Pérez-Reverte, durant ela presentación
Pérez-Reverte, durant ela presentación - EFE

Pérez-Reverte: «El único orgullo de Cervantes fue haber sido soldado»

El académico ha abordado en una conferencia el papel del escritor en la batalla de Lepanto y la influencia de la contienda en «El Quijote»

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Un anciano de frente despejada y semblante melancólico. Un hombre en el final de su existencia que observa, a través de una ventana, cómo su vida se marchita junto a una España antes gloriosa. Así es como se imagina Arturo Pérez-Reverte los últimos momentos de Miguel de Cervantes Saavedra. Un escritor y militar que, como el autor de «Cabo Trafalgar» ha señalado este lunes en una conferencia celebrada en el Salón de Actos del Cuartel General de la Armada (Madrid), sólo se vanaglorió de una cosa mientras pisaba este mundo: «Su único orgullo fue haber sido soldado y haber luchado en las galeras del Rey».

No era para menos ya que, mientras que otros genios como Lope de Vega

podían presumir de ser famosos y tener la cartera llena, el «Manco de Lepanto» falleció pobre y sin que su mayor obra, «El Quijote», fuese reconocida.

Esa amarga visión del hombre que, en 1590, pidió ir a América para poder ganar dinero después de haber caído en desgracia tras participar en «la más alta ocasión que vieron los siglos» ( Lepanto, la contienda que enfrentó a la Santa Liga contra los turcos), es la que ha ofrecido el escritor y académico.

Una realidad cruda, pero necesaria para que alumbrara «El Quijote» tal y como lo hizo. Y es que, esos heroicos recuerdos de sus combates sobre el esquife de la galera la «Marquesa» cuando solo era un soldado bisoño (con poco más que dos decenas de primaveras a sus espaldas) fueron los que le hicieron dejar una impronta naval imborrable en la obra. Toda una suerte, en definitiva, para los lectores avispados que sepan bucear en el libro en busca de un pedacito de Historia Militar aprovechando el 400 aniversario de su fallecimiento.

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La lista de recuerdos navales es, en boca de Pérez-Reverte, inagotable. «En el Quijote se habla de galeotes. Unos personajes que Cervantes conocía bien por haber estado con ellos», ha explicado el escritor.

Pero las alusiones en la obra no se han limitado a recordar el papel de estos remeros condenados y su curioso lenguaje, sino que también abarcan desde multitud de referencias sucintas a la pasividad de los barcos hispanos en la lucha contra los corsarios, hasta la explicación pormenorizada de un combate naval entre un pirata y una galera sobre la que, casualmente, viajan el caballero protagonista y su escudero.

Todo ello, sumado a la «Historia del cautivo», un pequeña novela dentro del texto principal en la que el «Manco de Lepanto» narra (en boca de otro) uno de los pasajes que cambió su vida: el cautiverio en Argel después de la batalla.

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