JT Leroy, el escritor transexual y exprostituto criado en un parking que engañó a Bono y Winona Rider

Jeremiah «Terminator» Leroy, el turbado escritor transexual criado en un parking de camiones y obligado a prostituirse por su madre drogadicta, jamás existió. Estamos ante el gran escándalo literario del s.XXI que fue destapado por un periodista de «The New York Times» en 2006. Porque JT Leroy era Savannah Knoop , una mujer.

«Chica, chico, chica», su libro recientemente publicado en España por Alpha Decay (aunque es de 2008), es la crónica en primera persona de esta falsificación literaria. Bono, Courtney Love, Calvin Klein, Winona Rider, Gus van Sant se tragaron la bola, y este escritor empezó a ser visto como el nuevo Salinger, una figura tímida que poco a poco se dejaba ver. Asia Argento incluso tuvo un romance con él, al parecer. Pero todo resultó ser una estafa.

Supuestamente, JT Leroy había crecido en un apeadero de caminos en el sur de Estados Unidos en las condiciones extremas anteriormente descritas: madre drogadicta y demás. En sus libros autobiográficos, se explicaba su trayectoria vital incluido el cambio de sexo. Su primer libro se llamó «Sarah» y el segundo, para superinri, «El corazón es mentiroso» . Porque todo resultó ser una gran estafa.

Knoop, en realidad, fue la joven que durante más de seis años acudió a festivales literarios y rondas promocionales haciéndose pasar por JT Leroy, un hombre. Su cuñada de entonces, Laura Albert, era la autora de las novelas y la eligió por su aspecto andrógino perfectamente acrecentable poniéndole añadidos como una peluca o gafas de sol. Tras destaparse el caso, Knoop se estableció en San Francisco y escribió sus memorias «Chica, chico, chica» y que inspiran la película que va a estrenarse a finales de este año con Kristen Stewart y Laura Dern.

La escandalera, evidentemente, trascendió los cenáculos literarios estadounidenses y fue tratado por ABC en una columna de Rosa Belmonte : «Mientras aquí plagiamos, olvidamos y a otra cosa, Ana Rosa, en el extranjero se montan escándalos a propósito de lo que hay de verdadero. Vaya, que un escritor invente había sido de toda la vida un mérito. Los pollos acusados de farsantes son JT LeRoy (una especie de Boy George literario) y James Frey, ambos con obras exitosas y presuntamente autobiográficas. Al primero, de pasado chapero y drogadicto, «The New York Times» le llegó a exigir que mostrara los papeles del camión o no le publicaba un artículo. Pues ni que fuera una carta al director. El caso es que el periódico ha destapado que no es hombre sino mujer y, por tanto, de chapero nada. Cualquiera que haya visto una de sus escasas fotos (así, una tomada en Roma) tendría que estar muy fumado para creer que la cara que hay detrás de las gafas de sol y debajo del sombrero es la de un tío. Poco trabajada estaba la farsa, como provocando la gran y publicitada revelación. Kelly Lynch en «The L word» sí parece un hombre pero JT LeRoy parecía Bonnie Tyler sin voz perruna».