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Tres prácticas de atención plena que puedes practicar con tus hijos

13/06/2018
Tres prácticas de atención plena que puedes practicar con tus hijos

Las prácticas de atención plena son estrategias utilizadas para mejorar la vida. Su principio se basa en concentrarse en el presente, al contrario de lo que hacen muchas veces las personas que viven del pasado (depresión) o que están solo pendientes del futuro (estrés).

La atención plena o mindfulness, es una habilidad que se puede entrenar y que corresponde con una filosofía de estabilidad y tranquilidad emocional. Por eso es una buena opción para practicar con tus hijos y transmitirles esta manera de controlar sus pensamientos, ayudando a su crecimiento personal.

¿Por qué son beneficiosas las prácticas de atención plena con niños?

La mente humana es un gran compendio de información. Tiene capacidades sorprendentes, pero en ocasiones el exceso de actividad y las preocupaciones pueden tomar el control y afectar a nuestra capacidad de concentración y disfrute. En una sociedad como la actual, también afecta a los niños, que ven mermado su rendimiento.

Aquí es donde entran las prácticas de atención plena, pues se encargan precisamente de dominar la mente, para que no suceda al contrario.

Algunas razones para practicar mindfulness con tus hijos:

Mejora el interés en el desempeño de sus deberes como niños. Un ejemplo claro son las actividades escolares. Muchas veces los niños suelen estar un poco distraídos. Sin embargo, con las prácticas de atención plena pueden mejorar significativamente.

Les enseña a manejar situaciones difíciles. Saber cómo manejar lo sucedido es vital porque desde corta edad pueden ir practicando y no llegar a reaccionar por impulsos. Evidentemente es una habilidad que a los niños, en la vida adulta, les servirá de mucho.

Elimina la inseguridad. Los niños a veces se sienten poco seguros con respecto a distintas situaciones en las que creen que no son capaces de lograr un objetivo. Esto causa mucho estrés y limita la calidad de vida de tu hijo. El mindfulness es un buen entrenamiento para mejorar en este sentido.

Tres prácticas de atención plena

1. Respiración abdominal

La respiración está completamente ligada a la vida. Es un proceso fundamental de los seres vivos cuya importancia a veces damos por sentada. Con la respiración se puede controlar el cuerpo y la mente. Por eso las técnicas de respiración son utilizadas como una técnica de control mental y espiritual.

Los niños también sufren estrés en su día a día, y enseñarles una técnica de respiración adecuada les permitirá enfrentarse a él adecuadamente.

¿Cómo? Lo primero es indicarle a tu hijo que se ponga en una posición cómoda, puede ser sentado o acostado boca arriba. Guíale para que inhale a través de la nariz hinchando su estómago como si fuera un globo. Pídele que aguante dos segundos y seguidamente, que exhale por la nariz vaciando ese globo imaginario. La sensación cada vez debe ser de vaciar por completo los pulmones. realiza esta práctica de atención plena con tus hijos durante unos cinco minutos cada día.

2. El significado del agradecimiento

La gratitud es un factor que se utiliza en las prácticas de atención plena, porque ayuda a cambiar la manera de pensar. Ser agradecido es una virtud y ayuda ampliamente a ver el mundo de manera distinta.

¿Cómo? Para esta técnica de atención plena, el grupo familiar se debe reunir completo en un lugar tranquilo de la casa, sin distracciones, lo cual es sumamente importante para que la misma pueda aplicar el efecto necesitado. Luego debes indicarle a cada uno de los integrantes de la familia que exprese por lo menos dos situaciones por las cuales estén agradecidos.

Este tipo de prácticas de atención plena no solo ayudan al niño en su día a día, sino que contribuyen a la formación de un mejor ciudadano, con valores muy positivos. La gratitud es un gran elemento que complementa la función del ser y el vivir.

3. Concentrarse en sentir

Las emociones y sensaciones que puede tener una persona son muy variadas. En el caso de los más pequeños, pueden suceder cambios y estados de ánimos por distintas situaciones en el día. Pero es importante enseñar a aceptar esas emociones.

¿Cómo? Existe un ejercicio bastante práctico que consiste en indicarle a tu hijo que cierre sus ojos y empiece a preguntarse qué siente en ese momento, qué se está imaginando. Si lo que te dice son pensamientos o situaciones no muy agradables, evidentemente está pasando por momentos complicados en su pequeña cabeza. Por el contrario, si su imaginación o pensamientos son productivos y sin problemas, el niño está tranquilo.

Lo fundamental en las prácticas de atención plena es hacer entender el porqué y el cómo enfrentar cada situación. Las emociones están presentes en el cuerpo humano y estas tienden a cambiar la conducta.

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