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Tras la muerte de Eugen Cernan (izquierda) quedan 6 astronautas vivos que hayan caminado sobre la Luna - AFP

Muere a los 82 años Eugene Cernan, el último astronauta que pisó la Luna

«No me había preparado para convertirme en un héroe nacional, pero de pronto me vi envuelto en ello», aseguró a ABC en 2009 el comandante del Apolo 17

MADRID Actualizado: Guardar
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«No me había preparado para convertirme en un héroe nacional, pero de pronto me vi envuelto en ello», aseguraba el comandante del Apolo 17, Eugene Cernan, en una entrevista concedida a ABC en junio de 2009. El último hombre en pisar la Luna ha fallecido este lunes a los 82 años, según ha informado la Agencia Espacial de EEUU (NASA).

El astronauta estadounidente que dirigió la última misión tripulada a nuestro satélite, el Apolo 17, fue el último en abandonarla. Desde aquel 11 de diciembre de 1972, hace 45 años, en el que Cernan recolectó muestras geológicas para estudiar el origen de la Luna en un último paseo de 35 kilómetros a lo largo de 22 horas, junto a su compañero Jack Schmitt, ningún ser humano a vuelto a pisarla. «Cernan y Schmitt serán, probablemente, los últimos norteamericanos en lo que queda de siglo que posen sus pies en suelo lunar», comentaba ABC en aquel histórico momento, acertando en su predición.

Cuando Cernan salió del módulo lunar «Challenger» se convirtió en la undécima persona en caminar sobre la Luna, mientras que Schmitt, el piloto del módulo, fue la duodécima. Pero como comandante, Cernan fue el último en volver al vehículo, pronunciando unas palabras menos famosas que las de Neil Armstrong en julio de 1969, pero igual de poéticas: « El desafío de Estados Unidos de hoy ha forjado el destino del hombre del mañana».

Misión Apolo 17

Con esta despedida de Cernan y la misión del Apolo 17, la NASA daba por su finalizado su programa de exploración lunar. La última nave tripulada con rumbo a nuestro satélite fue lanzada al espacio en medio de una llamarada que «pudo ser observada en 500 millas a la redonda». «Cuando el lector pase los ojos por esta crónica, el último de los “Apolos” norteamericanos habrá salido de la órbita terrestre y se habrá situado en los espacios siderales como una flecha destinada a la Luna», contaba ABC el 7 de diciembre de 1972.

Roland Evans, el tercer astronauta de aquella misión, se quedó en el vehículo principal, el «América», orbitando la Luna en solitario a setenta kilómetros de una superficie que no tendría el privilegio de pisar.

Fue a las 2.55 horas de España cuando el Apolo 17 posó sus cuatro patas en un profundo valle de la esquina del mar de la Serenidad. «Hemos llegado, muchachos, hemos llegado», gritó completamente excitado el comandante Cernan. «Absolutamente increíble», comentó Schmitt, intentando describir el paisaje que observaba desde la escotilla del «Retador» de la nave. El alunizaje fue perfecto, pues se posaron a sólo 100 metros del punto exacto previsto y comunicaron a Houston de que el módulo no sufrió ningún daño en la maniobra de contacto con el suelo. Y aunque Cernan comunicó a Houston, «alarmado», que les quedaba poco combustible, lo cierto es que únicamente consumieron la mitad del que disponían para el descenso.

«Son como la piel de un anciano de más de cien años. Es, probablemente, lo mejor que puedo decir», exclamó Cernan nada más salir al exterior de la nave y fijarse en unas pequeñas colinas cercanas. «Vaya pasos», dijo Schmitt al sentir la gravedad lunar, un sexto inferior a la de la Tierra. Y se dedicaron las siguientes siete horas a estacionar un pequeño centro científico y preparar el automóvil lunar, de 25 millones de dólares, para su segunda y tercera salida.

73 horas sobre la Luna

Cernan y Schmitt recogieron 110 kilos de muestras arrancadas del valle selenita de Taurus-Littrow, que se trajeron a la Tierra, amerizando en la aguas del Pacífico, a 400 millas de la isla de Samoa.

Cernan ya había participado en las misiones del Gemini 9A, en 1966, y del Apolo 10, en mayo de 1969. En esta última, junto al comandante Tom Stafford, voló casi 13 kilómetros sobre la superficie de la Luna, aunque no alunizó. Fue un ensayo general para la histórica misión Apolo 11 dos meses más tarde. En estas tres misiones, el astronauta fallecido este lunes acumuló 566 horas y 15 minutos en el espacio, de los que 73 horas fueron empleadas en la superficie del satélite terrestre, según la NASA.

«Al contemplar muchas veces las diversas fotografías de nuestro planeta, que a cientos de kilómetros de la Tierra han realizado los astronautas, he sentido una profunda impresión de la nada del hombre, de la pequeñez del hombre», comentaba el periodista José M. Benítez en ABC, quien aseguraba: «Ya nos vamos acostumbrando a lo grande, a lo sensacional, y casi, casi, nos parece lo más natural esta gran aventura»… que no hemos vuelto a repetir.

Nacido en Chicago en 1934, se licenció en Ingeniería Eléctrica y obtuvo un máster en Ciencias de Ingeniería Aeronáutica de la Escuela Naval de Postgrado de Estados Unidos. Fue capitán de la Armada y seleccionado en el tercer grupo de astronautas de la NASA en 1963. Se retiró de la agencia espacial estadounidense y la Marina en 1976, y tras su muerte solo quedan otros seis astronautas vivos que hayan caminado sobre la Luna.

Cernan, junto a una bandera de Estados Unidos, tras una caminata espacial el 12 de diciembre de 1972
Cernan, junto a una bandera de Estados Unidos, tras una caminata espacial el 12 de diciembre de 1972 - EFE
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