Los niños saben quién manda (y cómo) antes de los 2 años

Un estudio señala que los pequeños pueden distinguir entre los líderes y los matones, lo que implica un sentido innato de la autoridad

Los niños saben distinguir la autoridad de un líder de la autoridad de un matón Fotolia

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¿Es la autoridad ejercida por un líder un principio innato en el ser humano? ¿O aprendemos a reconocerla y aceptarla mediante la educación? Un curioso experimento que aparece publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS) , sugiere que estamos preparados para saber quién manda y cuál es la fuente de su poder muy pronto en la vida. En el estudio, bebés de 21 meses fueron capaces de distinguir a un líder de un matón. Los primeros son obedecidos siempre; los segundos, solo en su presencia. Para los autores, estos resultados indican que la comprensión de los pequeños del mundo social es mucho más sofisticada de lo que se pensaba anteriormente.

En el experimento, los investigadores hicieron un rastreo de la mirada de 96 bebés mientras observaban unos dibujos animados preparados con este propósito. Unas figuras no humanas (óvalos con rostro, brazos, pies y voces femeninas) representaban diferentes situaciones. En una de ellas, los tres protagonistas rojos jugaban con una pelota en un campo junto a su casa. Entonces llegaba un personaje amarillo (líder) y los tres rojos se inclinaban ante él al unísono, mientras decían «¡Ohhhh!» reverentemente y le entregaban la pelota. En otra situación, los tres protagonistas jugaban con su pelota hasta que llegaba el personaje amarillo (esta vez, un matón), y les golpeaba hasta robarles la pelota.

En los ensayos de prueba, el personaje poderoso, líder o matón, ordenaba a los tres protagonistas rojos que se acostaran («¡Hora de acostarse!»). Los protagonistas entraban en casa y lo hacían. Cuando el poderoso abandonaba la escena, los protagonistas o bien se quedaban en casa y se iban a dormir (obedecían) o salían de casa y regresaban al campo (desobedecían).

Situaciones de liderazgo y acoso PNAS

«En la condición de líder, los bebés miraron significativamente más tiempo a la situación de desobediencia, lo que sugiere que esperaban que los protagonistas obedecieran al líder, incluso después de que este se fuera », explican en un correo electrónico Renee Baillargeon, profesora de la Universidad de Illinois (EE.UU.) y Francesco Margoni, de la Universidad de Trento (Italia). Sin embargo, en la situación de intimidación, los bebés miraron durante el mismo espacio de tiempo tanto si el matón era obedecido como si no. Las dos posibilidades eran igualmente esperables: «Los protagonistas podrían continuar obedeciendo para evitar ser lastimados si el matón regresaba y los encontraba fuera de la cama, o podrían desobedecer porque el matón se había ido y no tenían motivos para cumplir sus demandas», explican los investigadores. En otra condición, el matón permaneció en la escena después de emitir su orden, y los bebés esperaban que los protagonistas continuaran obedeciéndola, para evitar ser lastimados.

«Nuestros resultados muestran que los bebés distinguen entre los líderes y los matones y tienen diferentes expectativas sobre cómo las personas responderán ante ellos», señalan Baillargeon y Margoni. «Los bebés esperan que los líderes respetuosos sean obedecidos, por lo que estamos un paso más cerca de demostrar que el principio de autoridad es parte de la estructura básica de la cognición moral humana y emerge temprano en la vida», afirman. Estudios anteriores ya habían demostrado que los bebés pueden distinguir entre acciones útiles y acciones dañinas (por ejemplo, golpear, obstaculizar y robar), y prefieren a los individuos que producen acciones útiles. «Nuestros resultados amplían estos hallazgos previos al mostrar que los bebés también tienen expectativas sobre cómo las víctimas probablemente responderán a los agresores. Específicamente, cuando un abusón da una orden, los bebés esperan que las víctimas obedezcan mientras este esté presente. Sin embargo, cuando el acosador se va, los bebés ya no esperan obediencia», dicen.

En resumen, los nuevos resultados indican que los bebés pueden distinguir entre el poder basado en el respeto a un líder y el poder basado en el miedo de un bravucón, una comprensión del mundo que aparece muy temprano y que probablemente les será muy útil desde la guardería.

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