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De izquierda a derecha, los ilustradores Miguel Calatayud, Karin Schubert, Paloma Martínez, Manuel Boix, Miguel Ángel Pacheco, Carme Solé y José Ramón Sánchez, ayer en el Museo ABC - JAIME GARCÍA

Los padres del dibujo moderno

El Museo ABC reúne en una exposición 114 obras de los mejores ilustradores de los años 70

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Con ese punto de nostalgia de una promoción excepcional, y como si fueran los integrantes de una vieja banda de rock, algunos de los mejores dibujantes de la Transición acudieron al Museo ABC para presentar «Cambio de luces. Ilustración española en los años 70»; una muestra que reúne lo mejor de aquellos que cambiaron las bases del dibujo literario e infantil cuando España todavía pintaba y convivía en blanco y negro. Ellos, a su manera, fueron parte del cambio.

Sin pertenecer a un movimiento concreto –como sería la generación del 27 en literatura– José Ramón Sánchez, Manuel Boix, Carme Solé o Karin Schubert dieron otro aire al dibujo en los últimos años de la dictadura y los primeros de una Transición en la que «todo estaba por estrenar». Aunque a primera vista pueda parecer una selección de dibujos infantiles (que lo son en muchos casos), la muestra representa el punto de partida del dibujo literario en España.

«Una avanzadilla que luego se ha ido desarrollando», según Miguel Calatayud.

La muestra la forman un total de 114 obras pertenecientes a 11 artistas que, como dice el comisario de la exposición, Felipe Hernández Cava, «se vieron unidos por un compromiso» ligado en primer lugar a la «conquista» de la democracia. «Un compromiso que tuvo que ver con la renovación pedagógica que se venía preparando desde algunos ámbitos docentes y que terminaron aplicando al mundo de la ilustración infantil, con la que educaron visualmente a muchas generaciones».

Compromiso

En alguna ocasión, ese compromiso político y pedagógico les vino casi por encargo, como sucedió con José Ramón Sánchez, premio Nacional de Ilustración 2014. Sánchez es autor del famoso cartel con el que Felipe González se presentó a las elecciones generales de 1977. Un dibujo en el que aparecían un obrero, un pescador, el propio Felipe González, un oficinista y una campesina conformando una especie de bodegón de la España de entonces.

«Esto fue un bombazo –explica el autor–. Pero yo no pinté un bombazo: a mí me dieron la posibilidad de hacer algo muy imaginativo». Fue un encargo de Javier Solana y, aunque aquellas elecciones las ganó Adolfo Suárez, en el PSOE estaban encantados con el dibujo de Sánchez. «Fue un atrevimiento llevar la ilustración a las campañas electorales, eran otros tiempos, pero cuando Felipe González fue presidente del Gobierno se acabaron los dibujitos. Aquí era un ciudadano con mucho carisma que se presentaba a las elecciones, sin más».

Algo parecido le ocurrió a Carme Solé, que recibió una oferta del PSUC, de ideología comunista, aunque prefirió no aceptar porque sabía que José Ramón Sánchez estaba trabajando en un cartel para el PSOE. Fue entonces cuando el PSOE catalán fichó a un compañero suyo para hacer algunos diseños y, como dibujaba muy parecido a ella, los del PSUC pensaron que Carme les había plantado y se había «vendido» a los socialistas. Un malentendido.

Entre medias de estos dos artistas están el gouache de Fina Rifà, los precisos diseños de Manuel Boix, que trabajó para «La Codorniz» entre otras publicaciones; o el divertido mundo de Miguel Calatayud. También hay obras de Pilarín Bayés, Asun Balzola, Luis de Horna, Miguel Ángel Pacheco o Ulises Wensell. La muestra termina precisamente con los dibujos de Karin Schubert, que al nacer en Postdam (Alemania) son, desde la técnica a la propuesta, las más «diferentes» de toda la sala. «No sé por qué me habéis elegido», llegó a bromear.

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