Según este estudio, los monocultivos están poniendo en riesgo la supervivencia de este animal en la región francesa de Alsacia
Según este estudio, los monocultivos están poniendo en riesgo la supervivencia de este animal en la región francesa de Alsacia - GERARD BAUMGART/AFP

Hámsteres se vuelven caníbales por comer maíz

La agricultura basada en el monocultivo de este cereal en Francia provoca déficits de vitaminas en estos animales que les llevan a sufrir demencia y a devorar a sus crías

MADRID Actualizado: Guardar
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La literatura fantástica, el cine y la cultura popular han creado la imagen del zombi o muerto viviente, una criatura que permanece en la Tierra para castigar a los vivos con una furia ciega e indiscriminada, para devorarlos o simplemente matarlos. Aunque en el mundo real no hay nada comparable, algo tan simple como la carencia de ciertas vitaminas pueden hacer que los humanos sufran pelagra, una enfermedad asociada a delirios, confusión mental y llagas en la piel, y relacionada también con mayores tasas de homicidio, suicidio y canibalismo.

En un estudio publicado recientemente en la revista Proceedings of the Royal Society of London B, los científicos han alertado de que una dolencia muy similar a la pelagra humana amenaza con acabar con el hámster vulgar ( Cricetus cricetus) en Alsacia, en el noreste de Francia.

La gran expansión de los cultivos de maíz, en detrimento del resto de plantas, han llevado a estos animales a carecer de ciertas vitaminas y a convertirse en caníbales que devoran a sus propias crías.

«Es evidente que hay un importante desequilibrio», dijo para AFP Gerard Baumgart, Presidente del Centro de Investigación de Protección Ambiental de Alsacia (Francia). «El hábitat de nuestros hámsters está colapsando».

Según han sugerido los investigadores, el origen de este problema está en el apabullante dominio del maíz sobre otras plantas en la región occidental de Europa. La utilización a gran escala del monocultivo de esta especie, está llevando a estos animales a carecer de nutrientes esenciales para su supervivencia. La clave está en la vitamina B3 o niacina.

El hámster común, en la imagen, vive en algunas regiones de Europa occidental, pero sobre todo en la región Oriental y en Asia
El hámster común, en la imagen, vive en algunas regiones de Europa occidental, pero sobre todo en la región Oriental y en Asia - katanski/WIKIPEDIA

Anteriores estudios analizaron el impacto de los pesticidas y la maquinaria industrial sobre la superviviencia de los hámsteres vulgares, pero en esta ocasión, investigadores de la Universidad de Estrasburgo, dirigidos por Mathilde Tissier, trataron de determinar la influencia de la dieta sobre estos animales. Para ello, compararon la evolución de las familias de los roedores que seguían dos dietas, una basada en maíz, y otra basada en trigo.

Madres caníbales

Los primeros análisis mostraron unos resultados dramáticos: aunque nacía un número de crías similar con ambas dietas, la supervivencia de estas caía drásticamente cuando solo se alimentaban de maíz. Si el ochenta por ciento de las crías sobrevivía a la lactancia cuando las madres tomaban la dieta de trigo, este número caía al cinco por ciento en el otro caso.

Según han informado los científicos, el proceso es realmente desagradable: «Las hembras acumulaban a sus crías junto a sus pilas de maíz antes de comérselas. Las pequeñas estaban vivas en ese momento».

Además de esto, las madres mostraron otros comportamientos anómalos. Por ejemplo, cuando los investigadores entraban en la habitación, comenzaban a correr en círculos, y después escalaban y golpeaban los comederos. Además, su lengua se oscurecía, y su sangre era anormalmente espesa.

El peligro de los monocultivos

Los investigadores recordaron que la deficiencia en vitamina B3 está asociada al síndrome de la lengua negra en perros, y a la enfermedad de la pelagra en humanos. Se cree que esta enfermedad causó importantes víctimas en Norte América y Europa entre mediados del siglo XVIII y del XX, y que está asociada a eccemas, demencia, canibalismo y homicidios.

Para averiguar si se trataba del mismo fenómeno, le suministraron a los hámsteres un suplemento de vitamina B3. Y así pudieron comprobar que el aporte bastaba para evitar que las madres devorasen a las crías.

Por ello, concluyeron que, al igual que pasa en humanos, la dieta estaba provocando cambios en el sistema nervioso de estos animales y la aparición de comportamientos relacionados con la demencia.

A la vista de estos resultados, los investigadores han alertado del riesgo que afrontan estos animales, y han defendido la necesidad de restaurar la diversidad de las plantas en el modelo de agricultura.

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