Las terribles chinches gigantes que devoran serpientes, tortugas e incluso patos

Un estudio ha investigado acerca de las 150 especies existentes que están repartidas por todo el mundo

Las chinches acuáticas gigantes se reparten por las zonas tropicales de todo el mundo Shin-ya Ohba

ABC Ciencia

La mayoría de los mortales piensa en las chinches como en pequeños y molestos insectos de apenas unos milímetros, temibles porque se alimentan de sangre humana y colonizan las camas menos insalubres . Sin embargo, la familia de los heterópteros es muy amplia, y cuenta con primos mucho más grandes y terribles, al menos en apariencia.

Es el caso de las chinches acuáticas gigantes , depredadoras voraces que comen desde peces a tortugas, pasando por serpientes e incluso patos . Y son capaces debido a su envergadura, cuyos especímenes más grandes, llamados Lethocerus grandis y Lethocerus maximus , que viven en Sudamérica, pueden medir más de 10 centímetros . Pero existen 150 especies deferentes repartidas por zonas subtropicales y tropicales de todo el mundo , y que acaban de ser objeto de estudio de investigadores de la Universidad de Nagasaki (Japón).

«Tienen sistemas de apareamiento únicos, que involucran la competencia femenina, y exhiben cuidado paternal, en donde los machos asisten a los huevos puestos por las hembras en plantas emergentes (Lethocerinae) o sobre sus espaldas (Belostomatinae)», explica Shin-ya Ohba , profesor adjunto de entomología en la Universidad de Nagasaki y responsable del escrito publicado este mes de marzo en la revista «Entomological Science» .

Chinches alimentándose de seroentes, ranas y renacuajos S. Ohba

Esperan pacientes a sus presas

Aunque ya se conocía la existencia de estos insectos, Ohba, obsesionado con estos seres desde que vio uno a los siete años en una tienda de animales en Japón, se decidió a estudiarlos más de cerca debido a sus artes depredadoras únicas, a las que no parecía importarles el tamaño de sus presas.

Por ejemplo, en 2011, el investigador pudo grabar por primera vez cómo una chinche acuática gigante que devoraba una tortuga . Por su color marrón, se confunden con las plantas y el suelo, colgándose de las hojas y ramas y respirando por una protuberancia que les sale de la parte posterior, lo que sería su trasero.

Cuando tienen la presa al alcance, la atrapan con las patas delanteras y la aseguran con las traseras, en un abrazo mortal . A continuación, le clavan una especie de aguijón cque probablemente inyecte unas toxinas que ayuden a la posterior descomposición del tejido (ya sea a través de la paralización o la anestesia de la víctima). Después, absorben los fluidos triturados de la presa . En las de mayor tamaño, pueden tardar horas y que la víctima esté con vida durante el proceso.

Los machos cuidan de los hijos y las hembras matan

Al contrario de lo que ocurre normalmente en el reino animal, para las chinches acuáticas gigantes la tarea de cuidar de los huevos le corresponde al macho , que pueden incluso cargar en su espalda con las futuras chinches.

La investigación también señala que en algunas especies las hembras se encargan de comerse los huevos de otras madres. «Al destruir los huevos de una competidora, una hembra puede conseguir a su pareja y asegurarse de que el macho cuide de sus huevos», explica Ohba.

Y no solo las hembras son temibles. También sus ninfas -las crías cuya fase vital dura hasta 60 días-, que cazan renacuajos o peces pequeños. Las ninfas cuentan con patas delanteras muy curvadas, lo que les ayuda a agarrar a las presas más fácilmente, según Ohba.

Beneficiosas para el planeta

Con todo, y a pesar de sus temibles comportamientos, las chinches acuáticas gigantes son necesarias para los ecosistemas , debido precisamente a su condición de superdepredaroras: mantienen el equilibrio de la cadena trófica . Y, a su vez, también son presas de peces y otros animales más grandes, incluidas las personas, que se comen estos insectos fritos o hervidos en el sureste asiático.

Pero la contaminación y la introducción de especies invasoras puede influir en las poblaciones de estos seres vivos que, para Ohba, son fundamentales: «Podemos conservar ecosistemas enteros a través de la conservación de las chinches acuáticas gigantes», sentencia.

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