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Arqueólogos españoles redescubren la tumba del tesorero del faraón Tutmosis III

Según los últimos hallazgos del Proyecto Djehuty, en la antigua Tebas agrupaban las tumbas por cargos administrativos

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Todo comenzó en el año 2002, cuando desde el CSIC se empeñaron en dar con los restos de Djehuty, supervisor del Tesoro y de los trabajos artesanos de la reina Hatshepsut, una de las pocas mujeres que ejerció de faraón en el Antiguo Egipto. Su reinado, allá por el 1470 antes de Cristo, se extendió durante 22 años, pero su nombre y su herencia fueron borrados para que nadie pudiera recordarla.

Catorce años después, el equipo liderado por José Manuel Galán celebra sus últimas excavaciones, que les han llevado hasta la tumba de Djehuty-nefer, sucesor de Djehuty y tesorero hace 3.500 del faraón Tutmosis III. Aunque la tumba fue descubierta originalmente en 1829 por Rosellini y Champollion —conocido por descifrar la escritura jeroglífica gracias a la piedra Rosetta—, el hallazgo revela nuevos datos sobre las costumbres del Antiguo Egipto.

«Pierde cierto valor por ser un redescubrimiento —señala José Manuel Galán—, pero sí tiene un valor desde el punto de vista egiptológico porque nos muestra cómo agrupaban las tumbas por cargos administrativos». De acuerdo con los restos descubiertos en los meses de enero y febrero, se puede decir que los altos cargos de la antigua Tebas eran enterrados en un mismo entorno y adornaban sus panteones «copiando» los textos escritos por sus predecesores.

Memoria y más allá

Lo que demuestran estos hallazgos es la obsesión de los egipcios por el más allá. El esmero que ponían a la hora de dejar un recuerdo indeleble en la historia. «A través de nuestra experiencia arqueológica —insiste Galán, director del proyecto—, un mensaje que subyace es la importancia de la memoria. Porque los egipcios creían que uno vivían en tanto en cuanto se le recordaba». Solo así se explica el buen estado de conservación de todos los restos encontrados.

Arcos y flechas intactos

Entre la arquitectura desenterrada este año hay otra serie de tumbas que todavía no se han identificado. Una de ellas, aseguran, puede fecharse en torno a la dinastía XIII, hace unos 3.700 años. En ese mismo entorno, dieron con dos pozos funerarios donde ha aparecido un conjunto de arcos y flechas. Este hallazgo es de los que más ha sorprendido al equipo, pues a pesar de tener cerca de 4.000 años presentan un estado de conservación excelente. La «cuerda» del arco permanece atada a los dos extremos y las flechas mantienen su punta de sílex, que al parecer sujetaban con una especie de goma y utilizando madera de acacia.

En otra tumba próxima han encontrado un lote de cerámica del 1700 antes de Cristo. Aunque será examinada en los próximos años, están convencidos de que la tumba pertenece a un rey de la dinastía XIII. El hallazgo de una roca con el dibujo de un halcón les hace pensar en ello. En el Antiguo Egipto, este animal aparecía dibujado en la lápida junto al nombre del faraón. Era una forma de señalar la noble procedencia del difunto.

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