El León de Oro de la Bienal de Arte de Venecia se va a la «playa» de Lituania
La 58ª edición obsequia a Lituania con el premio al mejor pabellón nacional por su propuesta de la playa artifical en la que visitantes o «voyeurs» se recrean con el canto, a veces coral, a veces huérfano, de los bañistas
El León de Oro de la 58ª edición de la Bienal de Arte de Venecia fue a la «playa» de Lituania. El máximo galardón de esta feria internacional, que abrió el sábado sus puertas hasta el 24 de noviembre, fue para el pabellón lituano y su obra «Sun & sea» (Marina), de Lina Lapelyte, Vaiva Grainyte y Rugile Barzdziukaite, quienes transformaron el interior de un edificio histórico del Arsenal en una playa artificial auténtica, con bañistas que toman el sol tendidos en sus toallas de baño sobre la arena. Este reconocimiento a la puesta en escena de una obra «brechtiana» es sensacional y el jurado, presidido por Stephanie Rosenthal, ofreció estas motivaciones para la concesión del premio: «Por su enfoque experimental y su modo inesperado de afrontar la representación nacional. El jurado quedó impresionado de la originalidad del uso del espacio expositivo». La «performance» de los bañistas se interpreta como «una crítica del tiempo libre y de la contemporaneidad, representada por las voces de un grupo de intérpretes y voluntarios». No solo el jurado quedó impresionado, según su expresión, «por la representación que escenifica una obra brechtiana y por el compromiso activo del pabellón de Lituania en relación con la ciudad de Venecia y sus habitantes», sino también el público, que de inmediato hizo cola para ver la obra, mientras las tres jóvenes artistas recibían el máximo galardón de la Bienal.
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Todos los premios de la Bienal de Venecia, sus famosos Leones, son reveladoramente significativos acerca del estado del arte contemporáneo, en cuya condición actual algunos ven una cierta esquizofrenia: Por una parte, hay una obsesión del mercado con la pintura y escultura -aunque, curiosamente, quedaron fuera de los galardones del jurado las esculturas y las pinturas-. Por otra, existe un empeño en hablarnos del mundo con medios más próximos al teatro, al cine y al periodismo. Esto se ha reflejado de forma especial en este Leon de Oro concedido al pabellón de Lituania, cuya «playa» está generando gran interés entre los visitantes de la Bienal, que contemplan la escena de los protagonistas que cantan canciones dulces y llenas de melancolía. El diario «La República», tras resaltar cómo pintura y escultura quedó fuera de los premios, describe la obra lituana resaltando el perfil profesional de sus creadoras: «El título de la obra es sencillo como el contenido “Sun & Sea (Marina)”».
Obviamente, esta escenificación de una «playa» como si fuera el Lido de Venecia está relacionada también con el problema actual del cambio climático, y en ella se responsabiliza al hombre y sus actividades de las modificaciones territoriales, estructurales y climáticas. El pabellón de Lituania ha organizado al mismo tiempo varias conferencias sobre la idea de la playa, desde el punto de vista de la ecología, la biología, la alimentación y la economía.
Gran impacto
Desde luego, lo que sí ha conseguido la «playa» de Lituania es que se hable de su pabellón como pocas veces ha ocurrido en la Bienal de arte de Venecia, alcanzando ya un gran éxito de público. Lo destaca «Artribune», revista de arte y cultura, que se hace amplio eco del galardón concedido al «muy aclamado» pabellón. «Artribune» pone de relieve que no es la primera vez que las tres artistas -una realizadora de cine, otra escritora y la tercera artista multidisciplinar, pero sobre todo coreógrafa- proponen un proyecto de gran impacto. En 2013 dieron vida a «Have a God Day», una opereta en la que las protagonistas eran diez cajeras de un supermercado que cantaban delante del público las frases que todos los días mecánicamente solían repetir a los clientes, una obra de 55 minutos que recibió muchos premios, y que fue presentada sobre todo en teatros y festivales.
