El arte rasgado de Lucio Fontana llega al Guggenheim

El museo bilbaíno acoge una retrospectiva del artista italoargentino

El cuadro «Concepto espacial, Nueva York 1962» EFE

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Si hubiera que reducir la carrera de Lucio Fontana (1899-1968) a una sola imagen, en ella aparecerían, sin lugar a dudas, las rasgaduras con las que el artista nacido en Rosario (Argentina) transgredía el concepto del espacio y eliminaba la barrera bidimensional del lienzo. Sin embargo, no fue hasta 1949 cuando el pintor y escultor italoargentino realizó ese gesto radical , fruto de décadas de una trayectoria artística que desde este viernes puede ser vista en el museo Guggenheim de Bilbao .

La pinacoteca bilbaína presentó ayer la muestra «En el umbral», organizada por el Metropolitan de Nueva York (MET) . Una exposición que propone una visión transversal y completa de una figura artística que no dudó en hacerse eco de los conflictos y las angustias de la posguerra, la carrera espacial y la creciente amenaza nuclear de la Guerra Fría . Una selección de cerca de un centenar de esculturas, cerámicas, pinturas, obra sobre papel y ambientes realizados entre 1931 y 1968 que permite recorrer los periodos fundamentales de Fontana, que mucho antes de abordar su primer corte al lienzo realizaba escultura funeraria para los cementerios de su ciudad natal.

Eran los inicios de Lucio Fontana, que en su juventud se trasladó a Milán para formarse en escultura clásica en la Academia de Bellas Artes de Brera. Según explicó la comisaria de la exposición, Iria Candela, durante ese periodo ya se puede percibir su interés por los cortes, algo que quedó patente en series como «Cortes» («Tagli», en italiano) , así como el desarrollo previo de sus «Agujeros» («Buchi») , piezas de gran carga figurativa y abstracta en las que sitúa la radicalidad en un terreno que conecta con la pintura, la escultura y la acción artística.

En 1958, Fontana realizó su primera pintura rasgada, técnica que refinó con el paso del tiempo. Primero aplicaba sobre el lienzo generosamente una pintura uniforme y, cuando aún estaba húmeda, la rasgaba con una cuchilla . Una vez se secaba, daba forma a la abertura directamente con sus manos. El último paso consistía en fijarla con un fragmento de gasa negra que se adhería a la parte trasera.

Sexualidad y religión

«De esta forma trabaja la pintura con sus manos, como lo hacía con sus esculturas en arcilla», subrayó ayer Candela, que incidió en que existen muchas interpretaciones de los cortes. Entre ellas, la de que es la representación del órgano sexual femenino o, dada la religiosidad del artista, la llaga que dejó en el pecho de Cristo la lanza del soldado romano que acortó su agonía en la cruz.

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