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Representación de los «disparos estelares» de Hydrae V, una gigante roja que está formando una nebulosa planetaria - NASA, ESA, and A. Feild (STScI)

La NASA detecta una estrella disparando «balas de cañón» tan pesadas como planetas

Hydrae V, una estrella moribunda situada a 1.200 años luz, libera al espacio enormes burbujas de gas súpercaliente a velocidades de cientos de miles de kilómetros por hora

MADRID Actualizado: Guardar
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El Universo cada día se parece más a un colosal campo de batalla. Junto a agujeros negros sin control y a los temibles pulsos de rayos X, ahora hay que sumar otro peligro espacial. Este jueves la NASA ha anunciado el hallazgo de una estrella moribunda que con su último aliento está disparando al espacio enormes burbujas de gas súpercaliente, cada una de ellas con la masa de Marte.

La observación, realizada con el telescopio espacial Hubble, les ha permitido estimar que este cañón estelar dispara una vez cada 8,5 años, y que ha estado activo durante los últimos cuatro siglos, tal como se publicó recientemente en « The Astrophysical Journal». Según han dicho, estas «balas de cañón» van a una velocidad tal que les permitiría llegar de la Tierra a la Luna en apenas 30 minutos (frente a los seis días que necesitan las misiones tripuladas).

El cañón estelar es Hydrae V, una hinchada gigante roja que está a 1.200 años luz de la Tierra, y que ya ha perdido la mitad de su masa con su lenta agonía. La etapa de gigante roja ocurre en estrellas moribundas que agotan su combustible nuclear y comienzan a liberar al espacio las capas más externas de su cuerpo, otrora más brillante.

Los astrónomos creen que las esferas de plasma fueron lanzadas por una estrella no visible, que estaría en órbita elíptica en torno a la gigante roja. Esta vecina se acercaría a Hydrae V cada 8,5 años, y cogería una parte del material de las capas externas de la moribunda. Una vez capturado por esta, el gas formaría parte de un disco de acreción, y sería lanzado al espacio después con una velocidad de cientos de miles de kilómetros por hora.

Modelo propuesto para explicar los «disparos». Una pequeña estrella acompaña a la gigante roja moribunda, forma un disco de acreción con gas robado y luego este sale eyectado al espacio
Modelo propuesto para explicar los «disparos». Una pequeña estrella acompaña a la gigante roja moribunda, forma un disco de acreción con gas robado y luego este sale eyectado al espacio - NASA, ESA, J. Hester and A. Loll (Arizona State University) - HubbleSite

«Queremos identificar los procesos que causan estas transformaciones tan sorprendentes, desde una estrella roja hinchada a una bonita y brillante nebulosa planetaria», ha dicho Sahai. «Estos cambios dramáticos ocurren en apenas 200 o 1.000 años, un parpadeo en el tiempo cósmico».

El espectrógrafo STIS («Space Telescope Imaging Spectrograph») del Hubble ayudó a entender el panorama. Durante 11 años analizó la temperatura, la localización y el movimiento del gas circundante en Hydrae V. Y los datos revelaron la posición de una cuerda de burbujas súper calientes, cada una de ellas a 9.400 grados centígrados de temperatura, surcando el espacio.

Estas enormes pelotas de gas se enfrían y expanden a medida que se alejan de la estrella, y dejan de ser detectables con la luz visible. Pero telescopios con base en tierra lograron en 2004 detectar a las más lejanas y antiguas de estas burbujas, que al parecer fueron disparadas desde Hydrae V hace 400 años. Otros datos han permitido averiguar que cada 8,5 años Hydrae V cambia la dirección de disparo de estos proyectiles.

Gracias a todo esto, los astrónomos han desarrollado un modelo para estrellas binarias que permite explicar la formación de discos de acreción, en los que se acumula el gas robado a una estrella moribunda, y además entender el mecanismo de disparo del «proyectil» de gas súpercaliente.

No se sabe hasta cuándo seguirá disparando la estrella Hydrae V, ni qué ocurrirá con su invisible compañera, a medida que la otra vaya perdiendo masa. Hydrae V disparó su última bala en 2011, y en un futuro próximo los científicos usarán el telescopio ALMA para echar un vistazo a la estrella moribunda, allá donde el Hubble ya no puede ver las «balas» más frías.

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