie podría adivinarlo ahora, pues la enorme pintura (de 2,4 por 2,2 metros, para ser exactos) descansa boca abajo sobre una gran mesa en una de las salas del edificio, que permanece cerrado al público por reformas. No tiene marco ni bastidor, y el reverso del lienzo está lleno de pequeñas pesas: parece más un mantel de carpintería que una obra de arte. Lleva así tres semanas, desde que un grupo de militares lo descolgaran para comenzar su restauración, dando inicio así a un trabajo de dos meses que concluirá a finales de diciembre.

«El regreso a Sevilla de Juan Sebastián de Elcano tras la primera circunnavegación del mundo», de Elías Salaverría Museo Naval

Los problemas de la obra son consecuencia de su antiguo bastidor , que había producido abolsamientos en ella y que incluso la había llegado a desgarrar en algún punto, según explica María Jofre, responsable del proceso. ¿El motivo? El tipo de ensamblaje de este, denominado rayo de Júpiter , que hacía que cada uno de los listones que formaban la estructura se «moviese» por su cuenta, deformando el lienzo. El primer paso para sanarlo era limpiarlo y liberarlo de su esqueleto, para después empezar a recuperar su plano original, que es lo que están haciendo ahora.

El ensamblaje del tipo rayo de Júpiter que estaba dañando el lienzo Isabel Permuy

Para eso es necesario humedecer levemente la tela en puntos estratégicos, donde luego se coloca papel secante y una carga que varía entre el kilo y el kilo y medio. Es un procedimiento minucioso y caprichoso, que requiere de la revisión diaria de las dos restauradoras encargadas –la propia Jofre e Irene García Bustos–, que cambian los papeles y redistribuyen los pesos a cada poco, según las exigencias de la superficie.

Preparación de uno de los injertos del lienzo Isabel Permuy

De forma simultánea, las expertas están realizando injertos en el lienzo , sobre todo en aquellas zonas donde estaba clavado al bastidor, que son las que más han sufrido. A primera vista parecen tiritas, que no es una mala imagen para entender un método que parece digno de un cirujano plástico. Aunque aquí no hay dolores del paciente después de la operación, el quirófano es una habitación de techos altos y esos injertos son tiras de nailon, que se adhieren al tejido con una resina (beva film) a la que se le aplica calor con una suerte pincel eléctrico.

En la carpintería del Naval ya tienen listo el nuevo bastidor para Elcano, hecho en una sola pieza de madera de pino, sin ensamblajes, con doble cruceta y los bordes rebajados, para evitar que el lienzo se apoye en ellos, que es lo que suele ocurrir con el paso de los años, dejando marcas indeseadas en el mismo. Se le añadirá un reentelado flotante : una tela tensa en que cubrirá el bastidor, de forma que al clavar el lienzo este no toque directamente la madera.

Alicia Suárez Blanco, jefa de la colección de pintura y mobiliario de la institución, explica que esta restauración forma parte de un proyecto que pretende revisar el más de medio millar de obras que se exponen en el museo, aprovechando su cierre por reformas, que se sabe cuándo empiezan pero no cuándo terminan. Lo que sí está claro es el destino de este óleo. «Será una de las joyas de la exposición que estamos preparando para celebrar el quinto centenario de la primera vuelta al mundo », avanza.

Eso será en septiembre de 2019, quinientos años después de aquella gesta, en el cumpleaños número cien de la pintura de Salaverría, que ha logrado esquivar los rayos de Júpiter en su travesía. Porque la inmortalidad es un viaje y una lucha contra el tiempo. Y por ahora una victoria.

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