Álvaro Ybarra Zavala, fotografiado en la exposición
Álvaro Ybarra Zavala, fotografiado en la exposición - Maya Balanya
Entrevista

Álvaro Ybarra Zavala: «En Colombia aprendí a temer el silencio»

El bilbaíno presenta «Macondo», donde retrata los 16 últimos años del conflicto armado

Madrid Actualizado: Guardar
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En un aula, un rifle descansa sobre el lugar que deberían ocupar las tizas en una pizarra. La mezcla de dos elementos tan distantes en una estampa que en Colombia ha terminado por tornarse verosímil refleja la fuerza del trabajo de Álvaro Ybarra Zavala (Bilbao, 1979), «Macondo», una recopilación de fotografías sobre el conflicto colombiano que desde ayer expone en la sala Eftide Madrid. Allí también está su libro homónimo, que en su primera página guarda un epígrafe que explica el sino del fotógrafo durante los 16 años que trabajó en el proyecto: «En caso de pérdida, devolver a la sociedad colombiana».

¿Por qué Macondo?

Como decía García Márquez, no era un lugar, era un estado de ánimo.

Es un paralelismo con las distintas verdades que conviven en Colombia, donde cada cual tiene la suya, que es una parte de esa gran verdad que constituye el conflicto. No podemos hablar de paz si no se representa esa pluralidad de todos esos Macondos que conviven en Colombia.

Siempre se supo fotógrafo. ¿Por qué de conflictos?

La fotografía para mí es una forma de descubrir el mundo. Busco generar diálogos, tanto conmigo mismo como frente a la realidad que documento. Es un lenguaje universal que te permite hacerte preguntas y que da la posibilidad de que cualquiera haga suya una fotografía. Tengo la obsesión de entendernos como especie, una visión bastante antropológica, pero sobre todo busco poner en valor el asunto de la pluralidad y la identidad.

¿Qué le viene a la mente si le digo Instagram?

No me considero un talibán. Pero hay que ser consecuente con lo que se hace. Si haces fotos documentales, el hecho es lo que marca el ritmo de un trabajo. Se ha producido una democratización de la imagen. Ahora, con el móvil la gente puede inmortalizar momentos. Es una herramienta brutal para buscar trabajos diferentes, y desde el punto de vista documental es una gran plataforma para contar historias. Su narrativa es única.

¿Hay algún momento fotografiando que le haya marcado con fuerza?

Muchos. Muchos. Yo en Colombia aprendí a temer el silencio.

Explíquese.

Es algo aterrador.

¿Solo en Colombia?

No. Yo lo conocí allí. Pero es un denominador común que rodea muchos tabúes de nuestra existencia. Los tabúes son un silencio. Los grandes temas de la vida. La gente no habla de la muerte, que es tan natural como nacer. La nada frente al nacimiento, qué eras antes, y la nada frente a lo de después: silencio. Obviamente, tú puedes aproximarte al silencio de muchas formas. En conflictos más visibles como Ucrania, Irán o Afganistán es mucho más palpable, es un silencio que grita. El silencio de un conflicto armado como el de Colombia es frío, calculador, pero totalmente implacable. Está presente, pero no lo ves. La guerra está ahí.

¿Se aprende a vivir con miedo?

¿Miedo a qué?

A lo que le pueda pasar.

Acompaña a cualquier ser humano. El miedo al fracaso, a la muerte, a lo que pueden pensar de ti, a la exposición.

¿Ha sentido alguna vez que la foto que iba a tomar sobrepasaba los límites que dibujaba la situación?

Sí. Yo necesito una relación con la persona que estoy fotografiando. ¿Qué sentido tiene robar una foto? La humanidad es lo que prima. Más allá de salvar una vida, creo que también hay momentos que se tienen que quedar para una determinada persona, y no se los puedes robar. Siempre hay que ponerse en el lugar del otro.

La mayoría de sus trabajos son fuera de España. ¿No cree que aquí tenemos suficientes conflictos que merecen ser retratados?

España ha sido un pequeño espacio que me he querido guardar para mí. Lo que he fotografiado aquí siempre se ha alejado de la fotografía documental. En estos momentos trabajo en dos proyectos, uno sobre memoria y otro sobre superación. Tenemos una España muy convulsa, no te voy a contar nada que no sepas. Como fotógrafo también me interesa lo que sucede en nuestra tierra.

¿Ve lo mismo a través de un objetivo que fuera de él?

Yo veo a través de una cámara. No separo. Soy un enfermo.

¿Qué papel juega la fotografía, frente al texto, en el periodismo?

Tiene la capacidad de inmortalizar un momento que no se va a repetir. Nuestra etapa asusta. Se crean y destruyen imágenes con mucha facilidad. Es un instrumento fundamental para documentar momentos que no pueden quedar al margen de la opinión pública. Tiene un rol muy importante en un mundo donde todo es tan rápido. Tiene esa capacidad para captar a una persona frente a una imagen.

¿Es menos tergiversable?

No.

¿Y más?

Por desgracia en nuestra etapa es muy cuestionable. Hay premios del World Press Photo que han sido retirados, en el que vale absolutamente todo, como presenciar una violación y no intervenir. Algo estamos haciendo mal. Los medios y sobre todo la fotografía necesitan un momento de reflexión sobre qué estamos haciendo mal. Porque ahí están los resultados.

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