Luis Enríquez (consejero delegado de Vocento), Benjamín Lana (director editorial de medios regionales de Vocento), Bieito Rubido (director ABC), Carlos Robles Fraga (embajador de España en Chile) y Cristian Zegers (director de El Mercurio)
Luis Enríquez (consejero delegado de Vocento), Benjamín Lana (director editorial de medios regionales de Vocento), Bieito Rubido (director ABC), Carlos Robles Fraga (embajador de España en Chile) y Cristian Zegers (director de El Mercurio) - CRISTIAN MAYORGA

El periodismo de siempre, más que nunca

Las jornadas arrancan con una defensa del oficio: la cercanía al ciudadano, la investigación, la pasión por el relato...

Santiago de Chile Actualizado: Guardar
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«El mundo es un lugar mejor con periódicos». Esta certeza expresada este miércoles por Bieito Rubido en las majestuosas estancias de la Universidad Católica de Santiago, compartida por sus compañeros de coloquio Cristian Zegers y Benjamín Lana y moderada por la vicerrectora Paulina Gómez, encierra el espíritu de reivindicación del periodismo que triunfó en la primera mesa redonda de las jornadas que Futuro en Español organiza en el país sudamericano. El director de ABC coincidió con el director de «El Mercurio», decano de la prensa en español, y con el director de medios de Vocento en una defensa apasionada del oficio que desempeñan los diarios de más prolongada vida en un contexto donde sus palabras no sonaban a anticuada reivindicación de un pasado glorioso, sino a la profunda convicción de que los atributos propios del periodismo ejercido a lo largo de décadas y décadas, así en España como en Iberoamérica, contiene valores indispensables para avanzar hacia el porvenir.

«Periódicos de cabeza fría que arrojan luz más allá de la trinchera del momento y forman una opinión pública responsable»

Sobre esa evidencia, Rubido trazó un elocuente discurso cuya idea central nacía de una coincidente opinión expresada minutos antes por Zegers: la jerarquización, esa propiedad que distingue al periodismo tradicional, resulta una herramienta imprescindible en esta hora de «caos y entropía», según el director de ABC. Un tiempo durante el cual se necesita regresar continuamente a las fuentes primigenias del oficio, beber de ellas y recordar los valores fundacionales. Los citó Zegers: por ejemplo, la cercanía al ciudadano. O la vigencia de la investigación periodística, la intuición del profesional o la pasión por el relato. «Periódicos de cabeza fría que arrojan luz más allá de la trinchera del momento y forman una opinión pública responsable», subrayó.

En definitiva, por emplear las mismas palabras a que recurrió Benjamín Lana, se trata de reivindicar la pertinencia del vino embotellado (es decir, el diario de siempre) frente al aluvión digital, ese consumo a granel que generaba en su mensaje una reflexión no tan doliente como orgullosa: el periodismo, planteó Lana, ejercido con vocación de permanencia en las sociedades a las que rinde servicio. El periodismo, visto por lo tanto a partir de la imagen que arrojó el propio Lana al debate: como si fuera el señor Lobo que imaginó Tarantino. Porque el periodismo «resuelve problemas».

Y los resuelve siendo fiel a sí mismo, concluyó el director editorial de Vocento. Aunque su intervención vino precedida por el anuncio de que procuraría ser un agente provocador, tampoco se alejó demasiado del dictamen expresado por sus compañeros de mesa redonda. Para Lana, resulta en consecuencia decisivo que en esta época de cambios el periodismo sepa exhibir una cierta predisposición a conquistar el futuro. Sin miedo por supuesto a los avances tecnológicos, combinando su nuevo rol en el mundo digital con la apuesta por retener cuanto de bueno han tenido a lo largo de la historia los medios de comunicación en general, y los diarios centenarios en particular, para que perduren aquellos valores «que son buenos para el ser humano». Para construir, afirmó, «una sociedad mejor».

«Que generemos al lector confianza en una misma mirada, porque mantenemos los mismos códigos a lo largo del tiempo»

De modo que en su análisis resultó tan crucial el llamamiento a que cese esa «obnubilación» ante lo desconocido como la defensa cerrada de la pertinencia de la prensa de siempre «en el debate social». «Tenemos que ir a por la audiencia, pero a por la audiencia real», reclamó. Y en esa búsqueda del favor del público sonó de nuevo la hora de proclamar la disposición de la prensa a desarrollar su trabajo nutriéndose de los valores que Rubido definió con la precisión del entomólogo: los diarios deberán ejercer su oficio siendo «serios y fiables». «Un asidero de rigor en el voluble oleaje digital», aseguró. Medios que envíen a sus lectores el mensaje propio de los diarios más longevos, que resumió Zegers en esta frase: «Que generemos al lector confianza en una misma mirada, porque mantenemos los mismos códigos a lo largo del tiempo». Diarios, como coincidieron los tres protagonistas del coloquio, que observen el mayor celo en preservar un valor fundamental: la calidad de la información. «Lo medular siempre será el contenido», sentenció Zegers.

En el corazón de Santiago

La Universidad Católica es para Santiago de Chile mucho más que eso. Muchísimo más que un campus: la Católica es una institución. Se observa en el esplendor de su edificio central, anclado en el corazón de la capital, en la elegancia de sus salas y claustros, en el impoluto maderamen del aula magna donde se desarrolló la inauguración de la primera experiencia de Futuro en Español en el continente americano. A esa elegante apostura del escenario elegido para el estreno de la iniciativa que implusan Vocento y CAF aludieron sus principales responsbles.

Para Guillermo Fernández de Soto, director para Europa de CAF, esta actividad en Chile refuerza la condición de su banco de desarrollo como fuerza motriz del intercambio de conocimientos; a juicio de Luis Enríquez, consejero delegado de Vocento, los diarios centenarios como los que integran la escudería de su grupo editorial representan las mismas cualidades que el riojano Santos Toreno, fundador de «El Mercurio», eligió para definir el papel que ese periódico chileno pretendía jugar, «sin arrastrarse ante el poder ni atacarlo ciegamente». Un legado del que Enríquez considera depositario a Vocento. «Con responsabilidad, independencia y libertad, los diarios seguimos siendo imprescindibles para explicar el mundo», concluyó.

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