Partitura de «Carmen» anotada por Teresa Berganza
Partitura de «Carmen» anotada por Teresa Berganza - ABC

«Carmen», un mito español con acento francés

La Casa del Lector inaugura mañana una exposición sobre la cigarrera sevillana imaginada por Merimée

Madrid Actualizado: Guardar
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«Su piel, por otra parte perfectamente tersa, se aproximaba mucho al tinte del cobre. Sus ojos eran oblicuos, pero admirablemente rasgados; los labios algo gruesos, pero bien dibujados, y dejaban ver unos dientes más blancos que almendras despellejadas. Sus cabellos, quizá un poco ásperos, eran negros, con reflejos azulados como el ala de un cuervo, largos y relucientes. Era una belleza extraña y salvaje, una cara que sorprendía al principio, pero que no se podía olvidar. Sus ojos, sobre todo, tenían una expresión a la vez voluptuosa y bravía, que no he encontrado después en ninguna mirada humana».

Primera edición de la novela de Merimée
Primera edición de la novela de Merimée - ABC

A nadie le puede sorprender que, tras la inauguración de la exposición, se rinda en la propia Casa del Lector un homenaje a Teresa Berganza, a quien el legendario director Herbert von Karajan definió como «la Carmen del siglo».

Desde que cantara el personaje por vez primera en 1977 en Edimburgo, la mezzo madrileña se ha convertido en la Carmen por excelencia. «El personaje me marcó mucho. Yo me tuve que soltar muchas cadenas que tenía puestas por la educación, por la época que vivíamos… Empecé a leer y a prepararme interiormente. Tenía que saber cómo era esa mujer. Nunca fue una prostituta, aunque muchas veces la presentan así; si lo fuera no estaría trabajando en una fábrica de tabacos, sudando como una bestia. Era una mujer a la que no se le escapaba el hombre del que se enamoraba».

«A fuerza de leer la novela y el libreto -continúa-, de estudiar la partitura, de volver una y otra vez sobre Merimée, y de representar la ópera, aprendí a ir con la verdad por delante. Al personaje de Carmen le cuesta la muerte, y yo estaba dispuesa a todo. Costara lo que costara. Y fue mucho, casi la vida, porque estuve muy enferma. Ese salir con la verdad me acabó cambiando».

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