Premios Princesa de Asturias 2017: homenaje a la libertad creadora, la solidaridad y el talento

Don Felipe destacó que el trabajo en equipo de los galardonados contribuye a «resultados más exitosos»

Don Felipe y Doña Letizia hacen su entrada en el Teatro Campoamor FRANCISCO GÓMEZ
Almudena Martínez-Fornés

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Para el Rey la entrega de los premios Princesa de Asturias ha sido siempre «un acto de reconocimiento de valores cívicos y de principios morales». Y hoy se convirtió también en una ceremonia oxigenante y esperanzadora, en la que se destacó el valor del trabajo en equipo, al celebrarse en unas circunstancias muy especiales, marcadas por el desafío separatista catalán, que estuvo muy presente en sus palabras y en el acto del Teatro Campoamor.

Por eso, cuando Don Felipe se dirigió a los premiados les agradeció que «con su genio y su compromiso nos ayudan a acercarnos a algunos de los aspectos más positivos de la vida, de nuestra existencia, de nuestro mundo». Y es que, tal como dijo Don Felipe, «es en los momentos peores, en los más difíciles, cuando frecuentemente y de manera más nítida evocamos todo lo positivo, lo bueno; todo lo que, siendo intrínseca y profundamente humano, nos hace mejores y nos llama a ser más justos, más honrados y a tener más confianza». Con estas palabras se refería el Rey «al arte, la literatura, la ciencia, la cultura, el pensamiento, la solidaridad y la concordia».

Gaitas y banderas

Don Felipe llegó al Teatro Campoamor entre aplausos del público, bandas de gaitas y banderas de España, acompañado por Doña Letizia y Doña Sofía. El Rey, con traje azul marino y corbata verde (como la de Rajoy), la Reina con un vestido de seda blanco bordado en cristal de Swarovski negro, de inspiración china y diseñado por Felipe Varela, y Doña Sofía con un traje de chaqueta en color bronce.

Cuando los Reyes alcanzaron la mesa presidencial y Doña Sofía se instaló en el palco de invitados, un grupo de gaiteros de la Real Banda «Ciudad de Oviedo» interpretó el Himno Nacional, y el Rey declaró abierto el acto. Justo en ese momento se anunció la entrada de los premiados: Les Luthiers (Comunicación y Humanidades), William Kentridge (Artes), Hispanic Society of America (Cooperación Internacional), All Blacks (Deportes), Karem Armstrong (Ciencias Sociales), Adam Zagajewski (Letras), Rainer Weiss, Kip S. Thorne y Barry C. Barish y Laura Cadonati, en representación de la Colaboración Científica LIGO (Investigación Científica y Técnica); y el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani; el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en representación de la Unión Europea (Concordia).

Tras el discurso del presidente de la Fundación Princesa de Asturias, Matías Rodríguez Inciarte –con cariñoso homenaje y aplausos a Doña Sofía–, se procedió a la entrega de los ocho galardones, en la que los All Blacks pusieron la nota alegre con una «haka» neozelandesa (danza de guerra tribal maorí). La interpretación de los deportistas arrancó un aplauso al público, pero la mayor ovación se produjo durante la entrega del premio a la Unión Europea, cuando sus representantes ofrecieron simbólicamente el galardón a los asistentes, transmitiendo la idea de que el mérito es de «todos». Un gesto que levantó de sus asientos al público del Campoamor.

Los terribles incendios

Siguieron las palabras de agradecimiento de los premiados, y Don Felipe cerró el acto con un discurso en el que sus primeras palabras fueros para expresar su afecto y solidaridad «a las miles de personas que en Galicia, en Asturias, en Castilla y León y en la nación hermana de Portugal, han sufrido los terribles incendios de los últimos días». En este momento de su intervención, el público que asistía a la ceremonia en el Teatro Campoamor interrumpió por primera vez a Don Felipe con un aplauso. Después lo haría otras siete veces más antes de la larga ovación final.

El Rey compartió el «profundo dolor de las familias de las víctimas» de los incendios y transmitió su reconocimiento a todos los que «de manera ejemplar han luchado en ambas naciones contra esta tragedia que solo produce destrucción, pobreza y muerte». «Vaya desde aquí nuestro homenaje a los profesionales, voluntarios y vecinos que se han entregado con tanta tenacidad a esa lucha», afirmó.

De los premios, Don Felipe dijo que «nos inspiran esperanza» y muestran el profundo significado de la libertad creadora, del amor al conocimiento, al arte y a la cultura, pero también de la solidaridad y la justicia. Según Don Felipe, estos galardones «dan testimonio de la importancia del esfuerzo, de perseverar en el buen camino para culminar las obras valiosas, las que más duran y merecen la pena» y puso como ejemplo a esas «personas cuya tarea siempre busca los mejores frutos, los de las virtudes más elevadas y los mayores talentos de los seres humanos».

El trabajo en equipo

Tras mostrarse «profundamente orgulloso» de los galardonados de este año, Don Felipe destacó la importancia del trabajo en equipo. «Quiero resaltar –dijo– que en varias categorías, esa gran obra se caracteriza por cualidades como la colaboración sincera, el esfuerzo conjunto, por el trabajo en equipo, y por la unidad de propósitos, que siempre contribuyen a que se logren los resultados más altos y exitosos».

Después, en otro momento de su intervención, volvió a elogiar la colaboración: «Nuestros premiados saben bien qué significa trabajar en equipo, sumando fuerzas y talento, buscando el éxito común, compartiendo conocimiento, entusiasmo y esfuerzo». Pero también reconoció «el valor de la tarea en soledad, cuyos resultados se extienden a todos».

Como es habitual, Don Felipe también hizo una referencia a su hija, la Princesa de Asturias, que el próximo 31 de octubre cumplirá doce años y aún es demasiado joven para participar en la entrega de los premios que llevan su nombre (su padre tenía trece cuando los entregó por primera vez).

El Rey agradeció el compromiso de los patronos de la Fundación Princesa de Asturias, que hacen posible esta entrega, y el apoyo «del querido pueblo asturiano que siempre nos recibe con tanta hospitalidad y cariño».

Tras la ceremonia, que se cerró con el Himno de Asturias, los Reyes se trasladaron al Hotel de La Reconquista, donde residen durante su estancia en Oviedo. Allí Don Felipe se reunió con Juncker antes de sumarse a la recepción que los Reyes ofrecieron anoche en honor de los galardonados.

Pueblo ejemplar

La entrega de los premios Princesa de Asturias continuará en Poreñu, una pequeña aldea del concejo de Villaviciosa con apenas cien habitantes, a la que Don Felipe le entregará el galardón al Premio al Pueblo Ejemplar en reconocimiento a su labor asociativa. Durante la visita, en la que los Reyes visitarán hórreos y paneras, y contemplarán la artesanía de la zona, está previsto que Don Felipe y Doña Letizia planten un manzano. También contemplarán un taller de piedra y observarán la Fuente del Pontón, que llevó el agua potable a los vecinos y animales de Poreñu en los años cincuenta. El Rey dirigirá unas palabras en esta aldea, donde compartirá una comida de campo con los vecinos antes de emprender regreso a Madrid.

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