La estela de oro del Faraón Niño

El descubrimiento de la tumba de Tutankamón supuso el inicio de una época en la que los medios de comunicación se rindieron a la fastuosidad de la arqueología. El 4 de noviembre de 1922 apareció el primer peldaño del sueño de cualquier aventurero y arqueólogo. Una tumba prácticamente intacta llena de «cosas maravillosas», pero sobre todo llena de historia y de pasión. Howard Carter , el descubridor de la tumba, fue el primero en lanzarse a divulgar el sensacional descubrimiento por medio de conferencias. Incluso estuvo en dos ocasiones en España entre 1924 y 1928, dando a conocer el legado del Faraón Niño .

Gracias al descubrimiento infinidad de empresas de diseño, cosmética, moda, cine y teatro se inspiraron en Tutankamón para crear un nuevo estilo que marcó una línea de egiptomanía muy definida en la década de 1920 y 1930.

Desde entonces el brillo del oro de la máscara de Tutankamón ha subyugado a varias generaciones. Los misterios que rodean el descubrimiento de esta tumba en el corazón del Valle de los Reyes todavía siguen vivos. Desconocemos cuál es el origen de este faraón, por qué subió al trono y, lo más sobrecogedor de todo, conocer si realmente detrás de él existió la maldición que todos tenemos en mente cada vez que oímos hablar del nombre de Tutankamón.

Ya ha finalizado su restauración, pero eso no significa que se hayan resuelto todos los interrogantes que hay alrededor de este personaje histórico de mediados del siglo XIV antes de nuestra era. Por desgracia son muchos los objetos de la tumba, como la celebre máscara de oro , que esperan una publicación científica.

Podremos disfrutar de uno de los escenarios más apasionantes de la historia de la arqueología, la KV62, pero recuerden todos los que la visitan que aún son muchos los interrogantes que Tutankamón ha dejado detrás de su estela de oro en los libros de historia.