«¿Te da cuen?»: ¿Qué significan las frases de Chiquito de la Calzada?

Mientras que frases como «¡Al ataquerrrr!» o «¡Por la gloria de mi madre!» tienen un significado claro, otras como «A güán, a peich, agromenáuer» o «Apiticain, mor nau» resultan más enigmáticas

Probablemente la expresión más característica de Chiquito es el famoso «¡Jarrl!» ABC

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Gregorio Esteban Sánchez Fernández, más conocido como Chiquito de la Calzada, fallecido este sábado en Málaga a los 85 años de edad , quizás no será tan recordado por sus chistes como por sus ingeniosas frases y expresiones. Muchas de ellas forman parte del imaginario colectivo y quien más o quien menos ha intentado, normalmente con poco éxito, imitarlas alguna vez. Pero, ¿hasta qué punto se consigue usar con propiedad el lenguaje «chiquitistaní»?

Probablemente la expresión más característica de Chiquito y por la que hay que empezar es el famoso «¡Jarrl!» , una palabra acompañada de un grito y seguida de una peculiar versión del «moonwalker» de Michael Jackson, con la espalda encorvada y las manos levantadas en un peculiar gesto. «¡Que lo sepas!» , nadie ha podido nunca explicar qué significaba esta expresión.

Junto a esta onomatopeya ocupa un lugar especial el «No puedorl, no puedorl», que funciona muy bien cuando uno no tiene un buen lunes. El famoso «pecador de la pradera» o el «¡uno que nació después de los dolores!» pueden servir para referirse a alguien con cierta sorna. Si este alguien nos tiene disgustados lo mejor es recurrir a las expresiones «¡Asexsuarrr!», «¡Hombre malo, violento!» o al más directo «¡Hijoeputarrl!». En ese caso, y si la persona que nos molesta no cambia su actitud, lo mejor es pasar «¡Al ataquerrrr!» o llamar a la «Meretérita» , (así celebró la Guardia Civil el cumpleaños de Chiquito).

En el caso de que ocurra algo muy sorprendente, «¿Cómorr?», conviene recurrir al «¡fistro, ¿te da cuen?» o al «¡No te digo trigor por no llamarte Rodrigo!» .

En ocasiones, Chiquito se arrancaba a cantar versos de difícil clasificación, como «Sieteee caballo que vienennn de Bonanzaaarrlll». A veces los continuaba con unos indescifrables «Ay, canemor», «A güán, a peich, agromenáuer» o con el típico «Apiticain, mor nau» . Estas enigmáticas expresiones todavía no han sido descifradas.

La exageración siempre estuvo presente en el repertorio de Chiquito. Para la posteridad quedarán frases como: «¡Por la gloria de mi madre! , que tienes más pintura que el neceser de Marujita Díaz» o «que eres más falso que el flequillo del Dioni».

En todo caso, siempre viene bien recordar los consejos de Chiquito: «¡Relájese usterl!», «físicamente, morálmente» o el más profundo «¡no te hagas pupita en el fistro duodenalll!». Y para despedirse, nada mejor que un «¡Hasta luego Lucasss!».

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