Las termitas son grandes arquitectas. A pesar de su pequeño tamaño, pueden construir termiteros de varios metros de altura
Las termitas son grandes arquitectas. A pesar de su pequeño tamaño, pueden construir termiteros de varios metros de altura - Justin Hall/FLICKR

Las termitas, granjeras en la Tierra desde hace 25 millones de años

Unos fósiles localizados en Tanzania han permitido situar el origen de las granjas de hongos, una práctica por la que las termitas favorecen el crecimiento de hongos sobre la hierba para poder digerirla

MADRID Actualizado: Guardar
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Las termitas son insectos minúsculos y frágiles. Su cuerpecito suele medir apenas unos milímetros (dejando al margen a las gigantescas reinas), pero viven en grupos de dos o tres millones de miembros y tienen sociedades bastante avanzadas. Gracias a esto, tienen la capacidad de actuar como arquitectos formidables. De hecho, pueden levantar auténticas ciudades para termitas con la forma de torres de arena de hasta cinco metros de altura. Según un artículo publicado en National Geographic, los 15 kilogramos de termitas que por término medio viven en el interior de un termitero, son capaces de mover hasta 250 kilogramos de suelo y varias toneladas de agua cada año.

Además de eso, las termitas son devoradoras de hierba que no tienen nada que envidiarle a las vacas.

Su truco consiste en ser granjeras de hongos: crean jardines húmedos en el interior de sus termiteros en los que meten materia vegetal para permitir el crecimiento de un hongo que permite que ellas se puedan alimentar.

Según un estudio presentado este miércoles en PLOS ONE y dirigido por Eric Roberts, de la Universidad James Cook (Australia), esta técnica apareció por primera hace por lo menos 25 millones de años en el Valle del Rift, África. Después de analizar nidos de termita fosilizados en Tanzania, los investigadores han reconstruido la historia de un fenómeno que le permite a estos insectos moldear el paisaje y cumplir con un importante papel en la naturaleza.

Termitas en el interior de un tronco
Termitas en el interior de un tronco - Filipe Fortes/FLICKR

«Este descubrimiento hace retroceder el comienzo de la relación simbiótica (que beneficia a dos partes que conviven en un entorno concreto) a al menos 31 millones de años atrás», ha dicho Paul Filmer, director del programa de la Fundación Nacional de Ciencia (Estados Unidos) que ha financiado la investigación.

Antes de hacer esta invesgtigación, los estudios de ADN con termitas actuales permitió estimar el origen de esta simbiosis en unos 25 o 30 millones de años de antiguedad. Pero ahora, los fósiles han permitido asegurar estas conclusiones.

«Dado que el 90 por ciento de la madera en los ecosistemas secos estudiados es digerida por termitas, comprender el desarrollo de esta relación simbiótica es importante para entender la historia de estos bosques», ha añadido Filmer.

Según Eric Roberts, la aparición de esta peculiar relación entre hongos y termitas pudo aparecer en la selva africana. Desde allí, esta ventaja quizás les permitió comenzar a vivir en lugares menos favorables, como las secas sabanas, o incluso llegar a Asia. Si los humanos se dispersaron por el mundo gracias al ganado domesticado y a la agricultura, parece que muchos millones de años antes las termitas ya habían logrado domesticar a los hongos para prosperar.

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