Hamilton: un fenómeno imparable en Estados Unidos

Desde la semana pasada, una sala enorme de la sede neoyorquina de Sotheby’s, en la ribera casi helada del East River, está dedicada a un archivo documental de Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de EE.UU. Una de las paredes de la estancia está tatuada con su firma en letras gigantes y otra de ellas la domina un retrato de quien hasta hace poco la mayoría de los estadounidenses solo conocían porque aparece en el billete de diez dólares.

Lo que Sotheby’s expone –y que saca a la venta mañana– normalmente no tendría tanta atención de una casa de subastas. Es una colección de cartas, notas, certificados o borradores, colocados en vitrinas. No hay piezas espectaculares a primera vista, cuadros u objetos personales (lo único que no es un papel es un mechón de pelo de Hamilton, enviado con una carta).

No hace falta: la colección incluye documentos de gran valor histórico. Y, además, Sotheby’s sabe que, en este momento, todo lo que tiene que ver con Hamilton se convierte en oro.

El primer secretario del Tesoro, impulsor clave de la ratificación de la Constitución de EE.UU. y redactor principal de los documentos federalistas, era hasta 2015 un personaje fuera de la órbita popular. Ese año se estrenó el musical «Hamilton», escrito y dirigido por Lin-Manuel Miranda, que contaba la historia del personaje a través del hip hop y en el que el casting estaba integrado al completo por negros e hispanos. Ha sido un fenómeno de masas, que barrió en los premios Tony del año pasado y que ha desatado la «hamiltonmanía» en todo EE.UU. «Es muy poco habitual, pero muy gratificante, cuando la cultura popular estadounidense se nutre de forma tan directa de nuestro pasado histórico», asegura Selby Kiefer, especialista en libros y manuscritos de Sotheby’s.

Valor especial

Las piezas que la firma saca a la venta tienen un valor especial porque son una colección en manos de descendientes de Hamilton. Han envejecido doscientos años en la misma familia y los expertos desconocían incluso de la existencia de algunas de ellas.

Un paseo por el centenar de documentos permite recorrer varios momentos clave de la vida personal y pública de Hamilton, que nació y se crió en las Indias Occidentales, en un entorno modesto, que se quedó huérfano de niño y cuyo talento le valió para que le enviaran a estudiar la Elizabethtown Academy, en New Jersey, y después al King’s College de Nueva York, lo que es hoy la Universidad de Columbia.

El joven Hamilton se contagió del fervor revolucionario neoyorquino, se alistó en la milicia que luchó contra los británicos y no tardó en llamar la atención de George Washington, que le nombró su ayuda de campo solo dos años después de coger la bayoneta. De hecho, una de las joyas de la subasta es el documento por el que se le otorga este cargo, fechado en 1777, al que los expertos había perdido la pista desde hace un siglo y que tiene una estimación de entre 150.000 y 250.000 dólares.

La colección también incluye documentos importantes de su esfera más íntima. Sobre todo, muchas cartas de amor a su mujer, Eliza Schuyler, algunas de ellas desde el frente. «Me das demasiadas pruebas de tu amor para que yo lo pueda poner en duda y, en la convicción de que lo poseo, soy también dueño de todo lo que el mundo pueda dar», escribe en 1780, en un momento en el que está encargado de gestionar un intercambio de prisioneros. Es la carta de amor más antigua entre ambos que ha salido a la luz, y sale a la puja con una estimación de entre 40.000 y 60.000 dólares.

Capítulos de su vida

En su correspondencia con Eliza y otras personas conocemos capítulos interesantes de la vida de Hamilton, como su experiencia en primera persona de la traición de Benedict Arnold, un revolucionario que pactó la entrega del destacamento militar de West Point, y a quien el protagonista trató de capturar, y refriegas varias de los primeros pasos de la democracia estadounidense. Por ejemplo, una controversia que estuvo a punto de llevarle a un duelo con un enemigo político. En otro duelo perdió Hamilton la vida en 1804, en el que se enfrentó con su archirrival, Aaron Burr. La colección conserva la carta de condolencia que su suegro, Philip Schuyler, le mandó a su mujer tras su muerte.

La subasta también incluye otros materiales curiosos, como las notas que Hamilton le facilitó a Washington para un discurso, una carta a John Jay –otro de los padres fundadores de EE.UU.– y muchos documentos legales de su trabajo como abogado. El más valioso es un borrador del llamado «Ensayo de Pacificus VI», en el que defendió la neutralidad del nuevo país ante los conflictos en Europa. Es el documento con mayor estimación de la subasta –entre 300.000 y 500.000 dólares– y en él se ve la escritura urgente de Hamilton, un verdadero torbellino intelectual en el periodo de formación de EE.UU. «¿Por qué escribes como si te quedaras sin tiempo? Escribes día y noche como si se te acabara el tiempo. Cada día peleas como si se te acabara el tiempo. Siga peleando mientras tanto», rapea el personaje de Hamilton cada noche en las tablas de Broadway.

Sotheby’s planea recaudar algo más de dos millones de dólares en la subasta, donde también habrá posibilidades de que los coleccionistas modestos se lleven un trozo de la historia a sus casas. Hay lotes con estimaciones alrededor de los mil dólares. Más barato que una buena entrada para ver el musical «Hamilton» este viernes. Una butaca en la decimoquinta fila –de lo poco que queda disponible– cuesta 1.279 dólares.